Cuando Pedro Sánchez llegó al poder tras el triunfo de su moción de censura en el 2018 y formó gobierno muchos titulares resaltaban que la mayoría de sus integrantes eran mujeres y había quien incluso hablaba de un Consejo de Ministros. El presidente, sin embargo, era un hombre. En el 2021, después de unas intensas negociaciones, Pere Aragonès llegó al Palau de la Generalitat ante un consejo ejecutivo en coalición con Junts donde había dos conselleres más que consellers, 8 a 6. President, eso sí, también lo era un hombre. Los miembros de los dos gabinetes han ido variando con los años y siempre se ha mantenido esta mayoría de mujeres en los dos casos y aunque los dos gobiernos de izquierdas han presumido de hacer políticas a favor de la igualdad entre géneros (los dos tienen una cartera bajo este nombre) ninguna mujer ha podido llegar todavía ni a la presidencia del país ni del Estado y mucho pocas han sido candidatas de un partido para conseguirlo.
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De hecho, en Catalunya, desde la transición democrática y hasta que en 2010 el PP no situó a Alícia Sánchez Camacho como número 1 por Barcelona, ninguna mujer fue candidata a la presidencia de la Generalitat. En total, son 8 elecciones -desde 1980 hasta el 2006- sin que ningún partido con representación parlamentaria apostara por situar a una mujer como cabeza de lista. En 2012, Sánchez Camacho repitió como candidata del PP y como única mujer al frente de una opción electoral, mientras que en 2015 y 2017 tomó el relevo Inés Arrimadas, que ganó las elecciones del 21-D en plena aplicación del 155. En el 2021, aunque finalmente surgió Pere Aragonès como presidente, hubo hasta tres candidatas de partidos con representación parlamentaría Generalitat: Laura Borràs por Junts, Dolors Sabater por la CUP, Jéssica Albiach por los comunes. Así, de los partidos que hoy tienen representación en el Parlamento, Vox, ERC y el PSC son los únicos que no han presentado nunca a una mujer como cabeza de lista por Barcelona.
Joana Ortega y María Teresa Fernández de la Vega, pioneras
Con las presidencias reservadas para los hombres tanto en Catalunya como en España, las segundas posiciones, parecen destinadas por ellas: en casi seis años Pedro Sánchez ha tenido diferentes vicepresidentas, todas mujeres, y Laura Vilagrà ha subido hasta este rango en la última remodelación de gobierno. Ahora mismo, el Govern monocolor de Esquerra Republicana cuenta con 8 consellers por 6 consellers, aparte del president Aragonès. Antes de ella, el Govern había tenido dos vicepresidentas más, las dos de Convergència y Unió con Artur Mas. La pionera en este sentido en Catalunya fue Joana Ortega, entre el 2010 y en el 2015, cuando la sustituyó Neus Munté durante unos pocos meses. A partir de entonces y hasta que Vilagrà asumió el cargo habían ocupado la vicepresidencia tres hombres en los gobiernos de coalición, siempre con un president al frente: Oriol Junqueras, Pere Aragonès y Jordi Puigneró.
En España, la tradición de las vicepresidentas nace años antes, en el 2004 con José Luis Rodríguez Zapatero y se ha mantenido tanto con los gobiernos de Mariano Rajoy como en los de Pedro Sánchez, que ha colocado siempre mujeres a las vicepresidencias con una excepción, la de Pablo Iglesias, que era vicepresidente tercero. Desde la llegada de María Teresa Fernández de la Vega, diferentes mujeres han ocupado este cargo al Gobierno: Soraya Sáenz de Santamaría que fue la mano derecha de Mariano Rajoy, Carmen Calvo, Nadia Calviño y Maria Jesús Montero. Desde el 2004, solo un hombre, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha sido vicepresidente, y solo se mantuvo durante unos meses, entre 2010 y 2011, con Elena Salgado como vicepresidenta segunda.
Voces de mujeres para gobiernos presididos por hombres
Aparte de la tendencia en los últimos años de escoger una vicepresidenta da, también existe la costumbre de poner a una portavoz para que se encargue de la comunicación de los gobiernos. Desde hace casi 20 años, cuando José Montilla escogió a la consejera Aurora Masip para ser la voz del segundo tripartito -con los retos que eso suponía- solo ha habido dos excepciones: Francesc Homs, portavoz durante los gobiernos de Artur Mas, y Jordi Turull, solo durante los tres meses que fue conseller de Presidencia de Carles Puigdemont. Estos eran dos cargos que se acostumbraban a compaginar hasta que Aragonès escogió a una periodista independiente, Patrícia Plaja, para ser la voz de su gobierno de coalición. La habían precedido Neus Munté, Elsa Artadi y Meritxell Budó, aparte de la pionera Masip, en el cargo.
En el Estado, esta tendencia a escoger una voz femenina como representante de un gobierno presidido por un hombre todavía es más evidente. En seis años en la Moncloa, Sánchez ha tenido cuatro portavoces diferentes: Pilar Alegría, Isabel Rodríguez, María Jesús Montero e Isabel Celáa. Mariano Rajoy no fue menos: durante cinco años confió en su mano derecha, la todopoderosa Soraya Sáenz de Santamaría, el cargo de portavoz, sumado al de vicepresidenta, aunque en su última etapa, del 2016 hasta la moción de censura optó por Íñigo Menéndez de Vigo. La portavoz más representativa de la etapa de Zapatero también fue una mujer, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, entre el 2004 y 2010, mientras que en la etapa final del socialista asumieron este papel Rubalcaba y José Blanco.
Los parlamentos, ¿cosas de mujeres?
Si las vicepresidentas son la segunda autoridad en un gobierno, las presidentas de los parlamentos lo son de su país, aunque en el caso de una monarquía parlamentaría quedan relegadas a la tercera posición por detrás del rey y del presidente del gobierno. En España, como en el caso de las vicepresidencias, hubo una presidenta del Congreso antes que en Catalunya una presidenta del Parlament. Fue José María Aznar quien el año 2000 situó a una mujer al frente de la cámara. La escogida fue Luisa Fernanda Rudi, que antes había sido también la primera mujer alcaldesa de Zaragoza y después se convirtió en la primera presidenta de Aragón. A partir de entonces, sin embargo, tuvieron que pasar hasta 12 años para que una mujer volviera a ocupar este cargo y la escogida fue Ana Pastor. Después, la han seguido las socialistas Meritxell Batet y Francina Armengol.
En Catalunya, la primera presidenta del Parlament fue Núria de Gispert en diciembre del 2010. Aquel día, desde la Mesa de la cámara catalana pronunció un discurso centrado en los hitos que habían conseguido a las mujeres en los últimos años y apostando por seguir luchando por acabar de desmenuzar el techo de cristal. Desde ella, la presidencia del Parlament ha sido ocupada por tres mujeres más: Carme Forcadell, Laura Borràs y Anna Erra.
Mayoría absoluta de diputadas
Los parlamentos no solo se han ido feminizando con el tiempo por el hecho de ser presididos por mujeres, sino porque a medida que han ido avanzando las legislaturas la diferencia entre diputados y diputadas se ha ido reduciendo significativamente hasta llegar a la paridad o incluso a tener más mujeres que hombres en el hemiciclo. En Catalunya, la evolución es muy significativa. Mientras en la primera legislatura había solo un 5,2% de diputadas una cifra que ha ido evolucionando positivamente hasta el 51,9% actual. Aunque esta legislatura empezó con 65, este número ha ido en aumento hasta los 70. En el Congreso, sigue habiendo mayoría absoluta de hombres, aunque la cifra de diputadas también ha ido creciendo hasta las 153.