El exembajador de Estados Unidos en España, James Costos asegura que el entonces ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, y el director de gabinete de Presidencia, Jorge Moragas, le "presionaron" para que el presidente Barack Obama diese un "respaldo claro" a la unidad de España durante su reunión en el despacho oval con Felipe VI, en septiembre de 2015.
Así lo relata en su libro El amigo americano. El hombre de Obama en España (Debate), coescrito con Santiago Roncagliolo. En él, cuenta la intrahistoria del momento en que Obama habló de una España "fuerte y unificada".
Según dice, él no podía anticipar nada de lo que haría el presidente, pero la mañana misma de la reunión, mientras esperaban al Rey, habló con Obama y con el secretario de Estado, John Kerry. Les dijo que un apoyo a España sería importante para un "país amigo", para él personalmente y para los empresarios estadounidenses, que necesitan "estabilidad y seguridad jurídica".
Obama dijo que lo haría y, según explica Costos, lo hizo con un "lenguaje diplomático" y de una manera que no llamara la atención en el "lenguaje cotidiano", porque los países no pueden interferir en asuntos internos de sus iguales y porque una declaración "demasiado apasionada" puede llevar a que otros países que consideren que sus problemas son equivalentes pidan declaraciones parecidas. Cuando se preparan las reuniones, dice, "los asesores se devanan los sesos buscando fórmulas para expresar apoyos sin que se conviertan en interferencias".
Con todo, pasó algo que puso "furiosos" a los españoles presentes en esa ocasión, y es que la intérprete se confundió al traducirlo al español. "Margallo no perdió la oportunidad de recordármelo: ¿Cómo ha podido pasar eso? ¿De dónde habéis sacado a la traductora?", le dijo el ministro.
Costos añade que le aseguró que sería despedida, aunque en realidad no sabe si fue así. Y añade que, puesto que los medios informaron del asunto dos veces, para corregir el error, "en cierto modo, la declaración tuvo más resonancia" de la planeada. Además, opina la referencia a una España unificada "era el apoyo internacional más claro que España había recibido hasta entonces" y su sentido resultó "clarísimo a todos los involucrados".
"Eres un crack"
En su libro, recuerda también sus esfuerzos para conseguir una visita a Washington de Mariano Rajoy ("en 2013, España llevaba años presionando para conseguir ese encuentro") y para mantener la de Barack Obama a España, aunque reducida, tras una matanza de policías en Dallas en julio de 2016.
Costos detalla que cuando se despidió de Rajoy, al acabar su mandato de embajador, éste le dio un "gran abrazo totalmente sorpresivo" en las escaleras de la Moncloa y le dijo: "eres un crack".
También relata la buena relación entre los Obama y los Reyes y las circunstancias que llevaron a que el entonces presidente de Estados Unidos telefonease a Juan Carlos I cuando se anunció su abdicación.
Además, asegura que el hoy Rey emérito fue "determinante para los planes de Obama de descongelar las relaciones con Cuba". Costos no da más detalles sobre este papel del exjefe de Estado, aparte de contar que, durante el almuerzo que mantuvieron en la Casa Blanca en 2010, hablaron mucho de América Latina.
Costos tuvo que hacer en España una presentación de credenciales 'exprés', en septiembre de 2013, justo antes de que Juan Carlos I se sometiese a una nueva operación, en un momento en que "se encontraba débil de salud física... y política". Un Rey, escribe, que "representaba la mejor España de la historia", aparecía como "un rey cansado, dolorido, agobiado por su propio peso".
Al hoy jefe de Estado le conoció en Oviedo con motivo de la entrega de los premios Príncipe de Asturias, y justo cuando se acababa de conocer que el Gobierno iba a convocarle para pedir explicaciones por el presunto espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). "Bueno, vas a tener que dar algunas explicaciones estos días, ¿verdad?", cuenta que le dijo Felipe.
Años después, cuando Obama dejó la presidencia de Estados Unidos, la única llamada oficial que recibió en sus primeras 72 horas de "ciudadano" fue la de Felipe VI.
Todos quedan bien
Costos también deja sus impresiones sobre los líderes políticos españoles: El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, le pareció "honesto y fiel a sus ideas"; el del PSOE y hoy presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, "correcto y profesional" y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, alguien que encendía las alarmas "por su capacidad de seducción": "Te decía exactamente lo que querías escuchar... Y luego lo aprovechaba para hundirte".
Sobre Iglesias, el exembajador asegura que no pudo entregarle, como pretendió, un regalo consistente en un libro sobre la brigada Lincoln, porque el protocolo lo prohíbe en esos encuentros. Obama recibió a los líderes políticos españoles brevemente en la base de Torrejón de Ardoz. El libro, "Obama nunca lo vio, a menos que a su regreso a Washington lo buscase en la sección de regalos del archivo presidencial", escribe Costos.