Al embajador español en Austria no le ha vuelto a pasar como en 2016, cuando una delegación catalana conmemoró la liberación del campo de concentración de Mauthausen al margen de la española, y se ha asegurado un papel en el acto que hoy ha hecho la representación catalana después de que ayer los catalanes desfilaran por su cuenta.
De hecho, este año el acto de homenaje ha sido especialmente significativo para los catalanes, ya que ha contado con la presencia del conseller de Afers Exteriors, Relacions Institucionals i Transparència, Raül Romeva, que ayer coincidió con el presidente de Austria, Alexander van der Bellen, con quien intercambió unas palabras. Romeva ha descubierto hoy una placa en nombre de la Generalitat de Catalunya en recuerdo a todas las víctimas del campo de concentración y, por extensión, de la barbarie nazi.
En plena ofensiva de la diplomacia española para fiscalizar cualquier movimiento del Govern en el extranjero, este domingo ha acudido al acto Alberto Carnero, el embajador español en Viena, que después de que la delegación catalana depositara a los pies de la placa una corona de flores, ha hecho lo propio con un ramo de flores en nombre del Gobierno español. España no cuenta con ninguna placa en este espacio. La presencia del embajador no ha evitado que varios asistentes llevaran esteladas, además de senyeres y banderas de Israel.
Esta muestra de protagonismo después de que en 2016 el Estado no tuviera ninguna presencia en los actos del Govern, ha sido justificada por Carnero asegurando que "un homenaje del Govern de Catalunya a todas las víctimas que murieron en los campos de concentración tenía que contar, por supuesto, con el Gobierno español", recordando que "el mensaje de Mauthausen" es que todos los que murieron en el campo "defendían ideas diferentes", pero que los unía "el padecimiento", hecho que genera "una fraternidad universal".
Una vez hecha la ofrenda floral, el embajador ha querido saludar personalmente al conseller, un hecho que desde el departament se ha considerado como un "gesto significativo". Carnero también estuvo presente en el acto de ayer con el presidente de Austria en Gusen, pero sin tomar la palabra.
En el acto de hoy también ha participado la alcaldesa de Mauthausen, Leitner Gudrun, y han estado presentes miembros de la Amical de Mauthausen, la Associació Catalana d'Amics d'Israel, Estat Català i Triangle Blau, además de varios escolares catalanes de visita en el campo. Romeva ha estado acompañado por el delegado del Govern en Austria, Adam Casals, y la directora general de Relacions Institucionals y con el Parlament, Carme Garcia.
Placa de Jesús Galdón
La placa inaugurada ha sido diseñada por el escultor Jesús Galdón. Escrita en catalán, castellano, alemán y hebreo, deja vislumbrar el muro sobre el que está colgada, testimonio "del auténtico horror", según ha explicado el conseller Romeva.
Con esta placa, situada al lado de otros tributos de gobiernos como los de Portugal, Bosnia y Montenegro, el Govern de la Generalitat quiere "hacer un manifiesto lleno de significado sobre lo que significó el nazismo parar los catalanes y catalanas", subrayando "el vínculo" entre el Holocausto y la Guerra Civil, pero también poner de relieve "la globalidad de esta lacra", ha explicado Romeva. De hecho, el texto de la placa, "Todo el dolor de un pueblo", hace referencia "al deber global" de reivindicar la memoria histórica, ya que "solo con una memoria histórica compartida y divulgada" se podrá evitar que los fantasmas del pasado se repitan, ha explicado Romeva.
El conseller ha recordado a los 1.800 catalanes que murieron en Mauthausen, el principal campo de concentración de Austria, y ha recordado la figura de Josep Miret, conseller de Proveïments de la Generalitat el año 1937, que ingresó en Mauthausen en 1942 y murió dos años después a manos de un oficial. "Hay que reconocer el rol de tantos supervivientes que han hecho de transmisores para que los que no vivimos la barbarie no la olvidemos", ha continuado Romeva, citando también a Francesc Boix y Antoni García, de quienes ha destacado su contribución al juicio de Nuremberg. Romeva también ha hecho un llamamiento a "reaccionar de una manera especialmente contundente ante cualquier síntoma que permita visualizar una ideología parecida" a la que condujo al Holocausto.