El informe que los Mossos d'Esquadra han enviado al juez Llarena, que solicitó información sobre el plan para detener a Puigdemont el pasado 8 de agosto, aclara varios aspectos. Entre otros, un informe firmado por el mismo comisario en jefe, Eduard Sallent, indica que el presidente del Parlament impidió que los Mossos d'Esquadra entraran en el interior del Palacio para inspeccionarlo, con la sospecha de que podrían haberse llevado a cabo acciones para introducir al presidente de manera oculta en el interior de la cámara, algo que la policía quería evitar, teniendo en cuenta que Carles Puigdemont, el presidente que organizó el referéndum del 1 de octubre de 2017, tiene pendiente una orden de detención por parte del Tribunal Supremo y del juez Pablo Llarena.

Sin embargo, esta requisa, que se quería hacer con unidades subterráneas y también de la unidad canina, fue imposible, según detalla Sallent en este documento al que ha tenido acceso ElNacional.cat. Según consta, los Mossos solicitaron entrar en el Palacio del Parlament de Catalunya, en el parque de la Ciutadella, el día anterior, y poder registrar las dependencias para evitar que el presidente pudiera estar en el interior o incluso, según asegura el mismo informe, problemas de seguridad contra el propio presidente, quien cabe recordar que es objetivo de la ira españolista.

No pudieron registrar el Parlament

Según detalla el informe de los Mossos a Llarena, la tarde del 7 de agosto "responsables del Parlament" no facilitaron que se pudieran llevar a cabo estas actuaciones y solicitaron una petición por escrito del mismo comisario en jefe. Esta petición se envió al presidente Josep Rull y, según consta en el informe de los Mossos, desde el Parlament se denegó la entrada de la policía por falta de "personal laboral adecuado" para acompañar a los Mossos. Esto, asegura Sallent en este informe, "reforzó las sospechas sobre un posible acceso del señor Puigdemont al Parlament de forma previa al debate". El objetivo de los Mossos era frustrar, si estaba prevista, una acción que pudiera afectar la seguridad del debate de investidura y, al mismo tiempo, también la seguridad de los diputados y del propio Puigdemont. Durante la noche, entre el 7 y 8 de agosto, los Mossos también desplegaron agentes de paisano en el parque de la Ciutadella, para evitar que grupos de personas pudieran instalarse y evitar cualquier tipo de acción. Durante la noche y la madrugada se desalojó del parque a unas setenta personas, si bien no consta, en este informe, si estaban preparando algo relacionado con la llegada "clandestina" del presidente Puigdemont.

Esta requisa sí que se pudo realizar al día siguiente, antes del inicio de la sesión de investidura —que finalizó con Salvador Illa como presidente de la Generalitat— y no sirvió para encontrar al presidente Puigdemont. No fue hasta alrededor de las nueve de la mañana que Carles Puigdemont se dejó ver, llegando por el pasaje de Sant Benet, cerca del Arc de Triomf. Fue allí donde se activó el plan para detener a Puigdemont, aunque la maniobra del presidente, ayudado por, entre otros, agentes de los Mossos y también Jordi Turull, secretario general de Junts, le permitió desaparecer y no ir hasta el Parlament, donde los Mossos querían detenerlo.