La sesión de investidura de Pere Aragonès no podía empezar con peor pie con respecto a las relaciones entre Esquerra Republicana y Junts per Catalunya. Si ya venían molestos de casa, después del veto anunciado por el partido de Puigdemont a la primera votación, el malestar de los republicanos se ha multiplicado a primera hora de la mañana durante la reunión de la Mesa para decidir si aceptaba o no el voto delegado del diputado Lluís Puig.
Los tres partidos contrarios a la independencia, PSC, Vox, Cs y el PP, han pedido a la Mesa que reconsiderara su posición de aceptar que el exconseller, exiliado en Bèlgica, pueda participar en las votaciones en el Parlament delegando su voto en el presidente del grupo parlamentario de Junts. Las cuatro peticiones han sido rechazadas gracias a la mayoría independentista de la Mesa. ERC, Junts y la CUP aglutinan a cinco de los siete miembros que la componen. Los otros dos son del PSC.
La sorpresa ha llegado cuando Jaume Alonso-Cuevillas, secretario segundo de la Mesa, se ha puesto de perfil en la votación. El abogado se ha abstenido con el argumento de que es el representante legal de Puig en su causa judicial abierta en Bélgica. Desmarcándose de la votación, según ha explicado él mismo, evitaba una posible impugnación.
La decisión de Cuevillas ha dejado perplejos a los republicanos, que afirman que no tenían conocimiento de su intención y que se han enterado de ello en directo. Así lo ha denunciado su compañero en la Mesa, Ruben Wagensberg, de ERC, que ha advertido que "para volver a tejer confianzas y acuerdos también sería bueno compartir con el resto de los miembros independentistas de la mesa el sentido de un voto tan importante como este". En un tuit a través de su cuenta de Twitter, el secretario cuarto de la Mesa ha recordado a Cuevillas que "se trataba de proteger en bloque el derecho político de un diputado y, en consecuencia, los de toda la ciudadanía".
La sombra del TC
Desde el partido de Junqueras y Aragonès han hecho ostensible en los pasillos del Parlament su incomodidad con el gesto de Cuevillas. Recuerdan que la votación de hoy puede comportar consecuencias penales para los que han defendido la delegación del voto —Laura Borràs, de Junts, Anna Caula y Ruben Wagensberg, de ERC y Pau Juvillà, de la CUP—. Los republicanos ponen el foco en que con su abstención, Cuevillas quedaría al margen de posibles querellas.
De hecho, Ciutadans ya ha anunciado que impugnará la decisión al Constitucional. Eso sí que no ha sorprendido a nadie.