Los obispos de las diócesis catalanas han pedido, a través de una carta difundida este viernes por la mañana, "una reflexión serena sobre la prisión preventiva" en la que se encuentran Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez.
Los prelados consideran que este paso es necesario para "propiciar el clima de diálogo" que, según su opinión, "tanto necesitamos", y han subrayado que hace falta que se tengan en cuenta "las circunstancias personales de los afectados". Además, han defendido la "legitimidad moral" de los partidos catalanes que "se basen en el respeto de la dignidad inalienable de las personas y de los pueblos y sean defendidas de forma pacífica y democrática".
En este sentido, han asegurado que es necesario que "los parlamentarios escogidos impulsen los mecanismos democráticos para la formación de un nuevo Govern" que actúe con "sentido de responsabilidad hacia todos los colectivos del país, especialmente los más necesitados de superar las consecuencias de la crisis institucional, económica y social que vivimos".
Los obispos dicen que no pueden ignorar ni despreciar" que en Catalunya hay "un problema político de primer orden que obliga a buscar una solución justa mínimamente aceptable para todos". Y hacen un "llamamiento a todo el mundo a hacer un esfuerzo por rehacer la confianza mutua dentro de una sociedad como la nuestra, en la que hay una gran pluralidad cultural, política y también religiosa". "La cohesión social, la concordia, el sentirnos próximos los unos a los otros y el respeto a los derechos de todas las personas que viven en Catalunya tienen que ser uno de nuestros objetivos prioritarios en este momento", han subrayado.
Finalmente, piden a los católicos que "sean instrumentos de paz y reconciliación en medio de la sociedad catalana" y que no dejen de rogar "por la paz y la justicia en Catalunya".
El texto íntegro, difundido por la Conferència Episcopal Tarraconense es el siguiente:
Nota de los obispos de Catalunya
En este tiempo de Cuaresma, cuando se nos invita a la conversión personal y comunitaria, no podemos obviar los acontecimientos políticos y sociales que se han producido en los últimos meses en Catalunya.
Desde esta perspectiva los obispos de las diócesis catalanas dirigimos un llamamiento a todos a hacer un esfuerzo para rehacer la confianza mutua dentro de una sociedad como la nuestra en la que se da una gran pluralidad cultural, política y también religiosa. La cohesión social, la concordia, el sentirnos cercanos unos a otros y el respeto a los derechos de todas las personas que viven en Catalunya deben ser uno de nuestros objetivos prioritarios en este momento.
No podemos ignorar ni menospreciar que en relación a Catalunya existe un problema político de primer orden que obliga a buscar una solución justa a la situación creada que sea mínimamente aceptable para todos, con un gran esfuerzo de diálogo desde la verdad, con generosidad y búsqueda del bien común de todos. Por ello, tal como hemos pedido repetidamente, con palabras del papa Francisco con las que nos sentimos comprometidos, decimos a los católicos ya todos los que nos quieran escuchar que «es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones ». (Evangelii Gaudium 239).
El pasado 21 de diciembre se realizaron elecciones al Parlament con una gran participación de los electores. Es necesario que, con voluntad de servicio, los parlamentarios elegidos impulsen los mecanismos democráticos para la formación de un nuevo gobierno de la Generalitat que actúe con sentido de responsabilidad para con todos los colectivos del país, y especialmente los más necesitados de superar las consecuencias de la crisis institucional, económica y social que vivimos.
Queremos mencionar una cuestión que nos preocupa. En cuanto a la prisión preventiva de algunos antiguos miembros del gobierno y de algunos dirigentes de organizaciones sociales, sin entrar en debates jurídicos, pedimos una reflexión serena sobre este hecho, en vistas a propiciar el clima de diálogo que tanto necesitamos y en la que no se dejen de considerar las circunstancias personales de los afectados.
Como ciudadanos de este país y pastores de la Iglesia que hace camino en Catalunya, nuevamente reafirmamos que, aunque no nos corresponde a nosotros optar por una determinada propuesta a los nuevos escenarios que en los últimos tiempos se han planteado, defendemos la legitimidad moral de las diversas opciones sobre la estructura política de Cataluña que se basen en el respeto de la dignidad inalienable de las personas y de los pueblos y sean defendidas de forma pacífica y democrática.
Finalmente, pedimos a los católicos que, descubriendo el paso de Dios por la vida en estos momentos de complejidad, seamos instrumentos de paz y reconciliación en medio de la sociedad catalana, y no dejamos de orar el buen Dios por la paz y la justicia en Catalunya.