Uno de los periodistas espiados por el ministerio del Interior durante la época de Jorge Fernández Díaz fue Fernando Lázaro, de El Mundo, para conocer qué fuentes le habían filtrado la información que publicó durante el verano del 2015, tal como ha publicado el mismo diario. Esta vigilancia, explican, se edificó sobre la red de contactos de un alto cargo de la policía española con connivencia del ministerio: Francisco Martínez, la mano derecha de Fernández Díaz y secretario de Estado de Seguridad de la época, aparece a las llamadas en que se intenta llegar a la fuente del periodista para publicar su información que hacía referencia a la reunión de Rodrigo Rato, exvicepresidente durante la época de Aznar y que en aquel momento ya había sido detenido, en la sede del ministerio con Fernández Díaz, una semana después de que Ratp tuviera que declarar ante un juez por el caso Bankia.
Para este espionaje, Martínez contó con la ayuda indispensable de Enrique García Castaño, entonces jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo de la Policía Nacional. Como el secretario de estado, García Castaño también etano acusado en la operación Kitchen, una investigación a la cual ahora se le incorporarán los mensajes sobre el espionaje a periodistas. Este último es quien inicia las conversaciones con Francisco Martínez, después de que se haya publicado la noticia de la citación de Rajoy y Rato, cuando este estaba siendo investigado. A partir de aquí, empiezan a cuestionarse a quien le ha hecho llegar a Fernando Lázaro esta infiltración. García Castaño le explica en el número 2 de Interior que ha hablado con el periodista y que este le habría llegado a insinuar su fuente, pero que no se acababa de fiar: "Solo hace falta mira las llamadas, se enteró al día siguiente" de que Rato se encontrara con Fernández Díaz. García Castaño asegura que lo seguirá investigando y que la clave para saberlo, es el mismo periodista.
Registros de llamadas sin autorización telefónica
Francisco Martínez no se acaba de quedar tranquilo, y según revela El Mundo, durante los días siguientes lo fue insistiendo a través de WhatsApp. La respuesta del policía es que está trabajando, hasta que finalmente anuncia, también vía mensaje telefónico, que ya sabe quién ha sido la fuente de Lázaro. Concretamente, detalla que ha hablado con el comisario José Luis Olivera, que entonces era jefe del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, para que fuera él quien le trasladara la información a Martínez. ¿El motivo? "El ministro está muy nervioso con este tema. Y no conviene meter la pata", en referencia a Fernández Díaz.
Hace falta tener en cuenta que Enrique García Castaño ha sido acusado en varias piezas del caso Tándem del excomisario Villarejo, por haber utilizado su red de contactos en compañías telefónicas donde trabajaban como jefes de seguridad excomisarios de la policía. Eran ellos quienes le facilitaban los registros de llamadas sin necesidad de pedir autorización judicial. Preguntado por esta cuestión, Francisco Martínez no dudó en justificarlo, asegurando que su deuda era saber quién había filtrado la información, aunque Castaño nunca lo llegó a saber.