María Jesús Montero será este domingo formalmente proclamada líder del PSOE andaluz y se adentrará de esta manera en un conflicto de intereses dentro del socialismo y el Gobierno: la futura candidata a unas elecciones en Andalucía será la encargada de negociar el nuevo sistema de financiación singular para Catalunya. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda del ejecutivo de Pedro Sánchez iniciará esta nueva etapa, también, en un momento de máxima debilidad: se encuentra en plena guerra abierta con su socio de gobierno; Sumar podría sumar fuerzas con el PP y tumbar su decisión de hacer tributar el IRPF a los cobradores del salario mínimo. A pesar de las contradicciones y los conflictos con Yolanda Díaz, 'Chiqui' Montero asume el encargo de Pedro Sánchez de volver a convertir la autonomía andaluza en un bastión socialista con el fin de fortalecer territorialmente al PSOE.

 

Nacida en la capital de Andalucía en 1966 y licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Sevilla, María Jesús Montero es técnica en Función Administrativa de Hospitales. Entró en política en 2002, cuando fue nombrada viceconsejera de Salud de la Junta de Andalucía. En 2004 fue promocionada a consejera de esta cartera, un cargo que ocupó hasta 2012. En 2013 pasó a ser consejera de Hacienda y Administración pública de la Junta de Andalucía, un cargo que desarrolló hasta 2018, cuando el popular Juanma Moreno entró en la Junta de Andalucía con el apoyo de Ciudadanos y Vox.

Aquel mismo año, con la entrada de Pedro Sánchez en la Moncloa, María Jesús Montero se convirtió en ministra de la importante cartera de Hacienda; una cartera que todavía ostenta ahora. De hecho, junto con Fernando Grande-Marlaska, Margarita Robles y Luis Planas, forma parte de los únicos cuatro ministros que permanecen en el Gobierno desde que el actual líder del PSOE fue investido presidente del Gobierno hace ya más de seis años. Ha contado desde entonces con la plena confianza de Sánchez: entre enero de 2020 y en julio de 2021 fue también la portavoz del Gobierno, en julio de 2022 se convirtió en número 2 del PSOE con el cargo de vicesecretaria general, y en diciembre de 2023 se convirtió en la vicepresidenta primera del Gobierno.

El encargo de Sánchez: reconquistar Andalucía

Ahora, Pedro Sánchez pretende que María Jesús Montero haga el camino de vuelta. El presidente del Gobierno considera que, si quiere mantenerse en el cargo una legislatura más, necesita presentarse a las próximas elecciones generales con el PSOE territorialmente fortalecido. Ahora mismo, el partido se encuentra muy debilitado en este sentido, después de desangrarse en las elecciones autonómicas del 28-M de 2023. El único territorio importante que controlan los socialistas es Catalunya.

El PSOE decidió celebrar su último congreso federal, precisamente, en Sevilla; una evidente declaración de intenciones que admitió el mismo Sánchez en el discurso de clausura de aquel cónclave: es de extrema necesidad recuperar Andalucía. Para conseguirlo, hay que derribar la mayoría absoluta del PP en esta comunidad autónoma. Juanma Moreno ha traspasado el ecuador de su segundo mandato y es un hombre fuerte dentro del partido: pertenece al ala más moderada y es el nombre que, junto con el de Isabel Díaz Ayuso, suena como futurible sustituto de Alberto Núñez Feijóo. Para tumbarlo, Sánchez ha optado por colocar a una candidata de peso al frente del PSOE-A.

¿Una reconciliación con el 'susanismo'?

Así pues, la federación andaluza del PSOE celebra este fin de semana su XV congreso regional, en el que la vicepresidenta de Pedro Sánchez será proclamada formalmente líder del partido. Será la segunda mujer que asume este liderazgo. La primera fue Susana Díaz y precisamente una de las tareas que tendrá María Jesús Montero será la de reconciliar el 'susanismo' con el oficialismo de Ferraz. Se especula con la posibilidad de que el entorno de la expresidenta andaluza forme parte de la nueva secretaría regional que conforme Montero.

Conflicto de intereses: candidata en Andalucía y negociadora de la financiación catalana

Solo el PSOE y ella misma defienden en las últimas semanas que su nueva aventura no implica un conflicto de intereses: ser candidata en unas futuras elecciones en Andalucía y al mismo tiempo negociar la nueva financiación singular para Catalunya pactada entre socialistas y republicanos. Se le preguntaba precisamente sobre esta cuestión hace unos días en un plató de Antena 3 y su respuesta era que ambas cosas eran "completamente" compatibles. No obstante, no entraba en detalles. Se limitaba a recordar que el acuerdo firmado con Esquerra Republicana "responde a la vocación de autogobierno de Catalunya con el incremento en la participación de la recaudación de los impuestos" y que incluye también una cuota de solidaridad con el resto del Estado.

La cadena de televisión respondía a Montero mostrándole la opinión de ciudadanos andaluces a pie de calle sobre la financiación catalana; un pacto que calificaban de "vergüenza". La vicepresidenta contestaba que el Gobierno "siempre vela por la equiparación territorial y por el no enfrentamiento entre territorios". El as en la manga de Sánchez y Montero es convertir el pacto con ERC en un nuevo 'café para todos'. De hecho, en el congreso federal de Sevilla, el PSOE ratificó en su ideario que aboga por una financiación autonómica de "singularidades" para todo el mundo. Montero presidirá precisamente este próximo miércoles una nueva reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, en la que las comunidades gobernadas por el PP le recriminarán el pacto de los socialistas con los republicanos.

 

Sea como sea, Montero se estrena debilitada en esta etapa como líder del PSOE andaluz. Su decisión como ministra de Hacienda de hacer pagar el IRPF a los cobradores del SMI ha provocado una guerra dentro del Gobierno: no solo el PP, sino que también Sumar ha presentado en el Congreso de los Diputados una proposición de ley para impedir que estos trabajadores tengan que tributar este impuesto. Su Ministerio y el de Trabajo —liderado por Yolanda Díaz— negocian desde hace días para hacer las paces, pero de momento no han encontrado ninguna solución y ahora la vicepresidenta amenaza con ir al choque total con su socio en la Moncloa: vetar las proposiciones de ley que Sumar y PP han presentado en la cámara a través de una prerrogativa de la Constitución que permite al ejecutivo activar este veto si las Cortés tramitan una iniciativa que puede hacer disminuir los ingresos del Estado.

'Chiqui' Montero, la favorita de los periodistas de Madrid

Habrá que ver si el próximo movimiento de Hacienda en esta cuestión lo avanza la propia Montero en conversación informal con los periodistas que cubren la información política madrileña. Siempre afable con estos profesionales, la vicepresidenta fue galardonada el pasado diciembre con el premio a Mejor Relación con la Prensa que otorga la Asociación de Periodistas Parlamentarios de Madrid.

 

"¿Ya ha salido la Montero?" es una de las preguntas más habituales que un periodista realiza a otro periodista en el Congreso, en referencia a los momentos en que la vicepresidenta abandona el hemiciclo y cruza el pasillo para dirigirse a los despachos que el Gobierno tiene reservados en esta cámara. Es la ministra que se detiene con más facilidad con estos trabajadores para aclarar dudas sobre su Ministerio o, sobre todo, dejar clara cuál es la versión, posicionamiento o relato que hacen los socialistas en diferentes materias.

Como en estas conversaciones las cámaras están apagadas, lo hace sin pelos en la lengua y a menudo utiliza expresiones más coloquiales o propias de Andalucía. De hecho, es conocida entre los periodistas de Madrid con el nombre de 'Chiqui' Montero, porque un día se le escapó una de estas expresiones dialectales cuando contestaba una pregunta a una profesional de la información: "Pasarse en un presupuesto es fácil, no tiene problema; lo he dicho siempre, chiqui, son 1.200 millones, eso es poco, solo lo quitas o pones en una parte del presupuesto".