Es una de las sorpresas de las listas de Esquerra Republicana para las elecciones españolas del 28 de abril. Después de abandonar Catalunya en Comú y fundar el partido Soberanistas, Joan Josep Nuet (Reus, 1964) explica en una entrevista a El Nacional qué lo ha llevado a ser el número cuatro de los republicanos al Congreso de los Diputados. Muy crítico con la dirección de los comunes, a quién acusa de haber perdido los valores fundacionales del partido y de haber dejado de ser un aliado del procés, Nuet defiende que no es independentista pero que la España borbónica no ha permitido otra salida que construir la república catalana.

Dijo que abandonaba Catalunya en común para poder defender "las ideas constituyentes de los comunes: república catalana, procés constituyente y ruptura con el régimen del 78". ¿Es que los Comuns ya no las defienden? ¿Ya no son el cambio que proclamaban en 2015?
La idea política fundacional de los comunes se ha ido diluyendo. Salimos para comernos el mundo, para ser primera fuerza política y representar el 80% de la sociedad catalana que quiere decidir su futuro. Parte de estas ideas, sin embargo, se han ido perdiendo por el camino. Hoy en día la centralidad de los comunes la ocupa gente que desconfía profundamente del procés y del 1-O, cuando eso no tenía que ser así.

¿Cómo se ha llegado a este punto? Sólo han pasado cuatro años...
En los últimos diez meses se ha acelerado. Cuándo se aparta de la dirección y se veta a una serie de personas. No quiero decir que no haya quién todavía las defiendan, pero no ocupan la centralidad del proyecto. Yo estaba comprometido con estas ideas cuando se creó Catalunya en Comú y ahora estoy profundamente decepcionado con este cambio. En estos momentos, en un consejo nacional del partido, si eres dirigente de los comunes no puedes hablar de República catalana. No digo que esté prohibido, pero no lo oirás en boca de nadie. El proyecto ha ido mutando y de ver el procés como una oportunidad, se lo ha visto como un problema.

En los comunes hay quien cree que el procés es un problema y que se tiene que acabar con él

¿Les da miedo el procés?
Sí, no se acaba de entender qué es. No hay uno análisis histórico correcto de que ha pasado en los últimos años y, por lo tanto, se desconfía de él. Incluso hay actitudes muy importantes dentro de la dirección antiproceso o antiindependentistas. Cuando nació Catalunya en común era una aliada del procés y ahora es todo el contrario. Es muy crítica con el procés, no con los errores del procés, con el cual también soy crítico yo, sino con el concepto global. Algunos creen que el procés es un problema y que se tiene que acabar con él. Yo eso no lo comparto y por eso estaba muy incómodo.

¿Considera que se le censuró?
No hay una norma escrita, pero prácticamente está prohibido hablar de República Catalana. Dentro de Catalunya en comú es un concepto que ha sido borrado, tachado, censurado del discurso oficial. Cuando esta idea es eliminada quiere decir que la centralidad del proyecto la tienen personas que esta idea nunca la hicieron suya. Se aprobó y era una idea de todos, pero no se desarrolló ni se creía en ella. Para mí es incompatible formar parte de este espacio y tener esta censura encima.

Hay a quien culpa de este cambio al poder de Iniciativa dentro de la dirección. ¿Lo comparte?
Yo no acuso a siglas políticas. Lo encuentro inadecuado e injusto. La idea del antiproceso ha ido haciendo mella, afecta partidos y afecta personas. Incluso afecta gente que cuando eso empezó eran a mucho más proproceso que yo.

¿Podríamos decir que ahora los comunes son antiproceso?
Hay una parte de los comunes que son antiproceso y antiindependentistas. Pero el espacio de los comunes, que va mucho más allá del partido Catalunya en Comí, no es anitprocés. Hay centenares de miles de votos que alguna vez han votado en los comunes y son perfectamente compatibles con las ideas de los procés, visto como una oportunidad de cambio en nuestro país. Esta gente han ido abandonando Catalunya en Comú y se sienten huérfanos. Ahora tienen que encontrar referentes comunes que sí conecten con lo que Catalunya en Comú era en sus orígenes.

Los comunes se tienen que preguntar por qué tanta gente ha dimitido, se ha marchado, se la ha apartado o se la ha cesado. El problema no está en estos, sino en el espacio originario

Lo acusan de tranfuguismo y de seguir prácticas de la vieja política. ¿Qué  los contesta?
Yo no me he movido de los principios fundacionales de Catalunya en Comú, en todo caso lo que se ha movido es el partido político, que en estos momentos no defiende los valores fundacionales. Los comunes se tienen que preguntar por qué tanta gente ha dimitido, se ha marchado, se la ha apartado o se la ha cesado. Cuando estas palabras se acumulan el problema no está con los dimitidos, cesados o huidos, el problema es con el espacio originario, que cada vez se parece menos al original.

¿Pero entiende que estén enfadados con el hecho de que hayan fichado por otro partido?
Lo que hemos hecho nosotros es un acuerdo de coalición con ERC. Yo no me he hecho de Esquerra Republicana. Hemos montado un partido, que se dice Soberanistas, que está dentro del espacio de los comunes, y que ha hecho una coalición con Esquerra Republicana. Yo el día que dije que estaba dispuesto a ir a la lista electoral dejé mi escaño y Elisenda Alamany también lo ha dejado. En estos momentos el grupo d'En Comú Podem tiene los ocho diputados que tenía. Yo no me he movido de donde estaba, sigo siendo fiel a las ideas que motivaron el nacimiento de Catalunya en común. ¿Por qué Xavier Domènech, Elisenda Alamany y Joan Josep Nuet ya no están, ni tampoco miles de nombres anónimos? El partido tendría que reflexionar sobre qué ha pasado. Eso no es una conjura de gente mala.

Lo acusan de tranfuguismo en público, sin embargo, ¿qué le han dicho en privado?
Las conversaciones en privado no las puedo revelar. Pero la sensación de que eso ya no es lo que era es generalizada. Todo el mundo sabe que cuando acaben las elecciones municipales, el espacio de los comunes va hacia una crisis profunda, en la cual ya está inmerso, y tiene que ser repensado de arriba abajo. Yo y Elisenda hemos sido de los primeros al decir que 'el rey va desnudo' y ya se sabe, como en el cuento, el primero que lo dice no levanta masas adhesiones, pero da igual. Pronto la constatación será objetiva, porque el rey va desnudo. Seguir tapando la verdad y poniendo el polvo bajo la alfombra, sólo alarga la agonía y es un error. Si hoy Catalunya en Comú no sabe representar el ideal de cambio que en su momento empezó, lo mejor es reconocerlo. Los resultados electorales también pondrán las cosas en su lugar.

La España borbónica no nos ha dejado otra salida que constituirnos en una república catalana

Siempre ha dicho que no es independentista, pero ahora va a las listas de un partido independentista. ¿Cómo se entiende eso?
ERC y personas de mi cultura política hemos encontrado en la idea de República catalana un punto de encuentro que nos da un margen de trabajo conjunto enorme. Hoy ya es una realidad que la España borbónica no nos ha dejado otra salida que constituirnos en una república catalana. Esta república la tenemos que llenar de categorías, para nosotros, por ejemplo, de categorías sociales, que le dan sentido para mucha gente que vive en barrios populares y que ha visto el procés de reojo. El camino a labrar juntos es muy grande y muy largo. Este acuerdo (ERC+Sobiranistes) es muy representativo del 80% de la sociedad catalana, muy plural y variado. Es un 80% que es ganador.

¿Ha cambiado ERC o ha cambiado Usted?
No, yo creo que ERC y Sobiranistes se mueven al buen ritmo de la sociedad catalana.

Sólo hace un año y medio que ERC participó en una DUI...
Sí, pero la historia de Catalunya es larga ni compleja. ERC tiene 80 años de historia y ha tenido muchos momentos históricos. Mi trayectoria política, que es la del PSUC, también ha tenido muchos momentos históricos. Lo importante es que ahora cojamos de forma adecuada el potencial de este 80%. El derecho a decidir y la autodeterminación es central, la democracia es central. Los dos ponemos estas ideas en medio, independientemente de de dónde venimos, independientemente de nuestra historia, que es larga y compleja y puede estar llena de errores.

Sí, pero ¿que los ha llevado ahora a confluir?
En este momento la sociedad catalana se tiene que empoderar en torno a una serie de ideas que son transversales, que representan el 80%, y que son el mejor antídoto de la ultraderecha y del autoritarismo. Si estas ideas las hacemos grandes y fuertes serán ideas ganadoras. Con ERC nos hemos encontrado en las ideas de república catalana, procés constituyente y ruptura con el régimen constitucional del 78, con este candado que nos ahoga. Haber hecho eso es un paso muy importante que marcará la política catalana de los próximos años. Quien eso lo capte jugará un papel central y quien lo rechace jugará un papel más secundario.

Con ERC nos hemos encontrado en las ideas de república catalana, procés constituyente y ruptura con el régimen constitucional del 78

¿Para dejarlo claro, no se ha vuelto independentista, no?
Yo estoy en el mismo lugar que estaba desde hace muchos años.

Entonces, ¿es ERC que ha venido a su terreno?
No, no. Yo soy republicano y soy autodeterminista. Lo era hace muchos años y lo sigo siendo, y ERC es republicana y autodeterminista. En este campo es donde jugamos. Es el campo de la victoria, es el campo del 80%. Tenemos que convencer a la sociedad catalana, viva en Bellvitge o viva en la plaza del ayuntamiento de Vic, que estas ideas son ganadoras. Eso es lo que nos hará grandes y nos hará ganar. Con este proyecto que empezamos y que puede convertirse en central podemos conseguir dos cosas: ser mayoría en Catalunya y ser tan fuertes para hacer una negociación exitosa con el Estado.

Hay otra candidatura, el Front Republicà, que se presenta a las elecciones porque dice que ni ERC ni JxCat representan el mandato del 1-O. ¿Cuál es este mandato pa Usted?
El 1 de octubre es una jornada histórica de la cual todos estamos todavía aprendiendo y en la cual muchos nos referenciamos. Los que fuimos a votar y también la comprensión de los que no fueron. Estos también son catalanes que tenemos que representar y los tenemos que incluir. De este 80% que hablábamos no todo el mundo fue a votar. El 1-O fue una realidad políticosocial de qué queremos soberanamente decidir. El 1-O fue un desafío, pero nos hacen falta alcanzar nuevos hitos politicosociales para poder decidir de forma definitiva.

Nos hace falta un referéndum de autodeterminación reconocido por la comunidad internacional

¿Cómo tiene que seguir, para Usted, este procés?
Necesitamos un referéndum efectivo y vinculante. En algunas ocasiones hemos tenido debate sobre si el referéndum definitivo lo hemos hecho o no lo hemos hecho...

...Usted cree que no se ha hecho?
No le pongamos agua en el vino. El 1 de octubre es histórico y un hito, pero no tenemos sufiiente con ello. Igual que cuando hagamos un referéndum de autodeterminación no s'acabrà la historia de Catalunya. Hay gente que se piensa que la autodeterminación es un hecho de un día. No, la autodeterminación es un procés de poder y de soberanía, que no lo agotas con un hecho. Se puede hacer un referéndum y al cabo de unos años se puede hacer otro. La soberanía no es una fotografía estática. Nos hace falta un referéndum de autodeterminación reconocido por la comunidad internacional.

¿Y eso cómo se consigue?
Lo tendremos que dialogar y lo tendremos que hacer. El mejor modelo es el escocés. En la agenda de esta candidatura y de esta coalición sigue habiendo un referéndum de autodeterminación que sea efectivo y que tenga reconocimiento internacional. Eso se tiene que hacer con estrategias de todo tipo: internacionales, en el conjunto del estado español y con mayorías en Catalunya que defiendan este concepto.

¿Cuál ha sido el problema hasta ahora? ¿No había una mayoría suficiente? ¿El "tenemos prisa"?
Los escoceses esperaron muchas decenas de años. Eso no quiere decir que en Catalunya pase lo mismo. Escòcia es Escocia y Catalunya es Catalunya, pero los tiempos no son cortos. Uno de los problemas que tuvimos es que los tiempos se aceleraron y se creyó que con pocos meses conseguiríamos la victoria. Nos hemos dado cuenta de que no estamos hablando de meses, sino de años. Se tiene que perseverar y se tiene que mantener una gran mayoría en Catalunya. Necesitamos una mayoría del 70 o 80%, porque esta mayoría convencerá a personas como Miquel Iceta.

Necesitamos una mayoría del 70 o 80%, porque esta mayoría convencerá personas como Miquel Iceta

Iceta ya se ha autoenmendado...
Sí, pero lo traicionó el subconsciente. Al final si hay una mayoría muy amplia se acaba imponiendo. Los contrarios al procés han jugado queriendo empequeñecerlo, diciendo que el procés no tenía legitimidad porque sólo representaba al 47% de los catalanes. Necesitamos un procés del 70 o 80%, porque este procés romperá por sí solo una parte de las barreras. Las catalanas, claramente. Uno de los objetivos políticos es hacer grande el procés democrático catalán: que represente el 70 o el 80% de la sociedad catalana con todos sus acentos, que son muchos.

¿Cómo afectará una sentencia condenatoria a todo eso?
La sentencia es un arma de doble hilo. Por un lado tiene un impacto negativo. Es la cara dura de la represión, de la prisión, de las consecuencias personales que realmente tienen un impacto muy importante y que atemorizan. Cuando vas al Supremo y te sientan en la silla, te puedo asegurar que las sensaciones qué tienes son de que el poder del Estado te está oprimiendo, y eso es físico. Es una opresión casi física, sientes presión en el pecho cuando estás allí. Eso es duro, pero al mismo tiempo demuestra las fisuras del Estado democrático. El Estado español tiene enormes fisuras democráticas que viene acomuladas por un procés histórico, de cómo se ha construido a lo largo de la historia y estas fisuras en este momento las tenemos que mostrar primero a la sociedad española y catalana, y después a la internacional.

¿Y de qué manera se hace eso?
Necesitamos aliadosen el conjunto del estado, demócratas españoles, que se den cuenta de que eso también afecta a sus libertades. Se juzga mucho más que a unos líderes soberanistas catalán. La democracia española está siendo auditada a través de este juicio y de esta sentencia. La condena política a unas ideas abre la puerta a la condena a otras ideas el día de mañana. Esta sentencia tiene un impacto que tiene que tener respuestas políticas.

La sentencia será una bomba nuclear políticamente hablando. La respuesta a esta tiene que ser coordinada

¿Cuál tiene que ser?
Lo que tienen que ser es coordinada entre gente que tiene varias visiones del procés, pero que puede tener de la democracia uno análisis parecido. Esta coalición (de ERC y Sobiranistes) es la semilla, o una de las semillas que intenta leer ya la sentencia. La sentencia será una bomba nuclear políticamente hablando. El Supremo sienta jurisprudencia y, por lo tanto, será la vara de medir a partir de ahora futuras protestas que atenten contra el orden constitucional y pretendan modificar la Constitución. Desde el punto de vista del varemo democrático tiene mucha importancia. Es un impacto muy importante y que durará años. La sentencia del Estatuto ha durado del 2010 al 2019, casi 10 años, esta durará 10 años más. Los próximos 10 años una parte importante de la política catalana se moverá en torno a las consecuencias de esta sentencia.

Usted también será juzgado para el 1-O, en su caso en el TSJC, por permitir un debate. ¿Cómo lo afronta?
Pleno de convicciones. En mi caso y en el de la Mesa se focalizan los mecanismos parlamentarios, y estos son también unos de los varemos de la democracia. Creo que los debates que hay en una sociedad y que son mayoritarios, tienen que estar presentes en los parlamentos. Intentar vetar eso por vías administrativas y judiciales es un grave error político. Si lo permitiremos, pasaremos a jugar a la segunda liga, a la segunda división de los parlamentos democráticos europeos. Eso el Parlament de Catalunya no se lo puede permitir porque, además, es uno de los primeros parlamentos en Europa. Es un retroceso histórico, durísimo y que afectaría el conjunto de la democracia española. Iniciaría un periodo de censura de ideas y de conceptos políticos.

En mi proceso judicial, hay parte de los comunes que me ha acompañado con su indiferencia

¿Se sintió acompañado por los comuns durante el procés judicial?
Los comuns me acompañaron, pero es cierto que una parte de ellos no pusieron euforia en este acompañamiento porque el procés y el 1 de octubre lo ven ajeno.

¿Ajeno? Se juzgaba a alguien de su grupo parlamentario.
Hay gente de los comunes que me acompañó y que me acompaña a saco, y otros que que me han acompañado con su indiferencia.

Elisenda Alamany dijo que no habían estado a la altura del momento con el juicio, con el 'pressing' que hicieron por los presupuestos. ¿Lo comparte?
Tenemos que hacer uno análisis correcto de lo que pasó con los presupuestos. La negociación la rompe el PSOE porque los barones socialistas se revelan un fin de semana, después de que el viernes se filtra que hay un relator que de alguna forma ayudará al diálogo político. Este punto inicia una verdadera revuelta en el partido, sólo semblante al golpe de estado de Ferraz, y rompen las negociaciones. Esta es la causa de que no haya presupuestos y que la legislatura se agote. No es en absoluto el independentismo el responsable.

¿Así pues, la culpa es del PSOE?
El responsable es la incapacidad de una parte del PSOE de aceptar que el debate político sobre el procés catalán juega un papel político importante. Una parte de esta barones desea pactar con Ciudadanos en sus territorios. PP, Cs y Vox han hecho toda la campaña diciendo que Sánchez era presidente del gobierno por culpa de los independentistas. A Zapatero también lo acusaron de ser el presidente que entregó el Estatuto a los catalanes.

Es la estrategia clásica de la derecha española...
Sí, esta es la política de la derecha española centralista. A los catalanes sólo nos han dejado un camino, que es constituir la república catalana como salida política al fracaso del Estado de las autonomías. En el debate de los presupuestos, es importante que constatemos que el independentismo se comportó muy responsablemente exigiendo agenda política, no pedía un acuerdo. Estábamos hablando sobre la agenda, sobre qué se podía hablar. Había un punto, que durante horas estuvo vivo, que era 'hablaremos del derecho a la autodeterminación de Catalunya'.

Pero no lo aceptaron...
...pero sí que aceptaron al relator, y sól por el relator en Sánchez se le montó una revuelta interna. El PSOE tiene que saber medir eso, porque evidentemente del derecho a la autodeterminación se hablará. Es cuestión de tiempo que el PSOE acepte que de este tema se hable. El acuerdo es más difícil, porque querría decir poner una fecha a este referéndum y aceptar las condiciones, pero que está en la agenda política es una realidad. El PSOE nos decepciona mucho cuando le cuesta tanto aceptar la realidad democrática.

Sánchez estuvo durando horas discutiendo una agenda dónde estaba el derecho a la autodeterminación de Catalunya. Con este Sánchez se puede hablar

¿Usted es partidario de investir a Perdro Sánchez?
Depende. Depende de qué Pedro Sánchez nos encontramos, conocemos diversos. Conocemos uno que habla de la plurinacionalidad, otro que durante horas ha estado discutiendo una agenda donde había el derecho de autodeterminación de Catalunya, conocemos uno que acepta la figura de un relator... Con este Pedro sánchez se puede hablar mejor que con lo que se niega a hablar de la corrupción del PP en las comisiones parlamentarias, o lo que se dobla ante los capitanes socialistas que podrían ser intercambiadospor líderes de Ciudadanos en sus territorios, como es el caso de Aragón, Andalucía o Castilla la Mancha. Con este PSOE no queremos ni hablar. Si Sànchez quiere diálogo, hablaremos.

¿Diálogo sobre autodeterminación y presos?
Evidentemente. La represión es un tema del cual tenemos que dialogar de forma clara. Tenemos que hablar de represión, del avance de la extrema derecha y del derecho a decidir de Catalunya. Es una obviedad que la mayoría de la sociedad catalana quiere decidir y no se puede hacer callar al 80% de los catalanes y catalanas. Después, sin embargo, también hay u mientras tanto. Mientras se produce esta diálogo, hay una vida cotidiana difícil por muchos sectores de la sociedad que todavía viven bajo el impacto de la crisis. Por lo tanto, tenemos que hablar de muchas leyes sociales, del derecho a la vivienda, al trabajo y a otros derechos sociales con los que estamos comprometidos. En el día a día se tienen que buscar soluciones. Una cosa no saca la otra.

¿Eso quiere decir que no se puede bloquear el Congreso?
Nosotros vamos al congreso a proponer soluciones, diálogo, salidas... Por lo tanto, a hacer propuestas. Ahora, ¿qué vamos a bloquear? Pues que se pueda hacer otro 155, la corrupción, la extrema derecha y todo lo que sean nuevos ataques a los catalanes y catalanas por el hecho de serlo o por el hecho de querer decidir nuestro futuro. Todo eso lo vamos a bloquear. No firmaremos ningún cheque en blanco a nadie, en absoluto, pero tenemos que hacer valer nuestra fuerza. Los intereses de los catalanes se tienen que defender en Bruselas, en Madrid y en Nueva York. No hay ámbito donde los intereses de los catalanes no haga falta defenderlos. Los tenemos que defender en todas partes.

¿Pero la autodeterminación es una línea roja?
Poner en el diálogo este tema es clave. No digo nada más que recuperar lo que ya existía. Ahora ya no hablemos de ciencia-ficción. Ha habido un diálogo, en aquella reunión en Pedralbes, donde la figura del relator y el derecho de introducir a la agenda el derecho a la autodeterminación se estuvieron discutiendo con el gobierno socialista. Quizás ahora lo reanudaremos con más calma, con una legislatura que quizás será un poco más larga.

¿Eso quiere decir que no es una condición para el día 1 de la legislatura?
Sería muy difícil decir si el día 1 lo tendremos todo ligado o si será el día 3. Hablaremos sin saber qué día cerraremos los acuerdos. Ahora hay mucho trabajo hecho. Tenemos que volver a la misma mesa y con los mismos temas en la agenda. Tenemos que volver al mismo sitio.

Acusar a los independentistas de ser los causantes de qué no hubiera presupuestos (en el Estado) es mentir

Permítame una última pregunta. ¿Si hubiera sido diputado en la legislatura anterior, hubiera votado a favor de los presupuestos de Sánchez?
Lo que nunca hubiera hecho es acusar a los independentistas de ser los causantes de qué no haya presupuestos. Eso es mentir. Los causantes son una parte del PSOE muy y muy derechista, muy próxima a Ciudadanos. De ninguna manera hubiera permitido con mi voto y con mi opinión equivocarme de adversario y acusar a los aliados de que Mariano Rajoy saliera de la Moncloa de ser los responsables del fracaso de los presupuestos. De ninguna de las maneras.