Al día siguiente de las elecciones municipales del 28 de mayo y justo un par de horas después del anuncio de convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio por parte de Pedro Sánchez, el portavoz d'En Comú Podem, David Cid, comparecía al lado del número dos de Ada Colau, Jordi Martí Grau, para hacer balance de la jornada electoral y establecer los ejes de la candidatura de los comunes en las elecciones legislativas. Bien, más que los ejes, el eje único, el que el mismo Cid verbalizó y que no era otra que ponerse "a disposición de Yolanda Díaz", asegurando que para parar el ascenso de la derecha "hacen falta proyectos nuevos como lo que encabeza Yolanda Díaz".

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Esta era, y con el paso de los días lo sigue siendo pero en versión corregida y aumentada, la estrategia de los comunes para un 23-J en que han quedado por el camino el candidato de las anteriores elecciones, Jaume Asens, y su propuesta programática diferenciadora, la celebración de un referéndum sobre el futuro político de Catalunya. Lisa y llanamente, para los comuns de la era post-Colau no hay más futuro que el que les proporcione a Yolanda Díaz y si hay que soltar lastre por el camino, incluida la posibilidad que la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, líder de facto de los comuns, lidere la candidatura catalana, se hace.

 

En este sentido, la renuncia de Asens a seguir liderando los comuns en el Congreso de los Diputados, aunque su mismo partido le reconoce los méritos de su actuación la pasada legislatura en aspectos como la reforma del delito de sedición en el Código Penal, implica un mar de fondo que, en la superficie, solo tiene una lectura posible, la de concentrar todos los esfuerzos a levantar desde Catalunya la candidatura de Yolanda Díaz, la cual solo será viable si consigue unos resultados significativos en tierras catalanas, donde en las dos últimas elecciones legislativas, los comunes han conseguido siete escaños.

Mantener el resultado

Desde una perspectiva histórica, hay que tener en cuenta que los comuns aparecieron como la versión catalana del 15-M, cuando pudieron articular una alternativa apoyada en la estructura de Iniciativa por Catalunya - Verds (ICV). En las elecciones generales de diciembre del 2015, y a rebufo de la victoria de Ada Colau en las municipales del mayo anterior, la candidatura En Comú ganó las elecciones en Catalunya, con un 24,72 por ciento de los votos y 12 escaños, una cifra desorbitada si se tiene en cuenta que en las anteriores elecciones legislativas, las de 2011, ICV obtuvo el 8,09% de los votos y 3 diputados.

 

La repetición de las elecciones en 2016 no supuso ningún cambio significativo para los comuns, ahora con la candidatura En Comú Podem, que repitió resultados: primera posición, un 24,53% de votos y los mismos 12 escaños. Ahora bien, en 2019 ya va se acusó una caída de voto que supuso, en las elecciones de abril, pasar a la tercera posición en Catalunya, con un 14,85% de votos y 7 escaños, los mismos obtenidos en la repetición de noviembre, con un 14,17% de votos y los mismos 7 escaños, a pesar de pasar de tercera a cuarta fuerza en Catalunya. Mantener el resultado es lo mínimo a lo que tendrían que aspirar los comuns si quieren ver a Yolanda Díaz como presidenta del gobierno español.

El fiasco del referéndum

En este contexto, las piruetas de los comuns con respecto al referéndum han sido muy oportunas para aclarar al posible votante la obediencia de la formación. La misma cabeza de lista por Barcelona de En Comú Podem, Aina Vidal, pasó, en poco más que un fin de semana largo, a defender con vehemencia la inclusión del referéndum en el programa de los comuns a aceptar que el portavoz de campaña de Sumar, el también catalán Ernest Urtasun, aparcara la cuestión a cambio, eso sí, de desenterrar la propuesta de recuperar el Estatut que recortó el Tribunal Constitucional hace ya más de una década.

La contrapropuesta de Díaz en todo ello, además, pasa por una actualización del viejo discurso de la España plurilingüística y si se quiere, pluricultural, pero de ninguna manera plurinacional. La misma líder de Sumar lo verbalizaba en Cornellà de Llobregat, en un acto donde a la exigencia de una movilización catalana a favor de Sumar solo se contraponía el fantasma de la derecha anticatalana representada por PP y Vox y la promesa, poco más que folclórica, de conservar una España "donde se pueda hablar catalán, gallego y vasco". En definitiva, los comuns no solo se han puesto al servicio de Yolanda Díaz, también al servicio de su idea de España, y estas son sus cartas de cara al 23-J. Fiarlo todo a la posibilidad que Díaz acabe formando parte del futuro gobierno español -¿con Colau de ministra?-, sin embargo, puede ser un arma de doble filo que acabe erosionando el músculo político de los comuns, ya muy tocado por la pérdida del bastión barcelonés y con la posibilidad de suspender la repesca de julio.