"De una crisis se sale, un ataque terrorista se supera, pero la disolución de España es absolutamente irreversible". Así se ha expresado este sábado en un mitin en San Sebastián el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, uno de los miembros más activos del Gobierno de Mariano Rajoy en el combate –verbal y diplomático– contra el llamado "desafío secesionista" (catalán).
Ha sido a menos de 24 horas que, según todas las previsiones, centenares de miles de catalanes vuelvan a salir a la calle convocados por las organizaciones soberanistas, la ANC y Òmnium, para protagonizar una nueva Diada histórica. Y con ésta, aunque la participación se presuma menor –algo que hasta el último momento no podrá certificarse– habrán sido ya cinco.
El ministro, que ha participado en un acto de la campaña del PP para las elecciones al Parlamento vasco del 25 de septiembre, ha descargado toda su artillería verbal contra el independentismo, aunque, particularmente, contra el catalán. García-Margallo ha explicado que, desde que es ministro, todos los viernes del año se ha reunido "un grupo de personas para discutir el desafío secesionista", en alusión a una suerte de célula formada por expertos y colaboradores del ministro que analizan la evolución del proceso catalán. A su juicio, este es "el desafío más grande de España".
"De una crisis se sale, un ataque terrorista se supera, pero la disolución de España es absolutamente irreversible", ha apuntado, aludiendo además, en un claro mensaje al PSOE y a C's a la situación de bloqueo de la política española y en un mes de septiembre de alto voltaje como el que se prepara en Catalunya.
Naciones Unidas
Margallo ha asegurado que un Estado "no lo es porque los habitantes de un territorio digan que son un Estado", sino porque la comunidad internacional le reconoce como tal. Por ello, ha insistido en que es "absolutamente inimaginable" que en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sea reconocida una declaración unilateral. Además, ha recordado que el pasado año España consiguió una declaración "firmada por los 193 países miembros" para ello. Erre que erre, el ministro ha advertido, referencia especialmente a Catalunya, de que "un territorio no tiene la menor posibilidad de ser Estado" sin el citado reconocimiento internacional y que, además, quedaría fuera de la UE, algo que se traduciría en "aislamiento y pobreza".
No obstante, y en lo que ha sido interpretado como un signo de debilidad manifiesta del Ejecutivo español, Margallo ha desplegado una intensa actividad diplomática para evitar que los gobiernos europeos y otras instancias internacionales se muestren sensibles ante las reivindicaciones del Govern de la Generalitat y los partidos independentistas. El último movimiento del ministro –que se sepa– se produjo el lunes, cuando entregó una carta al Vaticano y a su homólogo italiano para prevenirles de las consecuencias que Catalunya realice una Declaración Unilateral de Independencia.
Otros 40 años de paz
El ministro (en la imagen con Alfonso Alonso y diversos candidatos del PP vasco) se ha mostrado convencido de que lo que pase en Euskadi y en Galicia en las elecciones "va a ser determinante para España", en clara alusión al bloqueo político existente a raíz de la fallida investidura de Mariano Rajoy, y que puede llevar a la celebración de unas terceras elecciones generales en Navidad o poco antes.
Mirando hacia el PNV y la eventualidad que el lehendakari y candidato a la reelección Iñigo Urkullu tenga que apoyarse en los populares, tampoco se ha olvidado de los socialistas, a los que ha llamado a "sentarse en una mesa" a discutir "no sobre candidatos", sino sobre medidas para alcanzar un acuerdo. "Eso nos daría 255 escaños y nos permitiría hacer todas las reformas que son necesarias para hacer frente a los grandes desafíos y tener otros 40 años de paz, estabilidad, libertad y progreso como los trajo la Constitución, que no en vano se llama la Constitución de la Concordia", ha añadido.