El Gobierno se antiene en la idea de que es posible que Salvador Illa acabe investido como presidente de la Generalitat y formando un Govern monocolor del PSC en Palau. Altas fuentes de la Moncloa consideran que, en caso de que el independentismo no sume mayoría absoluta, el PSC tendrá vía libre para negociar abstenciones tanto con Esquerra Republicana como con Junts per Catalunya en una investidura del primer secretario de los socialistas catalanes. Ven más factible cualquier acuerdo con ERC, porque ya hace varios años que socialistas y republicanos están acostumbrados a negociar, pero admiten que Junts es más "imprevisible" y más dificultoso para llegar a ningún tipo de acuerdo.
Sea como sea, en la Moncloa quitan hierro a la amenaza perpetrada este martes por Carles Puigdemont de retirar el apoyo al PSOE en el Congreso de los Diputados si el PSC intenta conseguir la Generalitat con la misma fórmula que Jaume Collboni consiguió el Ayuntamiento de Barcelona: un pacto con los comuns y con el PP. Miembros del Consejo de Ministros de máxima confianza con Pedro Sánchez confían en que Junts per Catalunya mantenga intacta la aritmética en Madrid. Consideran que la mejor garantía de estabilidad para Pedro Sánchez es que tanto la Moncloa como la Generalitat estén en manos de socialistas. También señalan que una repetición electoral no haría cambiar el tablero político y no acabaría de tener sentido.
Esta misma semana, fuentes del Gobierno opinaban que Carles Puigdemont se había disparado un "tiro en el pie" este martes cuando anunció que dejará la política activa si después del 12-M no es investido president de la Generalitat. El caso es que los socialistas españoles ven "todos los escenarios abiertos" y no están nada seguros de que Esquerra Republicana y Junts per Catalunya acaben apoyándose mutuamente en caso de que haya mayoría independentista en el Parlament, cosa que dudan de que pase.
De hecho, en declaraciones este martes en los pasillos del Senado, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, dio por hecho que Puigdemont tendrá que dejar la política porque, según su bola de cristal, Salvador Illa será el próximo president de la Generalitat. Sea como sea, otras fuentes del ejecutivo presidido por Pedro Sánchez admiten que, al menos a estas alturas, la Moncloa rechaza entrar en el cuerpo a cuerpo con Carles Puigdemont.
"Nosotros estamos centrados en nuestro candidato, que es Salvador Illa", apuntan estas mismas fuentes. Al mismo tiempo, consideran un disparate que el presidente en el exilio haya llegado a sugerir un cara a cara con Pedro Sánchez para las elecciones catalanas del 12-M. De hecho, un ministro de alta jerarquía, en conversación informal con periodistas, hacía broma este martes en los pasillos del Senado sobre el tema del día —las declaraciones de Carles Puigdemont— e invitaba a los comunicadores a "informar sobre la actualidad" y "no sobre el pasado".