El escritor Mario Vargas Llosa ha muerto este lunes a los 89 años en su casa de Lima. Más allá de su carrera literaria, que lo llevó a recibir el Premio Nobel de Literatura en 2010, Vargas Llosa también fue muy activo políticamente, primero en su país natal, Perú, y después en España, en una lucha acérrima contra el independentismo. En los años 90, el escritor se presentó a la presidencia de Perú, pero finalmente Alberto Fujimori lo venció en segunda vuelta. El escritor también fue muy crítico y combativo con el independentismo catalán, e incluso se alineó con el nacionalismo español y participó en la protesta contra el referéndum de 2017. Además, simpatizó con políticos del PP, como Isabel Díaz Ayuso. Incluso, el ya extinguido Ciudadanos se planteó el fichaje del peruano como cabeza de lista para las elecciones a la Comunidad de Madrid de 2019.
El independentismo, el "gran problema de España"
Vargas Llosa vivió cinco años en Barcelona, pero no por ello sintió simpatía alguna por el movimiento independentista. En 2017, antes del referéndum del 1-O, en una entrevista en una emisora colombiana, lamentó: "No me habría podido imaginar nunca que Catalunya retrocediera hacia el nacionalismo primitivo". Y se mostraba sorprendido de que los catalanes "puedan estar a favor de algo tan retrógrado como el nacionalismo". Según reflexionaba Vargas Llosa, el independentismo "es sin duda el mayor problema que tiene España" y que durante los años en los que él vivió en Barcelona "hizo muchos amigos catalanes y ninguno de ellos era independentista". En varias ocasiones, el escritor expresó su contrariedad por lo que consideraba "un relato ficticio".
A lo largo de los años, han sido muchas las manifestaciones de Vargas Llosa contra el catalanismo y a favor de todos aquellos que se habían mostrado contrarios. En 2018, en un acto de conmemoración de los 40 años de la actual Constitución española, alabó el discurso que Felipe VI pronunció el 3 de octubre de 2017, justo después del referéndum del 1-O. Según defendió el escritor peruano-español, los 40 años han sido de "democracia, legalidad y libertad," y que han sido "lo mejor que le ha pasado y que ha hecho España". El premio Nobel también llegó a afirmar que "no hay partido más tradicionalista y reaccionario que la CUP, en cambio, de Ciudadanos, aseguraba que "no había partido más progresista".
Participación en manifestaciones contra el independentismo
La postura del autor de La fiesta del chivo contra el independentismo lo llevó a participar en manifestaciones. La primera en la que se le vio fue la organizada por Sociedad Civil Catalana (SCC) en octubre de 2017. Acompañado de la plana mayor del Partido Popular y de UPyD, el escritor cerró la manifestación con un discurso en la estación de Sants, donde alertó de que "la pasión puede ser peligrosa cuando la mueve el fanatismo y el racismo. La peor de todas es la pasión nacionalista".
En una movilización en la que, según SSC, participaron 950.000 personas, Vargas Llosa se mostraba a favor de la unidad de España y definió el día como "la mejor demostración" de que existe un sector "muy amplio de catalanes" que no quieren el "golpe de Estado propiciado por el Govern" con el referéndum del 1-O". "Se necesita mucho más que una conjura golpista de Puigdemont, Junqueras y Forcadell para destruir lo que han construido 500 años de historia. No lo permitiremos", advirtió. Y pidió: "No queremos que los bancos y las empresas se vayan de Catalunya como si fuera una ciudad medieval asediada por la peste".

A favor de Bolsonaro
Los posicionamientos políticos de Vargas Llosa también se extendieron a Brasil. En 2022 mostró su apoyo al ultra Jair Bolsonaro para las elecciones de Brasil. El escritor no quería que ganara el candidato alternativo Luiz Inácio Lula da Silva, y así lo expresó en una charla en Uruguay. "El caso Bolsonaro es muy difícil. Las payasadas de Bolsonaro son muy difíciles de aceptar para un liberal. Pero ahora, entre Bolsonaro y Lula, por supuesto que prefiero a Bolsonaro. Incluso con la locura, Bolsonaro no es Lula". Según el escritor, Lula era un político considerado con afecto en Europa, aunque fue condenado "por ladrón".