La polémica generada por las declaraciones del exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo, en las que soltó que el Estado presionó países de todo el mundo para que se posicionaran contra Catalunya, siguen generando debate. La cuestión está ahora en saber si hubo alguna recompensa para que estos países se pronunciaran en contra del procés y Margallo, totalmente dispuesto a comparecer en el Congreso para dar explicaciones, lo ha negado.

"No se trata de favores concretos ni de contraprestaciones como se harían en un contrato mercantil", ha subrayado en El Món a RAC1, donde ha querido dejar bien claro que "no se trata de favores, sino de una actitud amistosa hacia otros países que también la tienen con nosotros".

Margallo ha querido hilar todavía más fino, ha especificado que "el favor era pedir comprensión para nuestra posición" porque "no hay nada secreto en este tema" y, por este motivo, ha recordado que eso no es una cosa que sólo haga España porque "todos los países del mundo ponen encima de la mesa los intereses nacionales".

Cargando contra la posición del Govern, que considera que "no es igualmente defendible desde el punto de vista interno e internacional", el exministro ha querido poner encima de la mesa que lo que ha hecho el Estado es explicar al mundo "un relato alternativo" porque, además, "cualquier cancillería del mundo pregunta cuál es la situación y qué opinamos".

Absolutamente prioritario

El exministro ha confesado que desde que tomó posesión del cargo en 2011 puso en marcha un grupo de trabajo que se dedicaba a analizar la cuestión catalana porque lo consideró "un asunto absolutamente prioritario".

Según Margallo, "no hay ningún gobierno en el mundo dispuesto a ser comprensivo con las demandas del Govern". El argumento que da para justificar esta afirmación es que "el debate [sobre el procés] en sí mismo puede generar una cierta inseguridad en el futuro" y, además, "el dinero, que es cobardes, huye de estas situaciones".

Precisamente por eso, ha querido dejar claro que mientras "el riesgo se puede medir, la incertidumbre no", porque ésta "no es el mejor clima para hacer inversiones" y ha puesto de relieve que "informar a la ciudadanía de los riesgos de una secesión de Catalunya es perfectamente legítimo".

Los favores

Después de haber protagonizado un acalorado debate con el ex president Artur Mas esa misma tarde, Margallo explicó en el plató de El Cascabel qué estrategia siguió desde el Ministerio para conseguir que Catalunya no recibiera apoyos. Cuando llegó al frente del ente, convocaba una reunión cada viernes -durante los cinco años que estuvo al frente del ministerio- para dar "instrucciones muy concretas a embajadores y cónsules, porque respondieran a cualquier ofensiva".

Margallo celebró que la operación "salió bien" porque "fuera nadie les ha reconocido". De hecho, aseguró que desde Catalunya se había reconocido que "en la escena internacional han perdido en todo".

Los esfuerzos del gobierno español no fueron pocos. Él mismo había sido numerosas veces en los países bálticos -"no es que tengamos especiales intereses económicos, es que tenemos el tema catalán", concretaba-, en Canadá o en el Vaticano.

 

A partir del minuto 10

Junqueras lo sabía

El vicepresident del Govern, Oriol Junqueras, ya conocía la confesión que el exministro de Exteriores hizo en 13TV, cuando aseguró que desde el gobierno español había negociado secretamente con varios gobiernos de todo el mundo para evitar que se posicionaran a favor de la independencia de Catalunya. Lo dijo ayer en El Matí de Catalunya Ràdio, donde expuso: "[El exministro] me ha dicho varias veces que harían todo lo que pudieran para que no lo lográramos".

Ahora bien. También ha subrayado que, pese a ello, "el gobierno español lo consigue con los esfuerzos que hacen para impedirlo" y, reiterándose -como ya es habitual- que él es "sólo una pieza de un mecanismo formidable", exclamó: "¡Que nos inhabiliten, que hagan lo que crean que tienen que hacer!".