Esquerra ya pedía a gritos la dimisión de la presidenta Laura Borràs sólo en su etapa como imputada. Con la confirmación del castigo que pide la fiscalía, las reacciones se intensifican. Primero fue otra expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, a quien creía conveniente el paso al lado de Borràs; posteriormente el mismo president Pere Aragonès.
La última y la más contundente en sus declaraciones ha sido la portavoz de Esquerra, Marta Vilalta: "Creemos que tendría que valorarlo, las supuestas acusaciones que tiene encima es probable que lleven afrontar un juicio que se acabará de concretar y en este sentido, la presidenta Borràs no es sólo una diputada o responsable de un partido sino presidenta del Parlament y tiene una gran responsabilidad tiene que decidir como afrontar su causa y teniendo en cuenta que no puede arrastrar, estropear la imagen del Parlament de Catalunya. Tiene que ser la primera servidora pública en garantizar y preservar la dignidad de la institución y por lo tanto tendría que hacer esta reflexión a la hora de decidir cómo afronta su causa judicial", en declaraciones a Ser Catalunya.
Nuevas desavenencias
Vilalta lo ha dicho en paralelo a la confirmación de la peor noticia que podría recibir Borràs. La fiscalía pide que la presidenta del Parlament Laura Borràs sea condenada a 6 años de prisión y 21 de inhabilitación a cargo público por los delitos de falsedad documental y de prevaricación por su gestión como directora de la Institución de las Letras Catalanas (ILC) entre los años 2013 en el 2017, según el escrito de acusación presentado este jueves ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC). En concreto, se acusa Borràs por haber adjudicado 18 contratos menores sin concurso (es decir, en dedo), que suman unos 309.000 euros, sobre la programación y mantenimiento del portal web de la Institución a su amigo Isaías Herrero, a quien la fiscalía también pide prisión. También es acusado un amigo de Herrero, Andreu Puig, mientras el funcionario de la Institución Roger Espar, que declaró que actuó bajo las órdenes de Borràs, al final no es acusado.
El desenlace de la presidenta podría marcar el último choque entre socios del Govern de la Generalitat que acumulan puntos de fricción en diferentes frentes. Otro que Vilalta ha subrayado es el caso omiso que ha hecho Junts de la mesa de diálogo. Vilalta no ha podido negar la realidad: "La mesa no ha salido como esperábamos". Sin embargo, a la vez, ha puesto el ojo hacia Junts antes que el PSOE de Pedro Sánchez: "Que Junts per Catalunya no se sume a la mesa de diálogo no ayuda, se tiene que aprovechar este proceso de negociación que poner palos a las ruedas que la única cosa que hace es debilitar el independentismo. Desde La Moncloa reconocen el cambio discursivo y de relaciones con Catalunya, eso ya es un hecho que hay que tener contamos".
Para no entrar en la comparativa de a quién Esquerra considera que es su eterno rival, Vilalta ha definido de "diferencias sustanciales" que tienen con Junts y "de adversario" permanente por el independentismo la figura, como concepto, del Estado español. Precisamente, sobre las cloacas del Estado, los audios del excomisario corrupto de la Policía Nacional, José Manuel Villarejo, la portavoz republicana ha reclamado: "Se tiene que terminar, un estado de derecho no puede aguantarse sobre unos pies de barro tanto insostenibles como son estas conversaciones"