La causa catalana ha vuelto a despertar el interés de la prensa internacional tras la detención del president Carles Puigdemont en Alemania el pasado domingo. Catalunya ha centrado editoriales recientemente en la revista alemana Der Spiegel y el periódico británico The Times, medios que se han mostrado muy críticos con el encarcelamiento de la cúpula independentista y una posible extradición del president. Ahora a estos dos medios de referencia se añade el norteamericano The New York Times, que ha pedido una solución política a la contienda catalana.
En un contundente editorial, que lleva el título "La disputa de Catalunya en Alemania", el periódico norteamericano pone de relieve la deriva represiva por parte del Gobierno de Mariano Rajoy. La cabecera no acaba de ver hasta qué punto se puede imponer delitos tan graves a Puigdemont, cuando éste es un representante elegido de forma democrática que "nunca ha recurrido a la violencia".
En el texto, sostiene que el Estado se empeña en presentar a Puigdemont como un "simple criminal", cuando realmente tras su detención en Alemania el conflicto ya ha alcanzado niveles europeos. El periódico recuerda que la extradición del president está ahora sobre la mesa y que esto depende de la equivalencia entre los delitos de rebelión y el de alta traición, en España y Alemania, una relación que en The New York Times identifican como "vaga".
Tras la detención del president y la posibilidad que se fuerce su vuelta a tierras españolas, el periódico norteamericano sostiene que hace falta más política y menos judicialización. Para The New York Times es el momento de "gestos conciliadores" para una confrontación que —lamenta el editorial— "ha llegado demasiado lejos".
El Estado, en evidencia
La opinión del diario estadounidense es pues una enmienda a los últimos movimientos de las instituciones españolas respecto a Catalunya. The New York Times habla de la violencia policial del 1-O y de la persecución de los líderes políticos independentistas para su convocatoria.
El diario lo denuncia sin negar su defensa editorial de la unidad de España. Sostiene que, en definitiva, la actitud del Gobierno es un arma de doble filo con la que se está dando voz y razones al indepedentismo.