A las puertas del 8-M, una nueva campaña de denuncia feminista ha estallado en las redes sociales. Bajo el hashtag #MatxisEI, toda una serie de mujeres que han sufrido violencia machista practicada por hombres de la izquierda independentista han optado por romper el silencio y hacer públicos múltiples abusos vividos, ya sean psicológicos, sociales o sexuales. "Es un entorno donde las mujeres nos sentimos seguras y sentimos que -como se defiende la lucha feminista- ahí no nos puede pasar nada, pero pasa", explica a ElNacional.cat Juliana Canet, la impulsora de una iniciativa que se ha terminado llevando por delante al alcalde de Argentona -vinculado hasta hace poco a la CUP- y ante la que Endavant, Arran, Poble LLiure y otros colectivos de este espacio han tenido que hacer públicos varios comunicados.
Todo empezó el 29 de febrero pasado, en una reunión de amigas en un bar., "Parece que es dónde empiezan todos los 'me too'", ironiza Canet. Allí, espontáneamente empezó una conversación sobre las dinámicas machistas con que actúan muchos hombres en asambleas, con "actitudes de superioridad y paternalismo". A raíz de aquellas reflexiones intercambiaron experiencias vividas en primera persona. Canet, influencer con más de 17.000 seguidores, decidió compartir en su perfil un pensamiento: "los hombres que más odio del mundo: los de la izquierda independentista, porque son unos machis y encima hacen ver que no". E invitó a la red a hacer "un 'me too de hombres agresores que militaban en sindicatos de estudiantes y organizaciones políticas" que "van de aliados y resultan ser agresores".
La reacción ha superado todas las expectativas. Ha sido un auténtico boom. Decenas de casos han ido saliendo a la luz, haciendo evidente que el machismo es transversal y no entiende de colores políticos. Las denuncias, muchas de las cuales anónimas, van desde situaciones de machismo recalcitrante en las que el individuo-macho en cuestión se aprovecha de su condición para imponerse a la víctima hasta casos de acoso y abusos sexuales explícitos. Entre estos últimos, hay el del alcalde de Argentona, Eudald Calvo, protagonista de varias acusaciones similares.
El alcalde de Argentona y el protocolo de la CUP
Este martes, en el marco del #MatxisEI, una mujer señaló directamente al hasta hoy alcalde de Argentona como asediador sexual. Desde un perfil anónimo narraba como en varias ocasiones Eudald Calvo le había sobado los pechos sin su consentimiento y como, cuando ella le hacía saber que aquello era intolerable él se reía. No era la única. Como ella, por lo menos dos víctimas más han acusado estos días a Calvo públicamente por experiencias similares.
Viéndose acosado, Calvo pidió primer perdón y horas después ha acabado abandonado el cargo de alcalde. No ha sido hasta que se ha visto ahogado por la presión popular que ha acabado cediendo. Mientras tanto, se había sentido impune. La prueba es que a finales de 2019 su partido, la CUP, le pidió que dejara el cargo después de recibir una denuncia por acoso sexual vinculada a Calvo. Como él se negó a asumir responsabilidades, lo acabaron expulsando, como manda el protocolo de prevención y abordaje de las violencias machistas de los anticapitalistas, aprobado el pasado mes de junio, pocos meses después de que la exdiputada Mireia Boya hiciera público que a lo largo de mucho tiempo había sido sometida a una agresión psicológica continuada por parte de un compañero del Secretariado Nacional del partido. La CUP es de las únicas formaciones a todo el estado español que cuenta con un manual de actuación para casos como este. "Para garantizar espacios seguros y reparar a la víctima hacía falta una dimisión, él no hizo asunción de responsabilidad y procedimos a expulsarlo e informar a la asamblea local".
¿Por qué en su día el partido no comunicó públicamente el caso a los medios? La explicación que da su diputada, Natàlia Sànchez, es que de ningún modo lo han "silenciado", sino que su protocolo "no incorpora la medida de hacerlo público". Al mismo tiempo ha reconocido que el hecho de que el agresor no asuma responsabilidades es una práctica habitual del patriarcado, que también afecta a la izquierda independentista.
El del alcalde de Argentona no es el único caso vinculado a la CUP. Entre las múltiples denuncias, hay otra que implica directamente a la CUP de Vic. Una "pesadilla" a raíz de la cual la víctima asegura que continúa "en estado de alerta" cuando asiste a algún acto por "miedo" a cruzárselo.