“Pá’lante”. Es una expresión que acuña a menudo Miguel Ángel Rodríguez y que ha hecho fortuna los últimos meses en círculos madrileños. También conocido como MAR, es el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, su mano derecha y el ideólogo de buena parte de su estrategia. El “pá’lante” es la palabra que utiliza en Twitter, y que a veces repite la presidenta madrileña en sus discursos, para augurar o celebrar que una investigación judicial en torno al Gobierno continúe su curso. Dos ejemplos. “Os diré una cosa: ¡Sánchez va pá’lante!”, afirmó el día que Víctor de Aldama declaró en la Audiencia Nacional. “Y mañana Begoña va pá’lante”, vaticinó el día antes de que Juan Carlos Peinado citara a la mujer del presidente español como investigada.
Hasta donde sé, a esta hora: Begoña va pá’lante; el hermano va pá’lante; Koldo va pá’lante; el fiscal General del Estado va pá’lante; y Ábalos va mu pá’lante… Sánchez está terminado
— MÁR (@marodriguezb) September 24, 2024
Ahora bien, entre sus méritos recientes, está el éxito comunicativo de sacar el foco de la investigación por fraude fiscal a la pareja de la presidenta madrileña y situarlo en una causa en el Tribunal Supremo contra el fiscal general del Estado. Él fue a quien, para exculpar a Alberto González Amador, el 13 de marzo difundió que el fiscal le había ofrecido un pacto (cuando realmente había sido al revés). Eso puso en marcha la maquinaria de la Fiscalía, que pocas horas después publicó un comunicado desmintiéndolo. En medio, se filtró a la prensa el correo del abogado de la pareja de Ayuso en el que reconocía que había cometido dos delitos fiscales. Y eso es lo que está investigando ahora el Tribunal Supremo. De hecho, Miguel Ángel Rodríguez tendrá que declarar como testigo el próximo miércoles 8 de enero en esta causa. Y estará obligado a decir la verdad.
Portavoz del Gobierno de José María Aznar entre 1996 y 1998
Isabel Díaz Ayuso lo recuperó como jefe de gabinete en enero de 2020, cinco meses después de llegar a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Su notoriedad pública había llegado con José María Aznar: entre mayo de 1996 y julio de 1998 fue el portavoz del Gobierno y el secretario de Estado de Comunicación. Movía los hilos de la estrategia comunicativa de la Moncloa. Previamente, había sido portavoz de la Junta de Castilla y León, también a las órdenes de Aznar.
Cuando hacía dos años que estaba al cargo, presentó su dimisión. Según relató El País en aquella época, el PP, varios ministros y CiU responsabilizaban a Rodríguez de la mala imagen de la Moncloa y de su “incapacidad para vender los éxitos del Gobierno”. Fue sustituido como portavoz por Josep Piqué, que era el ministro de Industria y posteriormente fue presidente del PP Catalán. Con este cambio de cromos, Aznar dio por cerrada una crisis de gobierno sobre la que se especulaba, limitándola a un cambio en la imagen del ejecutivo: varios ministros consideraban que tenía un perfil “excesivamente partidista” e incluso “sectario”.
“Lo que falta a Artur Mas es un fusilamiento”
Tuvieron que pasar más de quince años para que llegara una de sus declaraciones más sonadas. Fue en noviembre de 2014 en Espejo Público, donde iba de tertuliano, pocos días después de la consulta del 9-N: “El problema que tiene Artur Mas es que quiere ser víctima de alguien y, como no le hace caso nadie, está desesperado”, afirmó. Y fue más allá: “Lo que le falta es un fusilamiento, entonces estaría estupendo. Él lo que quiere es eso. Porque el ridículo que ha hecho es muy difícil superarlo. Cualquier político en estas circunstancias, se marchaba a su casa. Ha hecho el ridículo absoluto, pero está todavía allí para ver si alguien del Gobierno se equivoca. Él quiere allí a la Guardia Civil, que lo detengan”, remachó.
“Os trituraremos, tendréis que cerrar”
Volviendo a la actualidad, su rol se ha exacerbado en los últimos meses. El pasado 12 de marzo, trascendieron los mensajes amenazadores que envió a Esther Palomera, directora adjunta de elDiario.es. Fue el día que el medio publicó que Alberto González Amador, la pareja de Isabel Díaz Ayuso, había defraudado 350.000 euros a Hacienda y había cobrado dos millones de euros en comisiones por contratos de mascarillas. Por la noche, el jefe de gabinete de Ayuso envió varios mensajes a la periodista: “Os trituraremos. Tendréis que cerrar. Idiotas. Que os den”, le lanzó. Ella le preguntó si era una “amenaza”. “Es un anuncio”, le respondió. Más tarde, la presidenta madrileña salió a defender a su jefe de gabinete: “No entiendo qué hace eso dando vueltas por ningún sitio. A ver si tampoco nos podemos enfadar con gente de confianza porque también se filtra”.
La Federación de Asociaciones de Periodistas de España y la Asociación de la Prensa de Madrid condenaron “rotundamente” las amenazas y denunciaron que constituyen una “presión intolerable que coarta la libertad de prensa y atenta contra el derecho a la información veraz de los ciudadanos”. Posteriormente, el Informe sobre el Estado de derecho en España elaborado por la Comisión Europea aseguró que los periodistas “siguen enfrentándose a retos cada vez mayores en el ejercicio de sus actividades profesionales” y aludió a una de las alertas que había lanzado el Consejo de Europa, relativa al “acoso e intimidación” de Rodríguez para “amenazar y reprender” a periodistas por sus informaciones.
“No hace falta que hagas el ridículo”
En 2022, Miguel Ángel Rodríguez empujó a una periodista de La Sexta después de que intentara preguntar a Isabel Díaz Ayuso. En aquella ocasión, la periodista de El Intermedio Andrea Ropero alargó el micrófono a Ayuso y recibió la reprimenda de Rodríguez: “Ya ha hecho declaraciones”. Durante la conversación entre todos dos, que quedó grabada, Ropero recriminó a Rodríguez que la hubiera “empujado” y él le lanzó que “no hacía falta que hiciera el ridículo”. “El que está haciendo el ridículo es usted, que me está insultando”, replicó la periodista. Una muestra más del comportamiento de Miguel Ángel Rodríguez y su relación con la prensa.
Si el cerebro en la sombra de Ayuso trata así a los periodistas delante las cámaras, no queremos saber cómo será fuera de los focos.
— Javier Gallego Crudo (@carnecrudaradio) April 20, 2022
Miguel Ángel Rodríguez, MAR, empuja a la compañera de La Sexta Andrea Ropero. El empujón se lo lleva ella y la libertad de prensa. pic.twitter.com/RnYhXdrY5U
Condenado por decir “nazi” el doctor Luis Montes
Más capítulos. En abril de 2011 fue condenado como autor de un “delito continuado de injuria grave con publicidad” contra el doctor Luis Montes, excoordinador de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés. Miguel Ángel Rodríguez le dijo “nazi” en dos intervenciones a los programas 59 Segundos y La Noria y la sentencia lo condenó a 9.900 euros de multa y a pagar una indemnización de 30.000 euros. Previamente, la justicia había archivado la denuncia sobre supuestas sedaciones irregulares en Leganés. El magistrado argumentó que Rodríguez “no solo incidió de nuevo en la cuestión”, que había hecho pasar al doctor un “difícil proceso” en el que obtuvo una “notoriedad desmesurada”, sino que “utilizó términos descalificadores en extremo”. En su declaración, Rodríguez había defendido que nazi no era un insulto, sino una descripción porque Montes apoyaba la despenalización de la eutanasia. El juez le replicó que nazi es un “epíteto injurioso” y le recordó que el “uso del término nazi en lenguaje coloquial ha adquirido un inequívoco sentido de descalificación”.
Bonus track: “Los catalanes y los vascos acabarán jugando a las balas”
Y, de nuevo, a la Moncloa. El 8 de noviembre de 1996, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, se le preguntó sobre la petición de los gobiernos catalán y vasco para que hubiera selecciones de fútbol de Catalunya y de Euskadi: “No sé a quién se le ha ocurrido, porque se trata de destrozar la Liga Nacional de Fútbol. ¡A ver a quién lo explica a la FIFA!”, contestó. “Hunde los clubs de fútbol, no hay televisión que pague por los derechos de eso, es que no se puede hacer”, añadió. “Lamento comunicar que no se puede romper la Liga y que este gobierno no destrozará y no eliminará la Selección Española de Fútbol”, esgrimió. Y cerró la respuesta con ironía: “Puestos a proponer cosas, que impidan a los equipos de su comunidad que contraten entrenadores y futbolistas extranjeros y que solo vayan a los estadios los nacidos en la ciudad, de manera que acabarán jugando a las canicas”.