Guerra comercial, cambio climático, OTAN, Ucrania, Israel y Palestina. Estas son las palabras clave que este miércoles, en los palacios presidenciales de todo el mundo, aparecen en la carpeta de cuáles pueden ser las consecuencias de la vuelta al poder de Donald Trump. También en la Moncloa. ¿Qué nuevos frentes se le abren a Pedro Sánchez ahora que el líder extremista norteamericano volverá a ocupar la Casa Blanca? ¿Cómo impactará una nueva presidencia del magnate a la economía española? ¿Y a su seguridad, ahora que también tendrá control absoluto del Congreso y del Senado? Sin un escrutinio definitivo, pero ante una "victoria clara" del candidato republicano, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ya ha dado algunas pistas sobre los nuevos horizontes, recordando que los Estados Unidos "son la primera destinación de las inversiones españolas y el primer inversor en España fuera de la Unión Europea". "Cuando los americanos y los europeos trabajamos juntos, la prosperidad se mejora y se profundiza", ha añadido. La realidad, sin embargo, es que Pedro Sánchez se queda cada vez más solo en la escena internacional defendiendo la socialdemocracia en Occidente, la lucha contra el cambio climático y la inmigración como motor económico ante la caída de la natalidad.

Uno de los aspectos que genera más preocupación de la vuelta de Trump al poder es que ha amenazado con una guerra comercial a escala mundial, especialmente entre Washington y Pequín. El magnate quiere aumentar los aranceles hasta el 20% a todo lo que se importe a los Estados Unidos, y hasta un 60% si proviene de China. El nuevo presidente norteamericano, en todo caso, querrá ahora renegociar acuerdos comerciales con otras potencias. En 2020, por ejemplo, su administración firmó con China un acuerdo en el que el gigante asiático se comprometía a aumentar sus compras de productos norteamericanos en 200.000 millones de dólares; un acuerdo que no ha cumplido durante el mandato de Joe Biden.

La guerra comercial, sin embargo, se produciría a tres bandas: Estados Unidos, China y la Unión Europea. Eso, para España, tendría consecuencias en su exportación de productos agrícolas y en su especialización en fabricación de componentes de vehículos. El sector automovilístico español, igual que el alemán, sería de los más perjudicados si Trump cumple sus agresivas amenazas de cara a las exportaciones europeas. El Gobierno no quiere ni escuchar hablar de todo eso. El mes de septiembre pasado, en un viaje oficial a China y después de reunirse con Xi Jinping, Pedro Sánchez aseguró que "una guerra comercial no beneficiaría a nadie". Ante la intención de la Unión Europea de gravar los coches chinos y la amenaza de la China sobre las importaciones de carne de cerdo (un negocio en que España es líder), el líder socialista admitió sentirse "preocupado".

 

No es la primera vez, sin embargo, que Trump amenaza con una política arancelaria más agresiva que la que acaba implementando. "Trump está muy obsesionado con la balanza comercial", declara a ElNacional.cat Carlos Sanz, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid y experto en Relaciones Internacionales. Pero, al mismo tiempo, destaca que actualmente "hay más de 25.000 empresas norteamericanas que exportan a España", de manera que los dos países "se resentirían" en esta posible guerra comercial.

Destaca, en todo caso, que España es "una potencia media" y eso implica que, a ojos de los Estados Unidos, es un mero miembro más de la Unión Europea. El club continental sí que es visto para un presidente norteamericano como un actor importante como lo es China, Rusia o también Japón. Albares ha querido ser cauto este miércoles. En una comparecencia, solo ha respondido a las preguntas de dos periodistas y ha rechazado "avanzar acontecimientos". Se ha limitado a insistir en que "la alianza y la asociación estratégica es positiva para todo el mundo" y ha rechazado también contestar si el Gobierno considera a Trump un líder ultraderechista.

La agresividad de Trump con la OTAN

Una de las decisiones de Donald Trump que puede afectar directamente a las políticas de Pedro Sánchez es la agresividad del magnate norteamericano con la OTAN. El nuevo inquilino de la Casa Blanca pide a todos los miembros de la alianza atlántica que aumenten su presupuesto en armamento y contribuyan con el 2% de su PIB a las arcas de la alianza atlántica. Su amenaza es que si eso no se cumple, o bien los Estados Unidos pueden abandonar la OTAN o bien directamente "animar" a Rusia a atacar aquellos países que "no hayan pagado su factura". "Eso beneficiaría las industrias del sector de la Defensa, pero el Gobierno lo pagaría con un importante gasto presupuestario", señala a este periódico el profesor Carlos Sanz.

Sánchez reconoce a Palestina mientras Trump apuesta por dar barra libre a Netanyahu

Aunque Donald Trump no ha centrado su campaña electoral en la agenda internacional, sí que ha dejado bien clara su posición con respecto a Ucrania y Gaza. El magnate norteamericano se ha quejado de la cantidad de dinero que Joe Biden ha destinado al país de Volodímir Zelenski para hacer frente a la invasión rusa y también ha apostado abiertamente para que Benjamin etanyahu tenga barra libre para acabar la guerra en Gaza, aunque eso comporte masacrar a los palestinos. Pedro Sánchez, mientras tanto, ha decidido en los últimos meses reconocer al estado palestino.

La relación Sánchez-Trump

La última vez que Pedro Sánchez y Donald Trump coincidieron fue en la cumbre del G-20 en Osaka. Entre los presidentes español y norteamericano solo se produjo un tímido saludo, y más tarde Trump indicó a Sánchez donde se tenía que sentar, un gesto que simbolizaba poco control de la situación por parte del líder socialista. La antítesis, al fin y al cabo, de una imagen como la de José María Aznar sentado al lado de George Bush con los pies sobre la mesa.

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Momento en que Trump le indicó a Sánchez dónde se tenía que sentar / Foto: TVE

Aunque Pedro Sánchez ha dado más importancia a su proyección internacional que Mariano Rajoy, tampoco ha disfrutado con Joe Biden de la buena relación que tenía José Luis Rodríguez Zapatero con Barack Obama. En opinión de Carlos Sanz, todo se reduce a "una explicación más global". "Estados Unidos mira cada vez menos a Europa y mira más hacia el Pacífico", apunta este profesor de la Complutense.

Rajoy y Sánchez han coincidido cada uno de ellos durante dos años de mandato de Donald Trump. El experto en Relaciones Internacionales, preguntado por las diferencias entre los dos presidentes del PP y PSOE en su manera de relacionarse con los Estados Unidos, apunta que "siempre hay más continuidad de lo que parece en este tipo de relaciones". A pesar de todo, el Real Instituto Elcano destacaba en un análisis de Carlota García Encina que las relaciones bilaterales entre España y Estados Unidos habían empeorado con la llegada de PSOE y Podemos a la Moncloa, y destacaba diferencias en materia arancelaria y el posicionamiento ante los gobiernos venezolano y boliviano.

Sea como sea, Carlos Sanz apunta este periódico que la relación entre los dos países podrá depender del embajador que España coloque en Washington "teniendo siempre en cuenta la incertidumbre y la volatilidad que comporta tener a Trump en la Casa Blanca".