Mayoría de rechazo”. Así define una voz próxima a la cúpula del PP la suma de los votos de los populares, Vox y Junts que ha hecho descarrilar algunas de las votaciones más importantes del Gobierno esta legislatura. Son derrotas en el Congreso de los Diputados que hacen tambalear la estabilidad parlamentaria y que ponen en evidencia la necesidad imperativa de Pedro Sánchez de llegar a acuerdos. Y cumplirlos. Si no, ha quedado patente que se chocará con 178 votos que le harán la zancadilla. Pero no es nada más que eso: la confluencia de tres negativas, con motivos antagónicos, que convergen. Entre los partidos que dieron apoyo a la investidura de Sánchez, Junts es, de lejos, el que más veces ha abandonado la Moncloa en votaciones trascendentes. “No hemos firmado un acuerdo de estabilidad con el PSOE”, subrayan fuentes juntaires. De momento, desde el inicio de la legislatura, el PP ha forzado (muchas veces con la complicidad de Junts) una treintena de derrotas de Pedro Sánchez en el Congreso.

La (casi) permanente oposición del PP y Vox a todas las iniciativas del PSOE y Sumar se da por hecha, pero Junts insiste desde el primer día que ellos negocian «pieza en pieza» (es la expresión que repiten siempre Jordi Turull y Míriam Nogueras), que sus votos “no se puedan dar por garantizados” (lo decía esta semana Laura Borràs) y que condicionan las negociaciones y las votaciones al cumplimiento de los acuerdos previos. La joya de la corona es el Acuerdo de Bruselas, la alianza entre Junts y el PSOE para la investidura de Sánchez, aunque también está pendiente la delegación de las competencias en inmigración pactada en enero, que los juntaires confían en que se culmine antes de finales de año. Junto a la “mayoría de rechazo”, el PP también está articulando una estrategia paralela: intentar desgastar a Pedro Sánchez con iniciativas sobre economía o política internacional para seducir als juntaires o al PNV. Con este objetivo, por ejemplo, Génova llevará al Congreso en las próximas semanas un plan de conciliación y una ley de vivienda. Y podría abrir una nueva grieta en la cámara baja.

Ningún acercamiento” al PP, dejan claro desde las filas de Junts en la cámara baja. “No hay nada”, insisten desde la formación capitaneada por Míriam Nogueras en Madrid. De hecho, la portavoz de Junts en el Congreso dejaba claro el miércoles que los juntaires “nunca” han formado parte de “ningún bloque”. “Nuestro bloque es Catalunya y no facilitaremos ninguna ley española que perjudique a los ciudadanos de Catalunya, ni lo hemos hecho ni lo haremos”, esgrimía en una entrevista en Els Matins de TV3. Otro parlamentario importante de Junts en Madrid justifica las prevenciones de los juntaires con respecto a los acuerdos con los socialistas: “Son yonkies del incumplimiento”. Y este es el principal argumento que esgrime Junts, semana tras semana, para justificar las cautelas a la hora de llegar a acuerdos con la Moncloa y facilitar las votaciones al Congreso. «No tenéis mayoría», es la frase que, cuando se reúnen con el PSOE, más pronuncian los juntaires, que insisten cuál es su máxima: “A cambio de nada, nada. A cambio de todo, mucho”.

🔎 La estrategia del PP para desgastar a Sánchez en el Congreso: seducir a Junts y PNV con “temas sensibles”

 

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El panel de votaciones del Congreso sobre la toma en consideración de la proposición de ley para regular los alquileres de temporada / Foto: Europa Press

Mientras tanto, el PP se frota las manos. Desde Génova, enarbolan una debilidad parlamentaria “sin precedentes” del Gobierno y ponen el dedo en la llaga del “ridículo” que hizo Pedro Sánchez teniendo que desplazarse especialmente al Congreso para votar la toma en consideración de la regulación de los alquileres de temporada y llevándose una bofetada parlamentaria a última hora. Los populares, más allá del hecho de que consideran que el vínculo entre Sánchez y Junts “va desapareciendo”, reivindican el eje derecha-izquierda: “Lo que es anómalo era que Junts diera apoyo a la propuesta de Sumar”, esgrimen voces próximas a Feijóo.

Y esto es lo que han ido haciendo en los últimos meses, consiguiendo una treintena de derrotas parlamentarias de Pedro Sánchez. Eso sí, no todas ellas con el mismo impacto. En este cómputo, la mayoría de iniciativas sometidas a votación son proposiciones no de ley (PNL) o mociones, textos no vinculantes y con un carácter meramente simbólico: en total, son 24 votaciones, cuatro iniciativas votadas íntegramente y veinte puntos votados por separado. Aparte de eso, constan la reforma del subsidio de desempleo, tumbada por Podemos en enero, una PNL de Sumar y una moción de ERC que contaban con el aval del PSOE y que el Congreso rechazó y las derrotas causadas por Junts.

Los seis avisos de Junts a Pedro Sánchez en el Congreso

Esta semana se han encendido las alarmas en la Moncloa y el PSOE se ha visto obligado a reactivar el puente aéreo con Junts. El motivo principal es doble: el revés que supuso la negativa a última hora de Junts de avalar la tramitación de la ley para regular los alquileres de temporada y la inminente votación sobre la senda de déficit, programada para el próximo jueves. Este contexto llevó el viernes al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, a viajar a Suiza para reunirse con Puigdemont. Ahora bien, no es la primera vez que Junts da un duro toque de atención al Gobierno a través de una derrota parlamentaria. El precedente más presente en los pasillos de la cámara baja es del 23 de julio, cuando los juntaires tumbaron la reforma de la Ley de Extranjería que pretendía hacer obligatorio el reparto territorial de menores migrantes, aduciendo que el Estado “ha abusado de la solidaridad” de Catalunya y reclamando cerrar la delegación de las competencias en inmigración, y vetaron la senda de déficit, justificando que en 2023 se ejecutó a Catalunya un 45% de lo que se había presupuestado mientras que en Madrid la cifra fue del 212%.

🔎 Las derrotas parlamentarias encienden la alarma en Moncloa y reactivan el puente aéreo con Junts

 

Previamente, Junts se había plantado en otra cita importante: la primera votación de la ley de amnistía, esgrimiendo que “parar la represión a medias no es pararla”, cosa que permitió a los independentistas y a los socialistas ganar un mes para negociar y pulir el redactado de la ley. Además, las abstenciones de Junts (sumadas a la de Podemos y la de ERC, respectivamente) también permitieron hace meses que el Congreso reprobara al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por la muerte de los guardias civiles en Barbate e instara el Gobierno a depurar responsabilidades sobre el caso Koldo.

Asimismo, Junts también ha sido un actor activo en otras derrotas parlamentarias (más o menos relevantes) del Gobierno. La semana previa a la culminación de la amnistía fue la semana horribilis para Pedro Sánchez, que testimonió como el Congreso cerraba la puerta a la proposición de ley contra el proxenetismo impulsada por el PSOE y se vio obligado a retirar la ley del suelo para no sufrir a un nuevo batacazo. En los dos casos, fue el PSOE el que se quedó solo después de que el PP, por motivos diferentes, hiciera pinza con Sumar, ERC, Junts, Bildu y el PNV. Además, en abril, Junts también fue partícipe de la toma en consideración de una ley del PP para relajar la protección del lobo ibérico (con el ‘sí’ del PNV y la abstención de Bildu).

El Gobierno dirige los llamamientos públicos especialmente al PP

“Señor Sánchez, cuándo el independentismo le falle, cuando incluso a usted lo supere la legislatura, y pasará, no me busque”. La frase la pronunció Alberto Núñez Feijóo el 15 de noviembre durante el debate de investidura del actual presidente español. Y no le faltaba razón. En esta aritmética endemoniada y variable, el Gobierno se tiene que arremangar cada semana para conseguir luz verde a sus iniciativas y, cuando Junts le da la espalda, habitualmente responsabiliza al PP de las votaciones perdidas.

El caso más evidente fue el pleno del 23 de julio. María Jesús Montero reprochó a los populares su “único afán” de intentar el “acoso y derribo” del Gobierno votando en contra de la senda de déficit, cosa que estaba “perjudicando a sus gobiernos autonómicos (que se habían abstenido en la votación en el Consejo de Política Fiscal y Financiera), que “son los que disfrutarían de un margen de gasto mayor”. Por su parte, Pilar Alegría reprobó las “excusas” y la “cobardía” del PP con la reforma de la Ley de Extranjería y afirmó que a los de Feijóo les faltaba “solidaridad y responsabilidad”. Y es que, a pesar de la “mayoría de rechazo” que tienden a conformar el PP y Junts, el Gobierno es plenamente consciente de quién es su socio potencial y con quién tiene un buen puñado de carpetas encima de la mesa.

Sin una moción de censura en el horizonte

Una figura que, de vez en cuando, vuelve a la palestra es la de una hipotética moción de censura contra Pedro Sánchez promovida por el PP con el apoyo de Vox y de Junts o del PNV. Nada más lejos de la realidad. Aunque, hace unos meses, Alberto Núñez Feijóo no cerraba del todo la puerta a esta posibilidad, ahora desde el PP lo descartan por completo. Está “absolutamente justificada” y “no hay ni un solo gobierno que tenga más justificación”, pero, a día de hoy, es “inviable”, reconocía el líder del PP hace veinte días en una entrevista en Onda Cero. “¿Hay causa para presentarla? Sin duda. ¿Prosperará? No”, añadió Feijóo. “No compraré la presidencia del Gobierno porque no venderé a los españoles”, había argumentado una semana antes en una entrevista en Europa Press.

Y aunque en agosto, en una entrevista también en Europa Press, el líder de Vox, Santiago Abascal, se abría a apoyar una moción de censura si fuera para dar lugar a una “convocatoria inmediata de elecciones” y no implicara “ningún tipo de concesión al separatismo”, las palabras de los dirigentes populares en las últimas semanas han ido siempre en la misma línea. En julio, en Telecinco, el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, aseguró que en Génova “nadie está pensando en este horizonte” y la secretaria general de los populares, Cuca Gamarra, puso el dedo en la llaga de las derrotas parlamentarias del PSOE y afirmó en Onda Cero que la moción de censura “se produce cada semana” visibilizando la “debilidad” de Sánchez en el Congreso. Hace unos días, la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso se sumaba a la tesis y esgrimía que es “ahora mismo imposible” un acercamiento entre el PP y Junts dado que la formación de Puigdemont “no puede seguir dominando la política española”.

El argumento lo remachó el portavoz del PP, Borja Sémper, en una entrevista en Telecinco: “Hay escenas que están muy lejos y no podemos mezclarlas. Una cuestión es la actividad ordinaria del Congreso, en la que los partidos hacemos planteamientos y propuestas sectoriales, y otra de muy diferente es una hipotética moción de censura para la cual hoy no hay suficientes mayorías”. En los próximos meses, seguirá siendo así y el entendimiento entre el PP y Junts constituirá únicamente una “mayoría de rechazo” contra Pedro Sánchez.