Marruecos no para de marcar goles a la diplomacia española, como precio de España para restablecer las relaciones con el reino marroquí después de haber acogido al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para tratarse de la covid.
Después del cese de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ahora su sustituto, José Manuel Albares, ha retirado la petición de plácet para Camilo Villarino como embajador en Moscú, según informa El Confidencial. Y se da el caso de que Villarino es hoy por hoy el único imputado por la entrada a escondidas del líder del Frente Polisario en España el pasado mes de abril, y había sido propuesto para el cargo en Moscú por la misma González Laya.
Todo indica que si se confirma este veto será una nueva victoria de Marruecos, que está desmenuzando todo el organigrama español vinculado al trato con el polisario Ghali.
El portavoz del secretario general de la ONU, Stephane Dujarric, animó en el mes de junio "a un diálogo abierto" entre Marruecos y España ante la crisis diplomática entre los dos países y aclaró que su posición con respecto a la cuestión del Sáhara se mantiene. "Siempre que existan tensiones entre dos Estados miembros, sea España y Marruecos o cualquier otro, siempre animaremos a un diálogo abierto entre los dos para resolver estos o cualquier tema pendiente que pueda haber creado esta crisis", indicó el portavoz.
Asimismo, Dujarric aclaró que la posición de la ONU sobre el Sáhara se mantiene al ser preguntado sobre las pretensiones de Rabat que desde Europa se reconozca la soberanía marroquí en el Sáhara, al igual que hizo el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. "Nuestra posición sobre el Sáhara es la que se describe en las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad y sigue siendo nuestra guía", indicó.
Mientras tanto, Argelia, el país que da apoyo a la reivindicación sahariana, anunció el martes la ruptura de relaciones diplomáticas con Marruecos, una decisión esperada desde que hace meses Rabat intensificó las maniobras internacionales para eliminar de manera definitiva cualquier negociación sobre el Sáhara Occidental que no incluya el reconocimiento explícito de la soberanía marroquí. A estas razones, el ministro argelino de Asuntos exteriores, Ramtam Lamamra, ha sumado otros "agravios" pasados, como "la profanación de la bandera argelina en Casablanca en 2013", y otros más recientes, como la defensa por el embajador marroquí ante la ONU de la causa independentista en la Cabilia, región de mayoría bereber situada en las montañas argelinas.
En un comunicado, el canciller ha aludido igualmente a la histórica visita que el pasado 11 de agosto realizó a la capital marroquí el ministro israelí de Asuntos exteriores, Yair Lapid, que criticó con dureza el régimen de Argel, y la polémica por el "programa Pegasus", un virus creado con tecnología israelí que acabaron utilizando los servicios secretos para espiar a políticos, activistas y periodistas.
Lamamra ha resaltado que la decisión de romper relaciones ha sido adoptada por el presidente de la República, Abdelmedjid Tebboune, después de recibir un informe del Alto Consejo de Seguridad, que además de las razones citadas incluye informaciones sobre el apoyo marroquí a dos grupos opositores que Argelia considera entidades terroristas.