El comisario Villarejo es un experto en renombrar a las personas implicadas en los escándalos de corrupción que protagoniza. De la Operación Kitchen, liderada por la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal y el exministro Jorge Fernández Díaz, la Fiscalía va desgranando los detalles de toda la investigación. Con el objetivo de sacar la información de valor que el extesorero del PP, Luis Bárcenas, acumulaba sobre las corruptelas de su propio partido, Cospedal y Fernández Díaz utilizaron a la policía en una operación "parapolicial" para desenmascararlo y recopilar todo el poder.
Como en muchas de las tramas que se han ido desgranando en los medios durante los últimos tiempos, el comisario de policía, ahora en prisión, José Manuel Villarejo puso sobrenombres a muchos de sus protagonistas. Una práctica que ya ha utilizado en ocasiones anteriores. Al exjuez Baltasar Garzón lo llamaba El Mago y al exdirector del Centro de inteligencia contra el terrorismo y el crimen organizado (CITCO), José Luis Oliveira, lo conocía como Oli o Pepe Lu. En la Kitchen ya desgranamos que Cospedal es Cospe, el marido de esta, Ignacio López del Hierro, es el Polla, y Sáenz de Santamaría la Pequeñita. La lista continúa.
El Tonto Polla
La infinidad de sobrenombres que recibe Mariano Rajoy no demuestran una estima de Villarejo hacia el expresidente del gobierno español. También lo conoce como el Barbas o el Asturiano pero en alguna ocasión fue más directo. A modo de ejemplo, en esta conversación grabada a la que Fiscalía ha tenido acceso: "El tonto polla del asturiano me podrá meter en el maco, me podrá poner no sé qué, pero le busco una avería que se caga". Una declaración extraída mientras hablaba con el empresario Adrián de la Joya en febrero del 2017 en que le asegura que tiene todas las conversaciones entre Rajoy y Bárcenas con que se les puede hundir.
La Rubia
Esta ha servido para poder concretar nuevos aspectos del sumario de la Kitchen, como que 71 agentes de la Unidad Central de Apoyo Operativo de la Policia, el UCAO, se implicaron de forma parapolicial en las tareas de vigilancia a Bárcenas. El seguimiento se lo hacían a él y, de rebote, a su mujer, día y noche. La Rubia es ella, Rosalía Iglesias. Las anotaciones de los agentes apuntan frases como: "Sale la Rubia de la peluquería, se detiene en un quiosco y compra un cartón de tabaco, ahora va al párking de la calle Conde de la Cruz con un Alfa Romeo".
O cuando llegaba a su casa para avisar: "Entra la Rubia dentro del nido. Se levanta el servicio". Iglesias también estaba geolocalizada a través de GPS por teléfono con un sistema de interceptación de las telecomunicaciones (SITEL), un recurso público de este cuerpo estatal.
El Choco
Aspiraba a un ministerio y se quedó en Secretario de Estado de Seguridad. Francisco Martínez se arrepintió de implicarse para ayudar y remar a favor de los intereses de Cospedal, Rajoy y compañía, pero es uno de los más citados por Villarejo en sus conversaciones. También lo rebautizó, a veces como Choco y otras como Paco. Martínez ha acabado imputado y él mismo lo reconoció: "Mi grandioso error en el Ministerio fue la lealtad hacia los miserables de Jorge, Rajoy y Cospedal".
El Gordo
La vigilancia a la mujer de Bárcenas fue efectuada por orden directa del jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo de aquel momento, el comisario Enrique García Castaño. De él dependía la dirección y control de las actuaciones del Área Especial de Seguimientos. Según un informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) incorporado al sumario. También es quien explicó a los agentes encargados de las vigilancias que el objetivo era la obtención de información que pudiera ayudar a localizar el patrimonio oculto de los Bárcenas. Villarejo le llama Gordo pero también Big o Talla.