El Gobierno confía en que la Mesa del Parlamento Europeo tome una decisión definitiva sobre el uso del catalán en esta institución antes de que lleguen las vacaciones de verano. Hay un grupo de trabajo dentro de esta cámara que está estudiando esta iniciativa, pero la decisión definitiva la tendrán que tomar los miembros de la Mesa. El resultado puede ser favorable o contrario, pero fuentes del ejecutivo del PSOE consultadas por ElNacional.cat apuntan que confían convencer a los miembros necesarios dentro del órgano de gobierno de la Eurocámara para sacarlo adelante. No se atreven, todavía, a darlo por ganado. Hay que remarcar, de todos modos, que no es lo mismo el uso del catalán, euskera o gallego en esta institución que reconocer la oficialidad de estas tres lenguas dentro de la Unión Europea.

La actual composición de la Mesa de la Eurocámara es la siguiente: hay cuatro miembros del Partido Popular europeo, cinco socialdemócratas, dos liberales, dos de extrema derecha, un verde y uno de izquierdas. Las fuentes consultadas por este periódico explican que intentarán convencer al PP europeo de abstenerse en esta votación, aunque el PP español presionará para que se opongan a ello. En todo caso, los socialistas españoles confían tener los votos favorables de su propia familia política, del verde y del de izquierdas. Confían, también, convencer a los liberales para que voten a favor, ahora que Ciudadanos ya es historia y que, por lo tanto, ya no puede influir en las decisiones de esta familia política en Europa. "Estamos explicando que no es un tema político, sino de identidad nacional plurilingüe del estado español", aseveran estas mismas fuentes.

Se consiga o no utilizar el catalán en el Parlamento Europeo, entonces habrá que conseguir la oficialidad de esta lengua en la Unión Europea, que es el compromiso alcanzado con Junts per Catalunya por parte del PSOE hace un año y medio a cambio del nombramiento de Francina Armengol como presidenta del Congreso de los Diputados. La oficialidad de este idioma situaría la lengua de los catalanes al mismo nivel que el castellano, el francés o el alemán en Europa: la legislación tendría carácter oficial en catalán y se aplicaría directamente a esta lengua, y detendría la discriminación actual contra la lengua catalana en los procesos para conseguir becas o pasar oposiciones en las instituciones europeas, en los que el conocimiento del catalán no da ningún punto.

La oficialidad del catalán, sin embargo, se tiene que decidir en el Consejo de la Unión Europea, y hace falta la unanimidad de los 27 estados miembros. Allí, la cuestión no se ha vuelto a abordar desde la primavera pasada, cuando la entonces presidencia belga lo planteó por última vez en un Consejo de Asuntos Generales. Las mismas fuentes consultadas por este periódico aseveran que tienen el compromiso de los polacos (el país que ahora mismo ostenta esta presidencia) de volver a abordar esta cuestión. Aseguran, también, que cada vez hay menos estados reticentes con la iniciativa: "Se ha entendido que no es una cuestión coyuntural y que nos lo tomamos en serio".

Estas mismas fuentes aseveran que si el Consejo Europeo acaba tumbando la decisión de oficializar la lengua catalana, así como la vasca y la gallega, el Ministerio de Exteriores está dispuesto a acudir a la justicia europea; un gesto que certificaría que "el gobierno no abandonará nunca este combate".