El Gobierno admite la dificultad de conseguir hacer oficial el catalán en la Unión Europea antes de que se celebre el debate de investidura de Pedro Sánchez. Fuentes conocedoras de las conversaciones que el Gobierno mantiene con todos los actores de este proceso —los 27 estados europeos, Junts per Catalunya, y el Govern de Pere Aragonès— alertan de que es poco probable conseguir situar el catalán en la primera división lingüística de la UE antes de finales de noviembre; cuando acaba el plazo para investir a un presidente español y se convocan automáticamente nuevas elecciones generales. Explican a ElNacional.cat que es preferible esperar y seguir debatiéndolo, pero no votarlo hasta que esté todo bien atado con el resto de socios continentales.

En Madrid consideran que el problema son los plazos. El mismo ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha asegurado que la oficialización del catalán, el gallego y el vasco en Europa es un "compromiso" del Gobierno con el independentismo, debido a la exigencia de Junts y la insistencia de ERC de sacarlo adelante; y hay optimismo en conseguirlo en algún momento. Ahora bien, son más pesimistas sobre poder conseguirlo antes de que Pedro Sánchez se someta a la confianza del Congreso de los Diputados para mantenerse en el cargo de presidente español. "Se están batiendo récords, pero no se puede correr más rápido", señalan las fuentes consultadas por este periódico.

El pasado lunes la consellera d'Acció Exterior, Meritxell Serret, se reunió en la capital española con tres embajadores europeos. Valoró "positivamente" sus reuniones, "constató falta de vetos" y, posteriormente, rechazó entrar a valorar si la oficialidad del catalán en la UE tiene que decidir el futuro de Sánchez, excusando que ella no forma parte de ningún equipo negociador. Pero fuentes del Gobierno se alinean con las tesis del ejecutivo español.

Opinan que el trabajo diplomático que estas semanas tienen que hacer la Moncloa y la Generalitat es tan delicado que a ninguna de las dos partes le interesa ver la fecha límite del 27 de noviembre como una espada de Damocles. Temen que al resto de Estados les salten las alarmas si ven que todo obedece a los intereses de Pedro Sánchez por seguir siendo presidente del Gobierno, y no a una verdadera convicción de impulsar una normalización lingüística.

Junts per Catalunya impuso la oficialidad del catalán en la UE como condición para investir a Francina Armengol como presidenta del Congreso de los Diputados; y en la Moncloa sobrevuela la amenaza de que, si eso no prospera, la investidura de Sánchez pueda complicarse. El ministro Albares ya hizo un movimiento para cuidarse en salud y elaborar un relato que permita blindar la investidura del líder socialista. El 19 de septiembre defendió en la UE la oficialidad del catalán, y después manifestó que eso ya cumplía el "compromiso" de normalizar en Europa la pluralidad lingüística del Estado español. Desde Junts, sin embargo, no levantan el decreto de silencio religioso durante estas semanas de negociaciones, y no hacen ninguna valoración sobre el estado de esta cuestión.

Un calendario ajustado

La próxima fecha clave para la oficialidad del catalán en la UE es el próximo martes, 24 de octubre. Luxemburgo acogerá un nuevo Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea. Está previsto que los 27 ministros de Exteriores debatan nuevamente este tema, pero es decisión del Gobierno si quiere llevarlo o no a votación. Como no hay ningún veto garantizado, podría llegar a pasar que la propuesta saliera adelante. Pero las fuentes consultadas señalan que eso sería como tirar una moneda al aire, y hoy por hoy lo más probable es que se aplace.

 

Por este motivo, desde el Gobierno insisten en que es preferible esperar, porque la decisión sobre el catalán en Europa se puede tomar en otros encuentros del mismo nivel que se celebren próximamente. Si la fecha límite para investir a un presidente del Gobierno (27 de noviembre) se acaba imponiendo como una cuestión de todo o nada, al Ministerio de Exteriores español solo le quedará una última oportunidad: llevar la votación al Consejo de la UE del 15 de noviembre.

¿Qué atemoriza al resto de Estados europeos?

Al fin y al cabo, todo es cuestión de voluntad política. ¿Por qué no es tan sencilla la oficialización del catalán? Las diversas fuentes consultadas por este periódico explican que los países nórdicos son los que presentan más reticencias. Y el motivo que genera más desafección son los problemas que puede crear una futura ampliación de la Unión Europea, con la entrada de países de los Balcanes o Ucrania; con la multitud de idiomas que hay en estos territorios. Y hay otro elemento a tener en cuenta: PP y Vox presionan a aquellos gobiernos europeos comandados por partidos de derecha y de extrema derecha para que se opongan a ello.

josé manuel albares
Imagen de archivo del ministro de Exteriores, José Manuel Albares / Foto: Europa Press

Los grandes países como Francia, Italia y Alemania, aunque no están entusiasmados, no se oponen a ello. A los franceses solo fruncen el ceño cuando piensan en la lengua corsa, pero de momento no es motivo suficiente para oponerse frontalmente. Uno de los argumentos que utiliza el ministro Albares con el fin de tranquilizar al resto de países es "la especificidad" de las lenguas cooficiales del Estado español: están recogidas en la Constitución, tienen el mismo nivel de oficialidad que el castellano en las respectivas comunidades autónomas, y desde hace nada ya se utilizan en el Congreso de los Diputados y en el Senado con igualdad de condiciones que la lengua española. Esta singularidad, en Europa, solo le pertenece al catalán, el euskera y el gallego.

Albares también argumentó el pasado septiembre que uno de los puntos que ha provocado más reticencias entre los socios era incorporar de golpe tres nuevas lenguas, cosa que lo llevó a hacerlo de manera gradual y empezar con el catalán, el idioma que lo había pedido con más insistencia y que hablan más de diez millones de personas.