La portavoz de Vox en las Illes Balears, Idoia Ribas, ha presentado este lunes su renuncia al cargo, después de la crisis interna de finales de enero, cuando cinco diputados rebeldes liderados por la misma Ribas expulsaron a la líder del partido y al presidente del Parlament, Patricia de las Heras y Gabriel Le Senne. Juntamente con Ribas, han dimitido al portavoz adjunto al Grupo Parlamentario, Sergio Rodríguez, y el diputado Agustín Buades, que hasta ahora era presidente del Consejo de Dirección del grupo. Todos ellos conservan el acta y continúan como diputados dentro del Grupo Parlamentario Vox. Desde la extrema derecha españolista, la decisión no se había consensuado con el resto de sus integrantes, y de hecho los diputados han comunicado estas renuncias a sus compañeros —que incluye a la presidenta del partido en las Illes, Patricia de las Heras— este mismo lunes a primera hora.
Las mismas fuentes explican que la decisión viene motivada por el lanzamiento de una asociación dirigida por estos tres diputados y su intención de dedicarse más a ella. En la presentación el viernes pasado ya señalaron su voluntad de compaginar la asociación con sus actas de diputados. Por eso, este lunes los dos portavoces han presentado los escritos a la Cámara poco después de la apertura del registro. Mientras tanto, Buades ha dimitido de manera interna como presidente del Consejo de Dirección. No han comunicado cambios inmediatos en el reparto de comisiones parlamentarias —si bien sí que implicará un relevo a la Junta de portavoces—. Es de esperar que las designaciones de nuevos portavoces se decidan en una reunión en las oficinas parlamentarias del grupo, prevista para las 10.30 horas.
El motivo de la dimisión: la puesta en marcha de 'Avanza en libertad'
Estos tres diputados, que tuvieron un papel destacado en la crisis interna en el partido hace unos meses con el intento de apartar al presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, anunciaron el viernes pasado la puesta en marcha de una asociación llamada 'Avanza en libertad', dirigida por ellos mismos como presidenta, vicepresidente y secretario, respectivamente. Se trata, según explicaron, de una iniciativa particular, totalmente desvinculada del partido o el grupo parlamentario, y que persigue una movilización de la sociedad civil que, aseguran, echan de menos en defensa de la libertad, la democracia, la unidad y la identidad cultural española.
Los de Vox aseguraron que a veces necesitan sentirse "abrazados" por la sociedad en el momento de presentar y defender sus iniciativas y han puesto como ejemplo la derogación de la ley de memoria democrática, que llevará al Parlament a entidades y asociaciones que critican la eliminación, pero no a partidarios de la derogación, que hay, a su juicio, pero que no están articulados en ningún tipo de movimiento. Pasa lo mismo, añadieron, con la cuestión de la libre elección de lengua. Aunque se mostraban muy satisfechos con los últimos resultados electorales que los situaron como tercera fuerza, reconocieron que el número de votos no se está traduciendo en una base social sólida. Ribas, Rodríguez y Buades descartaban que la puesta en marcha de la asociación surja de un desacuerdo con la dirección nacional del partido, con quien, insistieron, la sintonía ahora es total después de haber superado la crisis vivida hace meses.
Dan por "cerrada" la crisis interna
Vox dio por cerrada la crisis abierta en el grupo al principio de enero, después de conseguir un acuerdo con los cinco diputados díscolos. En virtud de este, Le Senne continúa como presidente del Parlament balear y el grupo parlamentario volvió a incluirle a él y a De las Heras. La crisis en las Baleares se abrió con la expulsión de Le Senne y De las Heras, pero ya hubo una disputa anterior a raíz del desacuerdo entre el PP y Vox por el techo de gasto de los presupuestos de las Islas y una iniciativa para la elección de lenguas en las escuelas. Los de Santiago Abascal insistían en supeditar su apoyo a los presupuestos a la aprobación de su iniciativa, hecho que dividió en el grupo parlamentario. El desacuerdo se llevó a Xisco Cardona, que dejó sus cargos orgánicos en Vox y pasó al grupo de no adscritos en el Parlament.