Hacía tiempo que no lo escuchábamos y hoy, Enric Millo ha hecho un viaje en el tiempo para rememorar su etapa como delegado del gobierno de Mariano Rajoy en Catalunya coincidiendo con el referéndum del 1 de octubre del 2017. Desde Andalucía, donde trabaja como secretario general exterior de la Junta de Andalucía para el PP, se ha definido a él mismo como uno de los protagonistas indiscutibles de aquel momento: "Mantuve el diálogo con él hasta el final, seguramente Carles Puigdemont y yo somos las figuras más emblemáticas", en declaraciones a Catalunya Ràdio.
Millo, mucho más receptivo ahora a hablar, sorprende con sus declaraciones. Anteriormente, había rechazado ser entrevistado para hablar del 1-O, a modo de ejemplo coincidiendo con el primer aniversario. Ahora, en cambio, incluso se sitúa como uno de los personajes principales. De hecho, recuerda que ya había publicado un libro sobre su relato pero la promoción de este quedó aguada por la coincidencia, en el tiempo, con el estallido de la pandemia por coronavirus.
Sobre el president Puigdemont también admite que no habla con él "desde que se marchó" pero ya coincidieron mucho antes del 1-O: "Viví 27 años en Girona" y admite que "la gran victoria del independentismo es hacer fuera del gobierno a Mariano Rajoy". Sobre aquellos días intensos previos y posteriores al referéndum, reitera que hizo "todo lo posible para que en Catalunya no pasaran las cosas que acabaron pasando". Pero lamenta que "al otro lado de la mesa, cuando se sentaba a negociar, no había nadie".
"Me ofrecieron cambiar de partido"
En paralelo, Millo también reitera las supuestas amenazas que asegura vivir cuando viaja a Catalunya. De hecho, cuando viene de visita a ver a la familia le ponen un escolta: "Todavía hay personas muy radicalizadas que me insultan y me amenazan. No estaba tranquilo porque no podía ir en un bar o una terraza y aquí, en Sevilla, sí". También admite que recibió "ofertas" para cambiarse de partido aunque asegura que siempre se negó y no detalla de qué cambio se trataba.
Estas explicaciones las da motivadas para recordar que su cambio de vida de Catalunya a Andalucía no fue inmediato: "Después del despido de Rajoy, me echaron y nadie me dio un trabajo, al día siguiente fui a apuntarme a la oficina del paro durante dos meses y posteriormente me di de alta de autónomos durante un año. Fue entonces cuando me llamaron desde Andalucía para llevar las acciones exteriores". Por todo ello, reitera que ahora se siente muy cómodo en el sur de España: "En Andalucía no hay anticatalanismo, al contrario, siempre ha habido admiración hacia el catalán". Y como anécdota, explica que su nombre original no es Enric: "Mi madre siempre se me llamaba José Enrique. No he querido cambiarme el DNI en honor a ella".