Nuevo incidente turbio contra el Gobierno de coalición. Si hace un año un exmilitar disparaba contra fotografías de miembros del ejecutivo, ahora han recibido las balas de verdad. Según confirman fuentes del Ministerio del Interior, el ministro Fernando-Grande Marlaska, el líder de Podemos Pablo Iglesias y la directora general de la Guardia Civil María Gámez ha recibido durante las últimas horas una carta amenazadora con una bala en su interior. El caso ya está en manos de las autoridades policiales.
Según las fuentes del Ministerio del Interior, la carta decía lo siguiente: "Tienes diez días para dimitir. El tiempo de reírte de nosotros se ha acabado. Policía Nacional, Guardia Civil. El tiempo lo tienes en contra para los taponazos". El texto va acompañado de dos cartuchos del calibre 7,62x51mm. El ministro Marlaska la ha recibido este mismo jueves en la sede del Ministerio, con matasellos del 19 de abril, y ha denunciado los hechos en dependencias policiales. Serán analizadas en la Comisaría General de la Policía Científica.
Por su parte, la directora de la Guardia Civil recibió ayer la carta, que recogió su secretaria de despacho, y lo denunció ante la Unidad Central Operativa (UCO). El sobre, también con una nota amenazadora sin firmar, contenía un cartucho del calibre 7,62mm.
Según fuentes del entorno de Pablo Iglesias, su amenaza también ha llegado a la suyo el Ministerio del Interior. Según estas fuentes, el exvicepresidente y candidato de Podemos a las elecciones madrileñas hay encontradas dos balas de Cetme. Iglesias, que ya ha sido víctimas de amenazas similares, también lo pondrá en manos de la policía.
Vídeo con disparos
En junio del año pasado ya fue detenido un exmilitar que aparecía en un vídeo que se difundió rápidamente por las redes sociales. Se lo ve disparando con escopeta contra fotografías de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Fernando Grande-Marlaska, Irene Montero y Pablo Echenique. El vídeo simulaba un juicio y cuando una persona gritaba "sentencia" se veía al exmilitar disparando. Al acabar los tiros se oía una sonora risotada. Pero el caso ha quedado en muy poca cosa. El pasado febrero, el juez de la Audiencia Nacional archivó provisionalmente al no ver delito de amenazas y, por petición del fiscal, lo remitió a los juzgados de Málaga por si hubiera un delito de odio.