En Comú Podem (ECP) ha vuelto a poner de moda la confluencia de izquierdas después del porrazo de Catalunya Sí que es Pot el 27S. El secreto del éxito, como mínimo demoscópicamente, responde a la combinación de Ada Colau con un candidato que ha cuajado en una semana y un discurso nítido con el referéndum.

La propuesta nacional de En Comú Podem es la pantalla de la España plurinacional que Pablo Iglesias ha defendido sin complejos las tres veces que ha visitado Catalunya en esta campaña. Un maragallismo revisado en formato 3.0. Un maragallismo que el candidato Xavier Domènech pone al día con piercing en la oreja.

Dado por descontado el referéndum y el proceso, En Comú Podem centra sus ataques en Ciudadanos y el PSOE. Y de rebote busca al votante de la CUP, el de ERC desencantado con el apoyo a Mas y trata de hurgar en el votante mayor de 55 años que se mantiene fiel a la marca PSOE.

Plurinacionalidad

La defensa del referéndum d'En Comú Podem viene avalada por Iglesias. De hecho, es el megalíder de la formación el que ha advertido que en caso de que sus escaños fueran necesarios para investir a un gobierno tendrían que aceptar el referéndum soberanista. Y celebrarlo en un año.

El truco de todo es que ECP imagina que el Estado haría una oferta/propuesta con el fin de establecer una nueva relación entre España y Catalunya. "Queremos un país con Cataluya", expresa Iglesias en sus mítines después de definir su proyecto de Estado con el respeto al derecho a decidir, con la "fraternidad" y la plurinacionalidad. Un concepto que el expresidente Pasqual Maragall puso de moda cuando empezó a optar en el Palau de la Generalitat.

Confluencia catalana

Otro punto en común con el maragallismo es la reclamación histórica que pocos dirigentes del PSC hacían de un grupo propio en Madrid. "Es una confluencia plenamente catalana que aspira a tener un grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados", insiste Domènech en la particular road-movie de su campaña.

Ahora bien, el candidato de ECP recuerda que “nuestra libertad, la igualdad y la soberanía no se construyen solamente”, sino que “se conquistan con aliados, con fraternidad, porque juntos somos muy más fuertes”. Es decir, la confluencia Catalunya defiende las alianzas que la candidatura tiene en el resto del Estado.

Con Colau quizá sí se puede

La campaña d'En Comú Podem tiene un elemento que ni apareció en la campaña de las plebiscitarias: Ada Colau. La alcaldesa de Barcelona se ha remangado en estas elecciones hasta el punto que muchos spin doctors de la formación apuntan, con cierta ironía, que no se sabe si Iglesias ayuda a Colau, o Colau ayuda a Iglesias. En los actos, el candidato Xavier Domènech se vanagloria de la popularidad de los gobiernos de las diferentes confluencias que gobiernan en Madrid, Valencia, Cádiz o Zaragoza.

Colau vende y se vende, y sus intervenciones en los mítines elevan la moral de la tropa que ha llenado l'Hospitalet o Llefià. El efecto Colau se nota por su ausencia en los actos en pequeño formato, donde sin las grandes estrellas del firmamento confluente, pinchan. Un ejemplo fue Castelldefels donde, a pesar de gobernar no llegaron ni a 70 personas.

La alcaldesa barcelonesa invierte esfuerzos en esta campaña y nadie discute que quizás le sirve para tomar las medidas a una virtual candidatura estatal en futuros comicios españoles. Colau es la joya de la corona de candidatura, por eso los estrategas la hacen actuar en lugar donde el magnetismo de su figura puede robar más votos al PSOE o a C's.

C's, primer adversario

La dirección de campaña, una aglomerado de veteranos profesionales de ICV y EUiA, mentores de Podemos y mecánicos de Barcelona en Comú, tiene claros los enemigos a batir. Por un lado, Ciudadanos. Los de Albert Rivera son dianas de los ataques de los comuneros. Identifican el partido naranja con la derecha. "Es el nuevo falangismo de Albertito Primo de Rivera", como lo define la mano derecha política de Colau, su primer teniente de alcalde Gerardo Pisarello.

"Son el recambio del PP carcomido por la corrupción, son el partido del Ibex 35", apunta Colau, que recuerda la militancia durante once años como diputada y concejala del PP de Carina Mejías, portavoz de C's en el consistorio barcelonés.

"Gente de trajes elegantes y con máster pero sin hacer calle", acusa Iglesias cada vez que puede en sus actos electorales. "Entre Ciudadanos y En Comú Podem es la diferencia entre salarios o salarios dignos; o centralismo o democracia; o esperanza o Ibex 35 y gran banca”, insiste Domènech.

Un dato obliga a los comuneros a criticar a C's. En las elecciones del 27S, la formación de Rivera ganó en Nou Barris y en el cinturón barcelonés, es decir, en lugares donde el Colauismo impuso su ley en las pasadas municipales. Por eso centran la campaña en "las seis zonas de una T-10", el área metropolitana y la segunda corona.

PSOE, leña del árbol caído

El otro adversario es el PSOE. Esta batalla se nota mucho en Catalunya, donde el PSC se lo ha puesto fácil a Domènech. El candidato de ECP recuerda día sí y día también que la candidata socialista fue la creadora del "desahucio exprés". Un mecanismo que ha ilustrado la tragedia de la crisis de los últimos años y que ha impulsado Colau hacia la carrera política. El "relato" es clave: el PSOE es "viejo" y recuerda lo peor del pasado.

El votante del PSOE que busca ECP tiene más de 55 años y se mantiene fiel a su "marca electoral". Hay que tener presente que la mayoría de los participantes en actos electorales pertenecen en esta franja de edad. Parten de la premisa que el voto joven ya se informa por otros canales y que ya está casi movilizado hacia alguno de los dos partidos que todo el mundo define como "emergentes".

Imán para el voto de la CUP

Los analistas del partido también hacen números sobre los votos de la CUP que pueden caer en el cesto de ECP. Según los números de la última encuesta del Centre de Estudis d'Opinió, un 25% de los votantes cuperos del 27S podrían ir a parar al zurrón comunero. Es cifra supera el 21% de los votantes de la CUP en las plebiscitarias que ahora apoyarían a ERC.

Posiblemente por este motivo, Domènech recuerda que el 9N votó sí-sí y a la CUP en el 2012. La suya número dos, Marta Sibina, también reconoce que votó sí-sí y que si el Estado continúa inmóvil, volvería a votar independencia.

Ahora, "visión de Estado"

Durante la primera semana de campaña, ECP ha repetido el discurso de la remontada. Tras el debate de AtresMedia, el perfume de las encuestas le es favorable y se ha notado en la intensidad de los actos. "Se nos hace corta la campaña", apuntan fuentes del war-room de En Comú Podem. Una vez situado el partido en la parrilla de salida con posibilidad de sacar un buen resultado, el equipo de la confluencia quiere dar pátina de estadista al descamisado Iglesias.

Con este objetivo, Iglesias repite con constancia palabras como "cambio", "proceso constituyente", "visión de Estado" o "altura de Estado". El candidato a la Moncloa marca distancias con C's, a quienes critica como una "operación de marketing" que no quiere cambios sino prolongar con nuevas formas y "trajes elegantes" el legado de los gobiernos de PP y PSOE, el sistema.

Para abonar esta tesis, Iglesias recuerda la gestión de Colau o Manuela Carmena en Madrid –con bastante popularidad– como ejemplos de "seriedad y coherencia" para avalar que también pueden gobernar. Aunque se en mangas de camisa y piercing.