Entre las bambalinas de las elecciones madrileñas se jugaba otro pulso más allá de los comicios. El que protagonizaban dos gurús de la comunicación política, los jefes de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez (MAR), y de Pedro Sánchez, Iván Redondo. En este particular duelo Rodríguez ha conseguido una victoria por goleada, aunque el precio ha sido una tensión sin precedentes en el discurso electoral.
Rodríguez es un viejo conocido de la política española. Durante años fue la sombra de José María Aznar, fue el autor a mediados de los 90 del "Vayase señor González" con que el líder popular fustigó al entonces president Felipe González. Una vez en la Moncloa asumió la secretaría de Estado de comunicación hasta que dimitió en julio de 1998 con la misma contundencia con que había aterrizado.
En el 2019, después de diferentes proyectos en la televisión, numerosas tertulias y algún escándalo, Isabel Díaz Ayuso le propuso colaborar con ella en la campaña electoral madrileña. Una vez en el gobierno, le ofreció ser su jefe de gabinete en el ejecutivo de Madrid. A partir de aquel momento tras el discurso desacomplejado y agresivo de la presidenta madrileña nadie ha dudado en ver la mano de Rodríguez.
El recorrido de Ivan Redondo es bien diferente. Frente a la constancia de Rodríguez con el PP, el perfil del jefe de gabinete de Sánchez es el de un frío profesional de la comunicación. No sólo no milita en el PSOE sino que en el 2011 asesoró la polémica campaña municipal del popular Xavier Garcia Albiol en Badalona, y posteriormente trabajó en Extremadura para José Antonio Monago y al País Vasco para Antonio Basagoiti.
Con Sánchez empezó a trabajar con las primarias del PSOE del 2017 en que derrotó a la andaluza Susana Díaz. Desde entonces, se ha convertido en una pieza clave del equipo del presidente, también en la Moncloa.
Redondo fue el autor del efecto Illa en las últimas elecciones catalanas y ha asumido también el protagonismo del discurso del PSOE en las madrileñas. No obstante, esta vez la estrategia del comunicador vasco ha fracasado. Y MAR lo ha engullido sin piedad.