El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) ha vuelto a utilizar la nueva legislación educativa para obligar a una escuela primaria de Girona a hacer en castellano una asignatura o más, que, "por su importancia en el conjunto del currículum y su carga lectiva, puedan ser consideradas como principales". Así lo ha publicado Vilaweb este mismo miércoles. Los porcentajes quedaban fuera de la nueva legislación, pero definían igualmente el castellano como lengua de uso curricular y educativa. Con esta premisa, el TSJC ha impuesto el castellano en una escuela y requiere a la dirección del centro que cumpla la orden judicial. Tal como destaca el mismo diario, la enseñanza en castellano de unas o más asignaturas afecta al hijo de la familia que lo ha pedido y a toda su clase.
La resolución llega, sin embargo, en un momento en que cualquier noticia de este tipo podría suponer un descalabro en las negociaciones después de las elecciones del 23-J. Donde tanto unos como otros, buscan tejer alianzas para comprobar si pueden optar o no en el gobierno. En este sentido, sobre la mesa está el papel decisivo de Junts y el apoyo que pueda dar a un gobierno de Pedro Sánchez. Noticias como estas, sin embargo, más bien disipan dudas y separan posiciones. El presidente Carles Puigdemont ya se ha pronunciado. En este sentido, critica la gestión que se ha hecho hasta ahora.
"Van deconstruyendo consensos sociales y políticos por mero supremacismo lingüístico, y todavía piden que se les sigan extendiendo cheques en blanco porque 'hay que detener a la derecha'", ha destacado a través de Twitter. "¿Nos pueden explicar qué han hecho todos estos años para detener a la derecha judicial? ¿Qué han hecho para respetar la política lingüística aprobada y consensuada con la mayoría de los catalanes? Tenían los votos, tenían la llave y tenían todo el poder... pero el catalán retrocede empujado por la ofensiva oficial del Estado. No se puede repetir este esquema si se quieren tener resultados diferentes", ha sentenciado.
Puigdemont rechaza chantajes
La tensión es más que evidente. El recuento del voto extranjero que ha hecho perder un escaño al PSOE (121) y ganar a uno al PP (137) y eso, de rebote, ha situado Junts per Catalunya todavía más en el centro de una posible investidura. En este nuevo contexto, ya no sirve una abstención para hacer presidente a Pedro Sánchez, los socialistas necesitan 2 votos a favor de Junts.
De esta manera, desde Junts están decididos a hacer valer este punto a favor que tienen. Y es por eso que, ante esta situación, Puigdemont ya ha soltado algunas reflexiones en esta línea. Hace un par de días, destacaba que "quien crea que ejerciendo presión o practicando directamente el chantaje político obtendrá algún beneficio táctico, se puede ahorrar el esfuerzo", también a través de la misma red social.
Así, el actual eurodiputado de Junts clarifica que no se verá afectado por posibles intentos de chantaje desde Madrid. Nada más por eso, ha afirmado que desde que está en el exilio ya ha sido objeto de "campañas de difamación vergonzosas, de artículos vomitivos sobre mí y sobre mi familia." Las palabras venían también acompañadas con una reflexión y también la posición de Junts ante una posible negociación con el PSOE, y clarifica que el foco se tiene que poner en el "conflicto político, muy serio y profundo. No en las personas, sino en el país".