La presentación del libro de Germà Bel Cabòries des d'una galaxia bien llunyanya se ha convertido esta mañana en un duelo académico entre el diputado de JxSí y el exministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, sobre la evolución que, a opinión de uno y otro, tendrá el procés y la reivindicación de un Estado propio.
Margallo, que ha llegado al desayuno de presentación de la obra después de dejar claro en TV3 su posición crítica con la conferencia que ofrecerá el próximo lunes el Govern en Madrid, ha asegurado no sólo que no se arrepiente de haber pronosticado que una Catalunya independiente acabaría vagando en una galaxia lejana -la declaración que ha dado lugar al título del libro de Bel- sino que ha insistido en sus argumentos.
De hecho, la conversación entre el exministro y el diputado ha demostrado la distancia galáctica que separa la opinión de uno y otro, que no han conseguido ponerse de acuerdo ni tan sólo sobre el concepto de nación.
Para el exministro, el término nación "empieza a ser de plastilina", se encoge o se estira a gusto del consumidor. "Si se reconoce Catalunya por qué no Valencia", se ha preguntado.
Margallo ha saltado con especial contundencia cuando Bel ha equiparado nación y procés explicando que "en Harvard y en Princeton se enseña que nación es un grupo de personas que creen que lo son y están dispuestas a hacer los esfuerzos por demostrarlo".
"Yo soy graduado en derecho por Harvard y eso no lo he oído nunca", ha replicado el exministro.
"Todo eso ha cambiado una barbaridad", ha advertido Bel en un primer intento de señalar como desfasada la base conceptual del exministro. Sin embargo, Margallo no se ha dado por aludido y Bel le ha tenido que recordar que estuvo dando clases hasta hace pocos años. "¡Yo tampoco fui al colegio con Napoleón!", se ha sublevado ofendido Margallo.
Por el contrario, lo que sí ha dejado claro el político español es que él no es nacionalista. "Yo soy un patriota. El nacionalismo siempre es frente a otros y se niega siempre por definición a perder soberanía. Yo tengo pasión por mi país", ha explicado.
También esta puntualización ha recibido la réplica de Bel que ha advertido que es en los estados con pasado fascista donde el nacionalismo está mal visto y se lo sustituye por el patriotismo.
El duelo ha continuado a partir de la interpretación del derecho internacional y mientras el uno enumeraba todos los tratados internacionales que cierran el camino a la secesión, el otro aseguraba que no hay ni un solo artículo que lo impida. Una auténtica partida de ping-pong donde autores y jurisprudencia saltaban de un lado a otro de la mesa.
El afán de Margallo por la patria no le ha impedido dejar entrever su escepticismo. "Creo cada vez en menos cosas, creo en Dios, creo en España y en la concordia entre Catalunya y España", ha confesado.
Pero también ha hecho evidente una vena práctica. El exministro, que se ha presentado al desayuno con el libro que está preparando bajo el brazo, ha dejado claro: "Yo lo que espero es que alguien se compre mi libro".
Esta mañana, sin embargo, lo que se presentaba no era el libro de Margallo sino el del diputado Bel.