Mariano Sánchez Soler (Alacant, 1954) es periodista y escritor. Hace más de cuarenta años que estudia el franquismo y la extrema derecha en España. Lo prueban la ristra de reportajes y artículos firmados en diarios y revistas y una pila de libros sobre la cosa, como Los hijos del 20-N. Historia violenta del fascismo español (1993), Descenso a los fascismos (1998) o La familia Franco, S.A. (2003, reeditado en 2019). Roca Editorial publica ahora La larga marcha ultra, donde explica por qué la extrema derecha que encarna Vox ha tardado más de ocho lustros en entrar en las instituciones y cómo se ha regenerado más tarde que en países como Francia, Italia o Alemania. La ultraderecha —explica en un valenciano roto y directo— crece amparada en cinco factores: la defensa a ultranza de la unidad de España, la xenofobia, la denuncia de la corrupción, la inseguridad ciudadana y el restablecimiento de la antigua y supuesta grandeza de España. Parece que en este abanico de causas falta alguna y por aquí arranca la conversación.
¿El independentismo catalán "ha despertado la bestia" de la ultraderecha?
Eso no es verdad. Es absurdo. La bestia ya estaba despierta, ya existía. La ultraderecha utilizó el procés independentista para ganar votos en España planteando lo que ya planteaban: España, España, España; España una; la reconquista... El independentismo ayudó a movilizar a esta gente, pero sin procés habría sido lo mismo. Vox arranca desde Roncesvalles hablando de Reconquista. Parece broma, ¿verdad? No lo es. En Castilla y León hablan de Castilla la Vieja... Ellos han sabido a qué gente dirigían su política y han ido a buscarlos. Es una exageración oportunista decir que el independentismo ha despertado la bestia.
¿El independentismo no es un factor de peso en la irrupción de Vox?
No. Vox es un giro a la derecha de toda la sociedad española. El procés independentista sólo fue un estímulo. Vox ha crecido por el nacionalismo español. Esa gente grita todo el rato España, España, España, y cuando aparecen los independentistas, pues... ya les va bien. También hay que contar con la xenofobia interna...
"Vox es un giro a la derecha de toda la sociedad española. El procés independentista sólo fue un estímulo. Vox ha crecido por el nacionalismo español"
...contra los catalanes, un clásico.
Yo no lo veo tan así. Conozco a muchos españoles que no toleran que se hable mal de los catalanes porque Catalunya les dio la posibilidad de tener una vida.
Otro clásico.
Vox es la utilización de la xenofobia para promover el bienestar de la época de Franco, el capitalismo salvaje de aquella época, el "milagro español". Es un discurso de consignas muy sencillas pero muy contundentes. Se aprovechan también de la desaparición de los políticos tradicionales. ¿Por qué Josep Anglada [fundador de Plataforma per Catalunya] da el salto? Por la polémica de la mezquita en el centro de Premià de Dalt, un problema que los políticos locales no supieron enfrentar. Ahí llega Anglada, un gran oportunista, y promete que lo resolverá en un abrir y cerrar de ojos. Él crece porque los responsables políticos no abordaron aquel problema, no hablaron con los vecinos mirándoles a los ojos. Los vecinos, que se sentían solos, recurrieron al primero que llega diciendo açò ho pague jo, como decimos en Alcoi. Si el político desprecia los problemas de la gente, alguien lo aprovechará. Una cosa buena de la democracia es que permite negociar y dar salida a los líos. Pero si los dejas sueltos... te estallarán en la cara. Si eres político, tienes que resolver, negociar. Si no lo haces, aparecen liderazgos alucinantes.
¿Cuál es el factor clave en el resurgir de la ultraderecha, pues?
La crisis del PP y del PSOE. Unos por la corrupción brutal y la falta de liderazgo; los otros porque están agarrotados después de gobernar mucho tiempo y son incapaces de hacer política e ilusionar a la gente. Esta crisis permite la aparición de Vox en Andalucía en 2018, un partido sin militantes que llena las listas como puede. Incluso los votaron en barrios donde no habían enviado a nadie a hacer campaña. Con una campaña demencial, copiando a Trump, a base de memes, utilizando las redes sociales a gran escala, consiguen dialogar con los jóvenes y los alejados de la política, gente desanimada a quien le gusta la idea de resolver los problemas de un golpe.
¿Y la crisis económica?
No es fundamental. La clave es que la gente más despolitizada también tiene problemas y no va a buscar las soluciones en los partidos tradicionales sino en alternativas como Vox.
¿Los votantes de Vox son nuevos votantes?
En buena medida, sí. Porque el PP chupa votantes de Ciudadanos y los de la izquierda se quedan en casa. ¿Cómo se explica, entonces, que Vox avance teniendo en contra a todos los medios de comunicación? Pues porque ha creado canales nuevos en internet, en las redes sociales, en los servicios de mensajería... y ahí capturan público nuevo. Uno de los hechos que me hacen reflexionar es que la mayoría de sus votantes ignora la dictadura [franquista] porque han nacido después. Ignoran todo el dolor y la perversión derivadas de aquello. Nadie se lo ha explicado. En la escuela y en el instituto nunca se llega a explicar esta época, es la última lección.
¿Quién proporciona a Vox esta, llamémosle, inteligencia electoral?
Lo copian del trumpismo. En el libro yo explico el peso de Steve Bannon [el primer estratega jefe de Donald Trump] y, especialmente, el de Rafael Bardají [un antiguo asesor de José María Aznar], que saben cómo operan los movimientos neoconservadores en los Estados Unidos y en otros países. Vox lo imita. Manipulan la realidad, hacen campañas en broma, promueven una realidad alternativa... Una vez dentro de las instituciones ya tienen altavoz. En Vox habían trabajado mucho como hacer campaña desde los escaños para aparecer en los medios de comunicación. Todas sus ocurrencias salvajes e insultantes siempre han acabado marcando la agenda informativa cotidiana. Conceptos como "dictadura progre", "casta LGTBI", "feministas supremacistas"… todo eso les ha funcionado de maravilla y han conseguido que muchos de los suyos dejen de tener vergüenza de ser fachas. Poco a poco esas expresiones se normalizan porque muchos medios de comunicación las reproducen y difunden.
"Si el político desprecia los problemas de la gente... le estallarán en la cara. Si eres político, tienes que resolver, negociar. Si no lo haces aparecen liderazgos alucinantes"
Es decir, que Vox no sólo es la ultraderecha primitiva y cómica de los años 80 y 90 del siglo pasado pero sin la parafernalia falangista o neonazi.
Claro que no. Jean Marie Le Pen [el fundador del Frente Nacional francés] empezó a funcionar al dejar atrás todos los estereotipos, incluido el personal: se sacó el parche del ojo, se puso uno de vidrio y gafas, dejó de lado toda la parafernalia paramilitar, afinó su discurso... Les funcionó. En toda la zona metropolitana de París pasaron de votar al Partido Comunista a votar al Reagrupamiento Nacional. Aquí es parecido. En las últimas generales, en L'Hospitalet de Llobregat, donde más votos sacó Vox es en las zonas con más inmigración. En el barrio con más migrantes de Sevilla también fueron los más votados y ni habían hecho campaña. No colgaron ni un solo cartel. Son zonas de gente abandonada que viven unos cambios brutales, con paro, con migrantes que viven de otra manera... Piensan que Vox les resolverá los problemas —mentira, porque no les resolverán nada—. Es un fenómeno que se ha repetido en toda Europa.
¿Es muy diferente Vox de la ultraderecha del inmediato postfranquismo?
Aquella extrema derecha sale de la dictadura, del aparato del Estado franquista. Blas Piñar [fundador de Fuerza Nueva, el partido franquista más notable de la Transición], Falange, los tradicionalistas, los excombatientes [los veteranos del ejército franquista]... Gente del régimen que, cuando llega la transición, intentan mantener el aparato y la ideología del difunto el estado autoritario. Eran personas mayores nostálgicas del franquismo y gente muy joven, más partidaria de un régimen neofascista. Entre los nostálgicos y los cachorros no había nada. Las personas de mediana edad, las que garantizan la continuidad, querían pilotar la nave y estaban en Unión de Centro Democrático (UCD) o en Alianza Popular (AP) y no en el neofascismo, el estado autoritario o un partido de extrema derecha a imitación del Movimento Sociale Italiano (MSI) de Giorgio Almirante. Cuando gana el PSOE, en 1982, la extrema derecha nostálgica del franquismo fracasa. Fuerza Nueva se disuelve como partido. Montan el Frente Nacional a imitación de Jean Marie Le Pen y de Almirante. Y vuelven a fracasar. El discurso de extrema derecha que funcionaba en aquel momento era el de Ruiz Mateos [empresario español que funda un partido con su nombre a raíz de la expropiación de Rumasa, su grupo de empresas], que en las elecciones europeas de 1989 consigue dos diputados.
¿Ruiz Mateos captaba los votos de la extrema derecha?
Totalmente. Gente resentida, antisistema, autoritaria, contra el PSOE... fachas, en fin. Fachas ideológicos y militantes. En aquel momento, los jóvenes que habían estado en grupos como el Frente de Juventudes, el Movimiento Social Revolucionario, Cedade... aún son demasiado jóvenes. Son gente intelectual que elabora discurso. Pero a la extrema derecha típica no le funcionaba este discurso aunque había renovado la militancia.
¿Qué discurso?
El franquismo. España, España, España. Los españoles somos los primeros. El Imperio. La historia antigua...
Eso no tiene color contra un Adolfo Suárez o un Felipe González que entonces ofrecían Constitución, Estatuto de los Trabajadores, Seguridad Social universal...
Claro. La ultraderecha no tenía un buen discurso y todas las iniciativas que arrancaba acababan mal. Por ejemplo el Partido Demócrata Español, una escisión a la derecha del PP de 1996 que no pasó de los diez mil votos. En ese intervalo, sin embargo, las fuerzas de extrema derecha van generando doctrina y se reúnen. No tenían ninguna posibilidad electoral, sin embargo. Hacen política sin resultados. Hasta 2013, cuando se produce otra escisión por la derecha del PP llamada Vox. Gente del sector duro, que sabía por dónde tenían que ir. En las elecciones europeas del 2014 no ganan un escaño por poco. En ese momento se dan cuenta de que el invento les puede funcionar. Vox, que empieza de la nada, que incluso pierde a los fundadores, se construye a partir de un nuevo discurso, la xenofobia, que en Europa es un discurso viejo: los españoles primero.
Nativistas.
Sí. Identitarios. Empiezan a hacer crecer esta movida con revistas intelectuales, con gente que venía de Falange, que ya se había presentado a elecciones, gente sobre todo de Plataforma per Catalunya, otros que venían del Movimiento Social Revolucionario... Gente de pasado neofascista, neonazi...
"Vox y una parte de la judicatura, del alto funcionariado, de las fuerzas de seguridad... sintonizan ideológicamente, son parte de la misma manera de estar en política, se conocen personalmente, son las mismas familias..."
¿Vox está protegido por una parte de la judicatura, del alto funcionariado, de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado?
Sintonizan ideológicamente, sí. La derecha siempre hace las cosas de una manera sibilina. Tiene un plan a largo plazo. Van colocando a su gente y lo que ahora vemos al Poder Judicial, el Tribunal Supremo y el Constitucional es el resultado de 20, 30 años de trabajo, de situar personas ideológicamente afines. Los dirigentes [de Vox y de estos cuerpos del Estado] son de la misma clase social. Yo no veo diferencia. Son parte de la misma manera de estar en política, se conocen personalmente, son las mismas familias, son parientes... gente de elite. Es el mismo universo vital. Y las fuerzas de seguridad... lo que haga falta. Después de la "policía patriótica" organizada por el ministro del Interior... ¿de qué hablamos? Después de eso...
¿Después de eso, qué?
A ver, a mí me parece que si cuando se tenía que hacer un cambio de verdad no se hizo y se dejó a todo el mundo en el mismo lugar con nombres diferentes... La Brigada Político Social [BPS, la policía política del franquismo] se renombró como Brigada de Información y se adaptaron las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado [franquista] a las nuevas leyes. Les dijeron: ser comunista ya no es delito, no lo persigáis. Etcétera. En este entorno, los [agentes] que vienen detrás llegan con la misma actitud de antes, sin cultura democrática... Vox, aquí, está seguro.
¿Y el Rey?
A Felipe VI lo hacen rey para parar la posibilidad republicana a raíz de los escándalos de su padre. Todo lo que ahora sabemos de Juan Carlos era sabido. Las comisiones de empresas o de las monarquías del Golfo Pérsico, los regalos de los empresarios... todo eso era conocido y se veía bien. No había manera de publicarlo, eso sí. El Rey se escudaba en el discurso de que había parado el golpe de estado del 23 de febrero de 1981, que él se había ganado el puesto, que era necesario. Es como en la película Amanece, que no es poco [José Luis Cuerda, 1989], cuando dicen aquello de "Tú eres necesario, nosotros somos contingentes". Juan Carlos se ganó la impunidad. Felipe VI, en cambio, no se la ha ganado. La ha heredado.
"Al capital no le preocupa nada Vox, porque son neoliberales. No ven ningún problema. Al revés, mejor para ellos si Vox consigue hacer más dóciles a los ciudadanos y desarmar a la gente de los instrumentos que tienen para defenderse"
¿No es extraño que los descendientes de los falangistas ahora sean tan monárquicos?
Es que no son monárquicos ni republicanos. Son fascistas. A ellos les da igual. Pueden gobernar como Mussolini en Italia, con un rey [Víctor Manuel III] hecho una figurita. En Vox dicen que defienden la monarquía porque creen que es una manera de reprobar a PP y PSOE. Es puro oportunismo.
Que casi medio siglo después de la muerte de Franco el fascismo siga tan vivo... ¿Qué cosa, no?
En 1975, cuando muere Franco, todo el mundo era franquista. Podríamos enumerar toda una serie de razones de por qué. El caso es que, de golpe, la gente se hizo de centro. En el fondo, sin embargo, no se curó el sustrato autoritario del país. España se convirtió en otra cosa pero no había otra cultura política que la de la dictadura, que se ha mantenido estas décadas. Si eso no se sana, tarde o temprano vuelve a aparecer. Umberto Eco lo llamaba "el fascismo eterno".
¿Y entonces, qué?
Cada vez que un síntoma de este fascismo aparece, tenemos que combatirlo. En la escuela, en los medios de comunicación, los mismos políticos... La sociedad no cambia porque te llames demócrata. ¿En qué consiste tu democracia? Democracia es entender la libertad. Las personas somos como el capitán Renault de Casablanca, que cobra sobornos del dueño del bar para hacer la vista gorda en las apuestas. Cuando los nazis le ordenan que cierre el local, se hace el escandalizado y dice aquello de "¡Estoy en shock! ¡Aquí se juega!" mientras un camarero le mete un sobre dinero en el bolsillo. Vox es un fenómeno parecido. Su ideología siempre está, pero hasta ahora no había tenido una expresión política diferente del PP. Y al capital no le preocupa nada Vox porque son neoliberales. No tienen ningún problema. Al revés, mejor para ellos si Vox consigue hacer más dóciles a los ciudadanos, debilitar a los sindicatos, las ONG... y desarmar a la gente de los instrumentos que tienen para defenderse, aunque no sean los mejores.