"Hemos ganado, esto de hoy es una victoria absoluta y lo tenemos que celebrar. Hace demasiados días que el independentismo no celebra nada, esto tiene que ser un chorro de energía positiva". Estas han sido las primeras palabras de Marta Rovira al volver a pisar Catalunya, en Cantallops, donde el independentismo ha celebrado el acto de recibimiento de la secretaria general de ERC y del resto de exiliados que salieron ayer de Suiza: Ruben Wagesberg, Jesús Rodríguez, Oleguer Serra y Josep Campmajó. Rovira ha empezado su discurso muy emocionada de poder volver a estar en Catalunya, solo pocos días después de saber que podría abandonar Suiza en el momento en que el juez García-Castellón archivó la causa del Tsunami. A pesar de esta emoción inicial, el tono de Rovira ha ido ganando fuerza y después de reivindicar esta victoria, también ha dejado claro que el exilio los ha hecho más fuertes y, sobre todo, más convencidos de seguir luchando por la independencia de Catalunya.
"Hemos venido aquí para acabar el trabajo que dejamos a medias, para volver a recomenzar. ¿Qué día se nos ocurrió debatir de esta manera que lo estamos haciendo? Eso lo hemos venido a acabar. Estamos aquí cargadas con más razones que nunca para llegar hasta el final. ¡Viva Catalunya, hacia la república, sin descanso, infinitamente, hasta nuestra libertad y la de nuestro pueblo!", ha exclamado la secretaria general de ERC entre aplausos, en un discurso lleno de emociones en que Rovira ha recordado que todavía quedan muchos represaliados.
Euforia, abrazos y gritos
Ha sido, así, una mañana de euforia, abrazos y gritos de independencia en Cantallops, donde los exiliados de Ginebra se han reencontrado con sus amigos y familiares. En el caso de Marta Rovira, es la primera vez que pisa Catalunya después de más de seis años en Suiza, donde se marchó en marzo del 2018, el mismo día en que fue imputada por sedición por el juez del procés. Después de un primer abrazo con sus amigas de Vic, la primera persona con quien se ha abrazado Rovira en este acto cuando pasaban pocos minutos de las nueve de la mañana, ha sido Oriol Junqueras. Un abrazo largo y cargado de simbolismo, más teniendo en cuenta el delicado momento por el cual pasa el partido que han dirigido durante más de una década.
Cantallops, el pueblo de la familia de un Ruben Wagensberg que tampoco ha escondido en ningún momento su emoción, ha sido el escogido para hacer el recibimiento de Marta Rovira y el resto de exiliados en su retorno a Catalunya después de seis años en el caso de la secretaria general de ERC en el exilio. Este pequeño pueblo del Empordà y cerca de la frontera se ha llenado para recibir a cinco personas que han tenido que vivir lejos de Catalunya en los últimos meses o años por la investigación del Tsunami (muchos pensaban que Rovira podría volver a principios del 2023, cuando se eliminó el delito de sedición, pero no lo hizo al asegurar que no tenía garantías), muchas de las cuales llevaban esteladas. Tal como ha explicado Rovira, también había personas que han conocido en sus años de exilio en Suiza y que han viajado a Catalunya para apoyarles.
Primeros abrazos en la Catalunya Nord
Después de horas de viaje desde Ginebra, de donde salieron el jueves por la tarde, a primera hora de la mañana de este viernes, los exiliados han entrado en los Països Catalans, atravesando su puerta en Salses donde les esperaban unas 200 personas, entre las cuales representantes de todos los partidos, y de las entidades con quienes se han fundido en abrazos. Con una bandera y gritos de independencia, ha sido un momento emocionante en que tanto exiliados como aquellos que les han ido a recibir no han podido evitar alguna lágrima. Entre estas personas estaba Lluís Puig, uno de los tres exiliados que quedan, con Carles Puigdemont y Toni Comín.
Después de pasar por Vic, su ciudad y donde en la plaza Major todavía luce una pancarta con su cara, Rovira llegará a Barcelona para estar presente en la ejecutiva nacional del partido y en el consejo nacional que se celebrará posteriormente para resolver el asunto de los carteles contra los hermanos Maragall, que han acabado de dividir un partido que ya estaba dividido por la crisis interna. El retorno de Rovira, que es quien dirige las negociaciones con el PSC por la investidura de Salvador Illa, podrían ser un bálsamo inesperado para el partido hace solo una semana y que ayude a reconducir la situación.