Marruecos ha propinado un monumental zasca político al presidente español, Pedro Sánchez, y no abrirá la aduana comercial en los enclaves de Ceuta y Melilla, según informa El Confidencial. Se da el caso de que Sánchez y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, anunciaron el 7 de abril pasado esta reapertura comercial como un gran acuerdo, que justificaba abrir una nueva etapa con Rabat después de la crisis de los últimos meses. La aduana comercial de Melilla está cerrada desde el 2018, por discrepancias entre los dos Estados, y la de Ceuta era de nueva apertura. Con la actual situación, la frontera sólo está abierta para los viajeros, lo que se interpreta como un funcionamiento al ralentí.
El director general de Aduanas de Marruecos, Nabyl Lakhdar, ha negado oficialmente que se abran las aduanas comerciales en una entrevista en el semanario Tel Quel, donde ha afirmado que "no es un tema de actualidad". "Para desarrollar operaciones comerciales, hay que construir infraestructuras. Hoy día ni siquiera las condiciones geográficas lo permiten", ha añadido. "Los cruces de Ceuta y Melilla son sólo pequeños pasillos. Los controles aduaneros necesitan mucho más espacio. Necesitaríamos varias decenas de hectáreas para construir áreas de visita, de control, etcétera. La configuración actual de Bab Sebta [frontera de Ceuta] no lo permite. No disponemos de la superficie necesaria para plantearnos este proyecto", argumenta.
En la marcha atrás de Rabat, también hay una prevención geopolítica. La diplomacia marroquí teme que la apertura de las aduanas comerciales pudiera ser interpretada como un reconocimiento implícito de la soberanía de España sobre los dos enclaves, especialmente Ceuta, que hasta ahora no tenía esta infraestructura. La delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, ha intentado dar una visión positiva del bloqueo y ha dicho que "siguen las conversaciones" para la posible apertura de las aduanas, pero ha reconocido que no puede poner ninguna fecha.
El resultado de todo ello es que Pedro Sánchez cedió la excolonia española del Sáhara Occidental a Marruecos y sacrificó a su ministra Arancha González Laya, sin prácticamente ninguna contraprestación, más allá de un inconcreto compromiso para tener tranquilas las fronteras, al menos durante un tiempo, y con el precio de enemistarse con el principal proveedor de gas a España, que es Argelia. Y un dato: Tel Quel ha publicado las declaraciones del director general de Aduanas de Marruecos, el día siguiente de que los presidentes de Ceuta, Juan Jesús Vivas, y Melilla, Eduardo de Castro, viajaran a Bruselas invitados por el eurodiputado de Ciudadanos Jordi Cañas.