"Su Majestad el Rey ha constatado que no existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados le otorgue la confianza (...) Su Majestad el Rey ha comunicado a la presidenta del Congreso que no formula una propuesta de candidato a la presidencia del gobierno".. El comunicado de la Casa Real este martes, después de la ronda de consulta de Felipe VI en la Zarzuela y con el precedente del año 2016, es inédito. Según el exmagistrado José Antonio Martín Pallín, el monarca también se ha situado fuera del papel que le otorga el artículo 99 de la Constitución española, lo que regula las investiduras.
En declaraciones en ElNacional.cat, el magistrado emérito del Tribunal Supremo sostiene que "el debate de investidura, fallido o exitoso, se tiene que realizar siempre en el parlamento", y no en los despachos de la Zarzuela. En este sentido, el exjuez del alto tribunal recuerda que "el Tribunal Constitucional ya ha dicho que, en caso de que fracasen todas las tentativas para investir, antes de que finalice el plazo --no hacen falta ni siquiera consultas previas—, hay que proponer al candidato del partido que tenga más escaños en el Parlamento". Pero eso no se ha hecho. "El Rey ha decidido no proponer a ningún candidato, lo que equivale, de facto, en una disolución de las Cortes", sigue José Antonio Martín Pallín, que añade: "Lo que ha hecho el Rey no está previsto en el artículo 99 de la Constitución. El Rey se ha apartado del que le manda la Constitución en estos casos".
"Se trata de un asunto de hondo calado constitucional, y alguien tendría que haber advertido al Rey de que no era posible que él disolviera el parlamento sin haber fallado la sesión de investidura", critica al jurista. "Me refiero a la sesión, no a las conversaciones, que son de carácter muy genérico," remarca en este sentido. De la misma manera, también cree que se tendría que haber advertido a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, "que se lo ha tragado sin ningún tipo de objeción".
Martín Pallín recuerda que España es una monarquía parlamentaria. "Lo que se tenga que decidir, se tiene que decidir con los votos de los 350 parlamentarios en el Congreso de los Diputados, no con los cafés del Rey", constata. En esta línea, señala que forma parte del juego parlamentario las conversaciones, la revisión de posiciones, las bajas dentro de los grupos parlamentarios e incluso los tamayazos, es decir, la existencia de diputados díscolos. Pone el ejemplo actual del Reino Unido, donde hay una veintena de diputados conservadores que se han desmarcado del gobierno. "Eso es un parlamento; el resto es una especie de colegio, donde el parlamento no sirve para nada", lamenta. El magistrado emérito ironiza que, más que una monarquía parlamentaria, España es una "monarquía con parlamento".