El caso Kitchen corresponde a la operación desarrollada en el 2013 por la que se habría pagado con fondos reservados al cual era chófer del extesorero del PP Luis Bárcenas, Sergio Ríos, para que le sustrajera documentación sensible del partido (PP) que obraba en su poder.
Ahora, El Independiente ha podido saber que, después de investigar gran parte del material confiscado al comisario José Manuel Villarejo, el objetivo real del caso Kitchen era conseguir grabaciones sensibles que Bárcenas hizo a Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal o Javier Arenas, exvicesecretario del PP.
El magistrado García Castellón, la Fiscalía Anticorrupción y la Unidad de Asuntos Internos de la Policía española creen que la misión principal de la operación Kitchen era robar a Bárcenas (en pleno escándalo por los sobresueldos del PP) audios que podían comprometer la cúpula del partido.
El pasado 16 de febrero, recuerda el diario, Bárcenas declaró que no grababa a sus interlocutores y también negó que le hubieran robado cintas de conversaciones personales con terceras personas. En esta declaración, Bárcenas explicó que él y su familia habían llegado a llevar inhibidores para evitar ser grabados por terceros.
Así pues, los investigadores de la operación Kitchen apuntan que el dispositivo fue un encargo político que beneficiaba a los dirigentes del PP. Los agentes se habrían apoderado del material con el que Bárcenas podía poner en un compromiso a Rajoy y otros cargos.