El arzobispo de Barcelona, cardenal Joan Josep Omella, y el obispo de Girona, Francesc Pardo, encaran la Festividad de este año con tonos diferentes en sus cartas de este domingo. ambos recuerdan el mensaje de "cohesión social" y "convivencia" emitido por los obispos catalanes en anteriores notas conjuntas, como adelanta Catalunya Religió. Así, mientras Omella se centra en "un llamamiento a la concordia" y "construir puentes", Pardo menciona expresamente presos y exiliados para recordar que "no podemos olvidar el sufrimiento y la angustia de ellos mismos y de sus familias".
Omella escribe que "sólo en un clima de concordia es posible avanzar hacia una solución justa a la situación creada que sea mínimamente aceptable para todos". El cardenal se muestra esperanzado porque "últimamente hemos vivido hechos y signos positivos en esta línea [de concordia]" y espera que "lleguen otros y podamos crear un clima nuevo".
Este 11 de Septiembre puede ser "un buen día para hacer presente el espíritu franciscano, tan arraigado en la cultura catalana", dice recordando la oración de San Francisco: "Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Que donde haya odio, ponga amor. Donde haya ofensa, perdón. Donde haya discordia, unión. Donde haya error, la verdad".
"Hay que tender puentes", añade, "y fomentar una convivencia vital y confiada. Es necesario que la Iglesia católica sea un factor de cohesión social, una instancia que busque y promueva caminos de buena voluntad, caminos de esperanza y paz, caminos de comunión y no de confrontación".
Nadie es propietario del país
Pardo explica (pdf) que "el mandamiento del amor a los otros como exigencia evangélica también incluye el amor al propio país y a su gente, y compartir sus gozos, sufrimientos y esperanzas", en alusión a los presos y exiliados, por los que "vivimos sentimientos de dolor y preocupación". El obispo de Girona no se priva de decir que están sometidos a "acusaciones que gran parte de la ciudadanía rechaza".
"Como cristianos, siempre tenemos que estar muy cerca de las personas que sufren, y por eso en esta festividad tenemos que sentirnos próximos a todas ellas, no por su opción política, sino por exigencia de nuestra fe y de las obras de misericordia", añade.
Mientras Omella da por sobrentendido de qué habla, Pardo lo explicita: "tiene que preocuparnos la tensión que se vive, en algunas situaciones, entre varias opciones políticas con relación a España. Esta tensión provoca enfrentamientos que dificultan la convivencia". Avisa también de que "nadie es propietario del país, y que el país no acoge una sola cultura ni admite una sola manera de amarlo", para concluir que "tenemos que ser respetuosos, justos, amables hacia las personas y grupos que tienen diferentes opciones en relación con el presente y el futuro de Catalunya".