Esta semana ha empezado la campaña de incendios forestales. Los cuerpos de emergencias, centrados los últimos meses en las tareas de urgencia que reclamaba la crisis provocada por la Covid-19, se enfocan ahora en la lucha contra el fuego. El riesgo es alto, a pesar de las buenas previsiones que hay este arranque de campaña, con mucha humedad por las lluvias de las últimas semanas.
Marc Costa, director general de los Agents Rurals, encara su tercera campaña con mejoras con respecto al 2018, cuando llegó al cuerpo tocado por la muerte de dos agentes rurales en Aspa por los disparos de un cazador. Con el plan estratégico a medio desplegar, se empiezan ya a ver las mejoras y las nuevas herramientas que se ponen en marcha esta campaña precedida por unos meses duros de confinamiento, donde los Agents Rurals han tenido también su papel como cuerpo de emergencias. Balance positivo, pero mucho trabajo que hacer, aunque este mes de junio tendrá un estímulo más con la convocatoria de nuevos agentes para el cuerpo.
Durante el confinamiento y la crisis de la Covid-19 los Agents Rurals también han tenido una tarea concreta. Habéis sido un cuerpo de emergencias más que ha trabajado durante el confinamiento. ¿Cuál ha sido vuestro cometido y cómo lo habéis vivido?
Somos el cuerpo pequeño, a nivel de recursos operativos. Y quizás no tenemos la visibilidad de otros cuerpos. Nos hemos centrado en dos vertientes. Por un lado, la custodia del medio ambiente. Desde censos de fauna, con la suspensión de la caza hemos ido haciendo actuaciones excepcionales de captura de animales por cuestión de daños a la agricultura, o si veíamos que había una sobrepoblación de especies como el jabalí, que es una actuación que pertenece a cada sociedad de cazadores de cada área de caza, pero que no podían llevar a cabo y lo hemos asumido nosotros. Por otra parte, a través del Grupo Especial de Prevención de Incendios Forestales (el GEPIF es una unidad especial de prevención de incendios forestales, una unidad que tiene el departamento que dispone de vehículos como los de bomberos), hemos dado apoyo a aquellos municipios más pequeños que necesitaban tareas de desinfección de calles. Lo hemos hecho en el Pirineo, lo hemos hecho en Òdena durante el confinamiento, el alcalde de Igualada nos pidió una mano, nosotros se la pudimos dar. Hemos ayudado a dar un poco a más de seguridad a la población.
El 15 de junio empezó la campaña forestal. ¿Cómo la afronta el cuerpo de Agents Rurals? ¿Está marcada de alguna manera por la Covid-19?
La Covid-19 al tema forestal no afecta tanto, posiblemente afectan las condiciones meteorológicas que hemos vivido hasta ahora. Hasta ahora ha llovido mucho, la humedad de la vegetación y de bosques en general es alta, y el número de incendios hasta hoy son pocos, por lo tanto, se nos presentan los mejores datos de los últimos 15 años tanto de humedad como de incendios. Eso no quiere decir que no tengamos que estar atentos que venga una ola de calor típica de este clima mediterráneo donde estamos nosotros, con altas temperaturas, baja humedad y viento, que es el triángulo perfecto para el surgimiento de incendios importantes. Ya nos gustaría cada año que fuera igual, con estos datos pluviométricos, el bajo número de incendios, llevamos una setentena. Partimos bien, con el punto de cautela, esperando a ver cómo se presenta julio o si viene una ola de calor.
Entre las novedades de este año en la campaña forestal hay una prueba piloto que se hace en Avinyó para la prevención de los incendios provocados por las colillas que se tiran desde los vehículos. ¿En qué consiste?
Una de nuestras tareas es la vigilancia y la prevención de incendios forestales. Y como una de nuestras funciones es la investigación de las causas, una vez las tenemos identificadas, poder incidir sobre ellas. Una de las causas importantes son las colillas. Lo que hemos hecho como prueba piloto junto con el Departament de Territori fue diseñar y homologar una señal con el fin de recordar a los ciudadanos la prohibición de tirar colillas desde los vehículos. Escogimos Avinyó porque tuvimos un incendio en 2017 ocasionado por una colilla. Es una señal nueva, que no se había hecho nunca antes, pionera. Ninguna de las señales de tráfico es específica contra el lanzamiento de colillas. Es una acción prohibida por el código de circulación de tráfico que además puede ocasionar incendios. Por eso, junto con Territori, instalamos la señal en la carretera V-431. Es una prueba piloto para reducir los incendios forestales por lanzamiento de colillas y tiene un efecto disuasorio. Precisamente, escogimos este lugar porque el incendio quemó 80 hectáreas. Queremos reducir esta actitud negligente porque hemos tenido varios incendios importantes por esta causa como el de 2012 en el Empordà.
La otra novedad es el dron de ala fija. ¿Qué mejora supone?
Los drones, aparte de la autonomía de vuelo, son todas las cámaras que puedas instalar. La autonomía que te da un dron de ala fija es mucho mayor. Por lo tanto, eso nos permitirá más autonomía para perimetrar, pero también puedes, a través de cámaras, analizar el estado, la sequedad, de la vegetación. Es uno de los factores que pueden ayudar a que un incendio coja más o menos fuerza.
También estrenáis en esta campaña el kit de primera intervención...
Una de nuestras funciones es actuar sobre causas que puedan reducir el riesgo de incendio forestal, como puede ser el trabajo de la siega. En los nuevos vehículos tenemos un kit de primera intervención. Dentro de la tarea de vigilancia sobre el terreno de los incendios forestales, estos kits permiten tener más capacidad para una primera intervención. Son unos depósitos de 100 litros de agua que permitirán que si vemos un conato de incendio, podamos hacer una primera intervención hasta que lleguen los equipos de extinción. Y este kit también servirá mucho para la campaña de la siega que empieza ahora. Si funciona, instalaremos más el año que viene. Si tenemos más capacidad de intervención, podemos rebajar la superficie quemada.
Investigáis las causas de los incendios. El año pasado el 29,17% fueron intencionados. Pero, además, hay un 33,95% de negligencias y accidentes. Estamos ante un verano atípico. ¿Sabéis si en la montaña habrá más o menos gente?
Habrá más gente. Por suerte las condiciones son buenas. Pero estamos en unas condiciones atípicas frente a otros años. Habrá más turismo local, la gente saldrá más, hay pueblos donde las piscinas no abren, por lo tanto, las actividades típicas de verano cuando hace mucho calor no se podrán hacer, como se han hecho siempre. Seguramente, se lo pensarán antes de ir al extranjero y, por lo tanto, habrá mucho más turismo de proximidad.
Y eso incrementa el riesgo...
Eso incrementa el riesgo. Tenemos que pensar que la mayoría de incendios son provocados por la acción humana. Cuanta más gente haya en el entorno natural, más riesgo hay. Por eso, las buenas condiciones meteorológicas que hemos tenido hasta ahora compensan la mayor afluencia que esperamos esta campaña.
El Departament d'Agricultura está desplegando el plan estratégico de los Agents Rurals. ¿Se han podido incorporar nuevos efectivos al cuerpo?
Todavía no hemos podido desplegar el plan con respecto a los recursos humanos. Sí que hemos podido adquirir nuevos vehículos. Hay 59 nuevos vehículos pick-up que ayudan a renovar toda la flota de vehículos, pero en cuanto a número de agentes, justo ayer salió publicada la convocatoria que nos permitirá empezar llegar a la cifra prevista por el plan estratégico con el incremento de 300 agentes.
La consellera Teresa Jordà dijo durante la comparecencia en el Parlament de presentación de la campaña forestal que los incendios se apagan en invierno, haciendo referencia a las tareas de prevención y de la gestión del bosque, en el trabajo que hay que hacer antes de llegar al verano. ¿Cómo trabajáis en este sentido?
Hay dos tendencias. Una decreciente, que es la prevención de incendios forestales, en la cual creo que se está haciendo un buen trabajo, de hecho, los datos lo demuestran, porque hay una reducción tanto en número de incendios como en superficie quemada. Pero es una tendencia y a veces cambian. Los incendios se apagan en invierno. Es decir, se tiene que hacer una tarea de todo el año como la gestión forestal, diseñando, planificando y ejecutando infraestructuras forestales adecuadas para la prevención de incendios. Es decir, reduciendo el incendio forestal y la capacidad de propagación de este incendio. Eso se hace a través de una política de gestión forestal. También comprueban que haya las franjas de protección o que las líneas eléctricas tengan todas sus franjas de seguridad, y limpiando los caminos para que sean aptos para la circulación de vehículos. Hay otro dato importante que es la temporalidad. Nos estamos dando cuenta de que antes mayoritariamente los incendios se concentraban en la franja del 15 de junio y el 15 de septiembre. Y ahora vemos que esta franja se está alargando. El año pasado el 10 de junio ya tuvimos el gran incendio, en el Perelló, con 200 hectáreas quemadas, y eso ya nos empieza a indicar que el verano llega antes. Por lo tanto, ¿eso qué supone? Que tenemos que estar preparados para esta campaña forestal, ya no sólo como se había marcado el 15 de junio tradicionalmente, sino bastante antes, porque el verano cada vez se hace más largo y tenemos que estar preparados para eso.
¿Trabajáis conjuntamente con los Bombers en esta tarea de prevención?
Una de las funciones que tiene el departamento es el análisis del riesgo de incendio forestal y detectamos qué zonas presentan más sequía, cuáles son las zonas que presentan un riesgo de incendio más alto. Este análisis lo hace el Departament d'Agricultura, que tiene diferentes herramientas de análisis, como el mapa de riesgo de incendios forestales que se hace cada día, el mapa probabilístico que afecta a la campaña de los cereales y el control periódico del estado de la vegetación. Esta información se comparte con Bombers y ellos acuerdan con el departament las cremas prescritas; nosotros hacemos las cremas controladas que son de una extensión mayor y que hacemos en el Pirineo, que son para la recuperación de pastos. Nosotros actuamos sobre las causas y los Bombers revisan puntos de agua y otros elementos que les sirvan para su operatividad, que se centra más en la extinción. Nosotros, los Agents Rurals, nos centramos en la prevención y vigilancia. Así es como se complementan los dos cuerpos.