La comisión de estudio sobre el modelo policial en el Parlament de Catalunya está llegando a su fin. Después de celebrar una veintena de sesiones y más de un centenar de comparecencias, el próximo viernes 2 de diciembre finalizará con la votación de las conclusiones. Unas propuestas que ya han registrado y hecho público los diversos grupos parlamentarios que trabajan. Encima de la mesa hay cuestiones como la prohibición del uso de pelotas de foam y las pelotas Taser o la disolución de la BRIMO y el ARRO, como reclama la CUP y los comunes. O que la Sindicatura de Greuges fiscalice a los Mossos d'Esquadra, como pide al PSC. Ahora tienen una semana para poner en común los documentos e intentar consensuar uno que reúna una mayoría.
Esquerra Republicana, que justamente está al frente del Departamento de Interior, propone un modelo de orden público "que tenga como objetivos fundamentales proteger los derechos y las libertades y velar por la seguridad de todas las personas". Con respecto a los instrumentos, los republicanos hablan, sin concretar, de que hay que "revisar los protocolos, la organización, las herramientas y las tácticas que utilizan las unidades de orden público" de los Mossos. Eso sí, proponen que los agentes de la Brimo y la Arro tengan una rotación temporal o la creación de un "mecanismo externo e independiente" para examinar el uso de la fuerza en sus actuaciones y de una oficina de atención y apoyo a víctimas de vulneraciones de derechos humanos.
El PSC va con pies de plomo cuando se trata del orden público. Los socialistas, bajo la batuta de Ramon Espadaler, no contemplan la eliminación de las balas de foam ni de ningún instrumento. Se limitan a defender que "los instrumentos, herramientas y técnicas policiales que configuran el modelo de orden público tiene que estar sujetos a una revisión crítica periódica" para incorporar o retirar herramientas. Pero avisan de que "habrá que evitar que el resultado sea una merma de la capacidad operativa" de la Brimo y la Arro. Con respecto al control de las actuaciones de orden público, en lugar de la creación de un organismo externo, apuesta por crear una "unidad especializada" dentro de la Sindicatura de Greuges que haga esta tarea de "fiscalización" de los operativos.
La CUP, en cambio, es mucho más contundente cuando hace referencia a los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra. Los anticapitalistas concluyen que "hay que disolver las actuales unidades de orden público" (Brimo y Arro) y también prohibir armas como las balas de foam y las pistolas Taser. "Es una prioridad acabar con las herramientas de persecución de la movilización y vulneración de derechos", sostienen. Los cuperos también consideran necesario, con urgencia "realizar reformas estructurales en los Mossos d'Esquadra y establecer mecanismos de control democrático, reparación y garantías de no repetición ante la impunidad policial". El objetivo, que "la policía deje de actuar como un cuarto poder y se someta al control democrático del Govern, el Parlament y la población catalana".
En la misma línea se mueven los comunes, que también apuestan por la disolución de las unidades de orden público de los Mossos d'Esquadra, que quieren sustituir por "nuevas unidades territoriales, con carácter polivalente, que respondan a los nuevos criterios de intervención policial en materia de orden público" y tengan "formación especializada en derechos humanos". Como ERC, también plantea la limitación temporal de permanencia de los agentes en estas unidos. Con respecto a los instrumentos, los de Jéssica Albiach también reclaman "prohibir" el uso de las pelotas de foam y de los proyectiles SIR-X, así como de las técnicas de encapsulación y carrusel".