El expresident Artur Mas ha renunciado a disponer de una oficina propia, tal como prevé la ley para los expresidentes, y ha propuesto instalarse en alguno de los equipamientos de la Generalitat que estén disponibles.

Todo apunta a que el president ocupará un despacho del Palau Robert en el cruce de Diagonal con Passeig de Gràcia, donde Presidència, aparte de las salas de exposiciones y la oficina de Turismo, dispone de parte de sus servicios.

El primer día como expresident no ha ahorrado a Mas la ida a la plaza Sant Jaume. El día siguiente del relevo ha servido para acabar de hacer cajas y recoger los papeles y efectos personales acumulados durante estas dos legislaturas.

Encuentro con Puigdemont

Mas ha tenido oportunidad de hablar con el nuevo president, Carles Puigdemont, que evidentemente también estaba en el Palau de la Generalitat, poniendo ya en marcha su agenda con una primera audiencia. La primera visita oficial ha sido del alcalde de Artesa de Segre, Pere Puiggròs. Por la noche, tocaba el Espanyol-Barça en el estadio de Cornellà. Copa del Rey, precisamente.

En el Palau ha habido movimiento durante todo el día, dado que se prepara para la toma de posesión del nuevo Govern y para acoger en sus despachos al nuevo vicepresident, Oriol Junqueras, que, aparte del despacho de la conselleria, dispondrá de oficina en la sede de la Generalitat. También lo ha hecho así la hasta ahora vicepresidenta Neus Munté. Igualmente, con el tripartito, tanto los responsables republicanos como los ecosocialistas mantenían espacios dentro del Palau.

Visita de Mas

El ya expresidente ha aprovechado la ida a la plaza Sant Jaume, donde ha trabajado los últimos seis años, para despedirse del personal y colaboradores y para retratarse en los múltiples selfies para los cuales ha sido requerido.

La ley de los expresidentes contempla que al abandonar al Ejecutivo tienen que disponer de una asignación mensual equivalente al 80% del sueldo de presidente durante el equivalente a la mitad del tiempo en el que han ejercido la responsabilidad.

Según esta norma, el Govern tiene que facilitar a los expresidentes los medios necesarios para el sostén de una oficina “adecuada a la responsabilidad y a las funciones ejercidas, y la dotación presupuestaria para el funcionamiento ordinario de esta oficina”, eso comporta tanto la sede donde se instala como el personal para mantenerla en marcha.

Pasqual Maragall montó un despacho en el passeig de Gràcia cuando abandonó el Govern, también lo hizo José Montilla, y dejó claro que la mantendría a pesar de asumir el acta como senador, mientras que a Jordi Pujol se le ha retirado la mayor parte de los privilegios como expresident debido a la causa que se está siguiendo contra él.

Precisamente, aquella ley se tuvo que hacer en el 2003, cuando Jordi Pujol decidió retirarse de la política. Hasta aquel momento no había ningún expresident.

(FOTO: Artur Mas en el Parlament / EFE)