El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha desvinculado su nombramiento como cardenal, anunciado ayer por sorpresa por el Papa, de la situación política catalana y ha vuelto a pedir "trabajar por el bien común, por el diálogo, que es absolutamente necesario, y por la no confrontación" en Catalunya.
Preguntado si su nombramiento como cardenal en estos momentos, cuando aún no lleva ni dos años como responsable de la archidiócesis de Barcelona, y con 71 años, lo que le hace que sea elector papal durante 9 años, ha tenido algo que ver con la situación política en Catalunya, Omella lo ha desvinculado y se ha remitido al comunicado conjunto que hace unos días emitieron todos los obispos de Catalunya.
"Queremos colaborar y trabajar con el pueblo de Catalunya, donde sabemos que hay muchas sensibilidades, por lo que pedimos que se haga desde la comunión y no desde la confrontación", ha dicho el arzobispo, que será nombrado cardenal el próximo 28 de junio. "Es absolutamente necesario el diálogo, escucharse los unos a los otros y trabajar todos por el bien común", ha insistido el prelado.
Por sorpresa
Sobre la posible asistencia de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y del president de la Generalitat, Carles Puigdemont, a su nombramiento como cardenal el 28 de junio en Roma, Omella ha dicho que aún es pronto para saberlo y que ni siquiera ha podido hablar con el Papa porque ayer el anuncio le cogió por sorpresa y no suspendió su agenda, que le llevó a visitar un local de Cáritas y la prisión de Can Brians por la tarde.
"Llegué a las 9 de la noche a casa. Y esta mañana estoy con ustedes", ha dicho el arzobispo, que ha confesado, eso sí, que desde que se anunció que sería cardenal, el quinto de España con derecho a elegir Papa, es decir, menor de 80 años, ha recibido un centenar de llamadas, aunque no ha desvelado de quién.