Mas firma el decreto de constitución del nuevo Parlamento / EFE

“Alta complejidad”. Con estos calificativos ha definido el presidente Artur Mas las conversaciones entre Junts pel Sí y la CUP para pactar la investidura. Pero los hechos han desbordado las palabras incluso antes de pronunciarlas. Cuatro horas antes de que compareciera en el Palau de la Generalitat, la irrupción de la Guardia Civil en la sede de CDC han tensado todavía un poco más las resistencias al acuerdo.

En una comparecencia en el Parlamento, el diputado de la CUP Albert Botran ha explicado que precisamente no aceptan hacer a Mas presidente por el “bagaje histórico” que arrastra el partido. A pesar de admitir que el líder de CDC personalmente “no tiene ninguna implicación”, consideran que “un partido que lleva esta mochila puede perjudicar el proceso independentista”.

En declaraciones en El Nacional, el diputado de la CUP Josep Manuel Busqueta ha sido todavía más directo y ha asegurado que “el hecho de que exista no una sombra sino una constatación de personas relevantes de CDC vinculadas a casos de corrupción es para nosotros un tope inadmisible”.

De repente los llamamientos del president de la Generalitat alertando que hacen falta “tiempo y paciencia” para que la negociación dé un resultado positivo han parecido incluso demasiado optimistas. El tiempo lo administra el Govern agotando los plazos legales para ganar margen para negociar. Mas ha puesto como ejemplo que la convocatoria del pleno de constitución del Parlament se ha hecho el último día que marca la ley. La paciencia, sin embargo, tiene márgenes mucho más etéreos y de reacción nerviosa. Y si hay una cosa que provoca la reacción inmediata es la denuncia de corrupción.

Caza mayor

Al ser preguntado sobre el efecto que este caso puede tener en las negociaciones, Mas ha advertido que a lo largo del proceso soberanista el Estado ha actuado y lo seguirá haciendo “en este frente y en otros” y ha recordado que la Guardia Civil ya registró la sede de Catdem coincidiendo con la presentación de las candidaturas de Junts pel Sí. “No es ajeno al momento político que estamos viviendo. CDC y yo mismo somos objeto de caza mayor”, ha afirmado.

Mientras el president convocaba a los diputados de la undécima legislatura, todos los medios explicaban en directo el registro planta en planta de la sede de Convergència y la detención de su tesorero, del director general de Infraestructuras de la Generalitat y de diferentes empresarios en la llamada Operación Petrum, sobre la supuesta financiación ilegal de Convergència con comisiones del 3% en las adjudicaciones de obra pública.

El president de la Generalitat y de CDC había convocado una comparecencia en la galería gótica del Palau, que finalmente se ha trasladado a la sala de prensa del Gobierno. Tan pronto ha empezado la operación policial, las reacciones, todas, se han seguido con extrema atención. Los grupos de la oposición han ido desfilando por los pasillos del Parlament a lo largo de la mañana, pero los socios republicanos se han mantenido en silencio. Tampoco para ERC la situación es sencilla.

Reacción de ERC al registro

La reacción del partido de Oriol Junqueras se ha conocido a media tarde, con un comunicado del portavoz, Sergi Sabrià, en qué insiste en el “compromiso incuestionable” de ERC en la lucha contra la corrupción” y advierte que cualquier presunto caso tiene que ser investigado. En el texto, Sabrià celebra que Mas haya pedido comparecer ante la Diputació Permanent del Parlament para dar explicaciones sobre Infraestructuras de Cataluña.

La comparecencia del president se había planteado, originariamente, para dar repaso de la situación de las negociaciones y quitar hierro a la complejidad de las conversaciones. Mas ha insistido en que se agotará todos los plazos que marca la ley para conseguir un buen acuerdo con la CUP y ha recordado que queda margen hasta el 9 de enero; ha admitido que no se ha desbloqueado el veto cupero a su nombre; ha garantizado que la voluntad es evitar tener que convocar nuevas elecciones.

El acuerdo con la CUP es posible

“El acuerdo es posible y como tenemos tiempo, espero que se vaya viendo que no tendría ningún sentido que ahora los partidos no fueran capaces de traducir de manera positiva el mandato de las urnas. Un no acuerdo nos lleva a una situación de país muy complicada. Lo tenemos que intentar evitar y creo que todos lo estamos intentando”, ha asegurado.