Marta Rovira, que actualmente se encuentra exiliada en Suiza, es una de las damnificadas por el Procés y una de las posibles beneficiarias de la nueva ley de amnistía que se ha aprobado definitivamente este jueves en el Congreso de los Diputados. Después de un largo y complicado camino de muchos meses, la secretaria general de Esquerra Republicana ha celebrado poder vivir un momento histórico, aunque todavía hay mucha incertidumbre En una entrevista en El món a RAC1, Rovira ha reconocido que queda mucho trabajo por hacer, aunque "hoy damos un paso importantísimo. La aprobación de la amnistía es una gran victoria política, pero los próximos días tendremos que trabajar para que sea realmente efectiva y para que los jueces la apliquen correctamente", ha dicho la secretaria general de ERC, que no descarta quedarse a vivir en Suiza, donde ha vivido su exilio, aunque pueda ser amnistiada.
El camino del exilio
La secretaria general ha recordado el proceso personal que tuvo que vivir cuando decidió emprender el camino del exilio hace seis años, y las implicaciones familiares y personales que tuvo que pasar. "Llegué en marzo del 2018, después de aquel octubre del 2017. Fui a declarar una vez al Tribunal Supremo, y al cabo de tres semanas me volvieron a llamar, en febrero del 2018, para revisar mi situación de libertad provisional. Vi muy claro que allí solo podía pasar una cosa, que era ir a la prisión. Entonces fue cuando con la familia decidimos que queríamos lucharlo, y que teníamos que lucharlo, porque yo tenía una niña de seis años".
La libertad de poder decidir
Su hija Agnès cumplió los siete años un día después de que su madre se marchara al exilio, "y ahora tiene 13, ha pasado mucho tiempo, muchísimo", recuerda Rovira, que se encuentra en un momento de reflexión personal y familiar en cuanto a la decisión del retorno en casa. "Este es el gran debate que tenemos, en casa nos gusta la democracia, y como ahora ya tenemos una persona que se ha hecho mayor y se ha tenido que hacer mayor vistas las circunstancias, lo hablamos, de forma muy natural". En un principio, Rovira se marchó sola a Ginebra, mientras su hija Agnès y su compañero Raül se quedaron en Vic. "Ella me venía a ver los fines de semana, y cuando insistió en que 'yo quiero estar contigo, quiero vivir contigo", que quería coger el avión cada día, le expliqué que en Ginebra también había escuelas, y ahora estamos haciendo lo mismo, mi compañero ha encontrado trabajo aquí, Agnès está muy integrada". La secretaria general de Esquerra agradece a todos los que la acogieron en Suiza y se convirtieron en otra familia, y a pesar de que en "Vic está mi vida, lo que quiero es tener la libertad de poder decidir, ir y venir, poder decidir, y poder defender mis ideales políticos sin esta persecución incesante que hemos tenido sobre la cabeza".
La secretaria de ERC mira atrás y reconoce que "han sido 6 años muy trepidantes. Llegué por un delito de rebelión, después en 2019 me pidieron un delito de sedición, en enero del año pasado ya fue desobediencia, igual que Clara Ponsatí, y ahora ya es terrorismo, entonces, es un camino que hemos ido haciendo y ahora espero poder superarlo con la ley de amnistía y poder recuperar la libertad para defender mis ideales, lo que creo que es mejor para mi país, y sobre todo la libertad personal para poder decidir qué quieres hacer con tu vida y lo que queremos hacer nosotros como familia".
Una secretaría general sobre el terreno
Rovira no sabe si la ley de amnistía "para mí tendrá efectos en un mes, dos meses, un año, dos años, no tengo ni idea", pero en cierta manera, ha vinculado esta incertidumbre a su decisión de poner fin a su etapa como secretaria general en el congreso del próximo noviembre. Es hora de que tenga una secretaría general a todos los efectos sobre el terreno, porque estamos en un momento que hay que reflexionar, hay que repensar y estamos en un nuevo ciclo político después de los resultados electorales del 12 de mayo. Y, por tanto, Esquerra tiene que hacer una nueva apuesta política, y en la secretaría general tiene que haber alguien que tenga la libertad de moverse por todo el país y con todas las facultades para hacer el trabajo".
Una gran victoria política
Marta Rovira cree que la ley de amnistía "es una gran victoria política", pero "todavía tendremos que trabajar en los próximos días para que esta victoria sea efectiva", porque el gran reto de la ley, "tal como hemos dicho desde el primer día, es su implementación", que depende "de cada juez, de cada caso, pero los jueces, en una democracia y un Estado de derecho lo que tienen que hacer es aplicar la ley, y esperemos que eso sea así, no tendría que ser de otra manera".