El Gobierno transmite dos mensajes después de la dimisión de Íñigo Errejón como diputado y su salida de la política por violencia machista: apelar a la investigación que ha abierto Sumar para esclarecer los hechos y mostrar su apoyo a las víctimas. Lo ha verbalizado la ministra de Igualdad, Ana Redondo, que ha expresado que confía “plenamente” que la “investigación a fondo” que ha iniciado Sumar “llegue a esclarecer los hechos con total agilidad y transparencia” y “llegue hasta las últimas consecuencias”. Asimismo, Ana Redondo ha enviado mensaje a las víctimas: “Vamos a estar siempre con las víctimas. Son lo importante, lo primero y a lo que tenemos que atender”. La primera en dar un paso al frente ha sido la actriz Elisa Mouliaá. Por su parte, Pedro Sánchez ha condenado a quienes “atentan contra el proyecto de igualdad” y ha mostrado “confianza” en Yolanda Díaz y Sumar. De momento, la líder de Sumar y vicepresidenta segunda del Gobierno ha asegurado a través de Twitter que Errejón ha dimitido como “consecuencia” del “proceso para recaudar información sobre los testimonios surgidos en las redes”.
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“El Gobierno trabaja por una España feminista donde las mujeres tengan los mismos derechos, las mismas oportunidades y la misma libertad y seguridad que los hombres”, ha expresado Pedro Sánchez en Twitter. El presidente español ha expresado su “condena a quienes atentan contra este proyecto de igualdad” y su “apoyo a las mujeres que sufren acoso y abusos”. “Y toda mi confianza para la vicepresidenta Yolanda Díaz y Sumar, una organización que ha hecho y está haciendo mucho por el progreso de las mujeres”, ha concluido.
Todo ha estallado después de que la periodista Cristina Fallarás publicara un testimonio anónimo que denunciaba comportamientos por parte de un “político que vive en Madrid” y lo presentaba como un “maltratador psicológico”, un “verdadero psicópata” y un “monstruo”. Tres días después, Íñigo Errejón ha comunicado su dimisión reconociendo una “subjetividad tóxica” que le ha llevado al “límite de la contradicción entre el personaje y la persona”.
“La cultura patriarcal cuesta mucho de remover”
“Este es un gobierno profundamente comprometido con la igualdad y profundamente feminista desde el inicio y hasta el último día”, ha sostenido Ana Redondo en una atención a los medios de comunicación esta tarde. También ha disparado contra la “cultura machista” y el “machismo estructural” en los que está inmersa la sociedad actual. “Tenemos que ser conscientes de la cultura patriarcal en la que estamos instalados y que cuesta mucho de remover. Nuestra obligación es luchar contra esta cultura que nos atenaza como democracia y nos hace replantearnos los necesarios avances, que son complejos, pero tienen que ser firmes”, ha afirmado. “El machismo no entiende de clases sociales, de profesiones, de situaciones, el machismo es estructural y cultural”, ha concluido.
Denuncias anónimas de violencia machista difundidas por Cristina Fallarás
Y es que en las últimas horas Cristina Fallarás ha difundido en las redes sociales denuncias anónimas de violencia machista que, sin mencionarlo, enfocaban hacia Íñigo Errejón. Uno de los testimonios tildaba al político de “monstruo” y explicaba la situación en la que se había encontrado: “Empieza siendo extremadamente simpático para engancharte. Cuando ve que ha conseguido alguna cosa empiezan las desplantes y el gaslighting. Por la tarde, te muestra afecto e, incluso, te hace propuestas de relación. Y al cabo de dos horas, te echa de su casa. Si haces alguna cosa que no le gusta, te castiga con silencio e indiferencia para que empieces a respetar a Dios, que es lo que se cree que es”. “Su forma de tener sexo te marca y no lo olvidas jamás. Es una forma de ejercer poder, no es sexo. Como si estuviera masturbando con tu cuerpo. Te pide prácticas humillantes y cuando te niegas, te monta números”, relataba.
“Hace tiempo que trabajo en un proceso personal y de acompañamiento psicológico”
Íñigo Errejón admite haber sentido contradicciones “entre una forma de vida neoliberal y ser portavoz de una formación que defiende un nuevo mundo, más justo”. “La lucha ideológica es también una lucha para construir formas de vida y relaciones mejores, más cuidadosas, más solidarias y, por lo tanto, más libres. No se le puede pedir a la gente que vote diferente de cómo se comporta en su vida cotidiana”, relata. Y también explica que ha acabado “desgastado” física y mentalmente: “Hace tiempo que trabajo en un proceso personal y de acompañamiento psicológico, pero estoy seguro de que para avanzar en él y para cuidarme, necesito abandonar la política institucional, sus exigencias y sus ritmos”.
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