Pedro Sánchez se siente cómodo en la escena internacional. Más que Mariano Rajoy o José Luis Rodríguez Zapatero. Va más allá de su buen nivel de inglés. El presidente del Gobierno, de joven, ha ejercido de asesor en el Parlamento Europeo, ha vivido y trabajado en Nueva York y ha sido miembro del gabinete del Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia-Herzegovina. De aquí menos de medio año, al socialista le tocará ejercer un papel ideal para desarrollar todas sus habilidades en el campo de la política internacional: la presidencia del Consejo de la Unión Europea. Sánchez ya ha iniciado esta semana su gira para calentar los motores de la presidencia española en la UE. Hagamos un repaso a las oportunidades y amenazas que se encontrará España en los próximos meses. De Ucrania a Puigdemont.

Austria, Croacia y Eslovenia. Son los tres países que el presidente del Gobierno ha visitado esta semana. Fuentes de La Moncloa explican que la intención es que Sánchez visite una quincena de países de la Unión Europea antes del 1 de julio, fecha en que España ostentará—por designación rotatoria— la presidencia del Consejo. El objetivo no es llegar a acuerdos con los países que visite Sánchez, sino, sencillamente, conseguir un acercamiento y hacer un sondeo de las necesidades y preocupaciones de estos estados.

La presidencia por parte de España del Consejo de la Unión Europea no podía llegar en un mejor momento para Pedro Sánchez: podrá hacer campaña electoral desde una posición privilegiada y en un contexto de guerra en el continente en el que España ha salido relativamente beneficiada, a causa de la actual crisis energética. El 28 de mayo hay elecciones municipales y autonómicas en el estado español, el 1 de julio se inicia este mandato de turno de seis meses de duración, y el mes de diciembre habrá elecciones generales.

En La Moncloa son conscientes de que esta gira europea coincidirá con los comicios del 28-M, y, por lo tanto, Sánchez tendrá que viajar durante marzo y abril, detenerse en mayo para hacer campaña, y reanudar los viajes el mes de junio. El calendario español está bien apretado, este año. Quizás es por eso que, por ejemplo, todavía no hay fecha confirmada para los próximos viajes de Pedro Sánchez. Sí que ya se conocen, sin embargo, cuáles serán las destinaciones: Irlanda, Dinamarca y Finlandia.

Oportunidades

Fuentes del Gobierno apuntan que durante esta gira europea Pedro Sánchez intentará acercar posiciones en torno a la energía, el medio ambiente, la transición ecológica y el cambio climático. Hay que tener en cuenta que el ejecutivo de PSOE y Podemos ha insistido en los últimos meses en hacer una reforma del mercado eléctrico, después de haber conseguido, junto con Portugal, la llamada "excepción ibérica". Alemania, por otra parte, ya se ha aliado con España y Francia para impulsar el corredor de hidrógeno H2Med.

Precisamente con respecto a la energía, hay que recordar que la guerra de Ucrania ha situado España en una situación privilegiada. Ante la voluntad de Europa de prescindir del gas ruso, el estado español ha tomado un papel protagonista: se ha convertido en una importante puerta de entrada de gas en Europa, a través de sus conexiones con el norte de África. La presidencia rotatoria, pues, llega en un momento clave. Desde La Moncloa insisten en que Sánchez intentará acabar de solidificar la idea de que hay que ayudar a Ucrania.

La posición no es del todo hegemónica en el continente. Por ejemplo, Austria —el primer país que Sánchez ha visitado en esta gira— ha dado ayuda humanitaria al país de Volodímir Zelenski, pero no ha enviado armas. Hay más sintonía, por ejemplo, con países como Eslovenia o Croacia, los otros dos estados que Sánchez ha visitado estos últimos días.

De la misma manera, el presidente socialista confía en tener un papel protagonista en el futuro de las relaciones entre Europa y América del sur. Uno de los objetivos de su presidencia, y que se tendrá que empezar a poner manos a la obra en esta gira europea, es llegar a nuevos acuerdos comerciales entre la UE y los países que forman parte de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC). En la agenda europea de deberes pendientes está la firma de acuerdos entre la Unión Europea y Mercosur, y convenios con Chile y México.

Pedro Sánchez llegando a su reunión con el canciller austríaco / Foto: EFE

Amenazas

Así como en el Gobierno tienen esperanzas en todos estos asuntos mencionados anteriormente, no hay el mismo optimismo con una de las cuestiones en las que Sánchez también tendrá que afrontarse durante la gira europea: acercar posiciones para tener una política común sobre migración y asilo. Hace falta un gran pacto europeo sobre este punto. Pero los posicionamientos entre los distintos países son diferentes. Así lo debió comprobar Sánchez esta semana, precisamente, en su visita a Austria. El canciller Karl Nehammer es conservador, y sus postulados están alejados de los del líder socialista. De hecho, fuentes de La Moncloa ya advertían esta semana que también con Croacia y Eslovenia habría más sintonía con esta cuestión.

De hecho, Sánchez notará que los posicionamientos sobre este tema son bastante diferentes entre los estados del norte y los estados del sur. En La Moncloa explican que la voluntad del presidente socialista es dejar de lado los posicionamientos de bloques, y apostar por un consenso amplio desde posturas diferentes. Dicho esto, desde el Gobierno admiten que será complicado cerrar con éxito esta carpeta.

Y la situación de Carles Puigdemont en el exilio puede volver a ser la piedra en el zapato en la imagen de España en Europa. Todo apunta que llegarán novedades sobre la situación del presidente mientras Sánchez esté haciendo su gira europea. Está previsto que el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) dicte sentencia antes de que empiece el verano sobre la inmunidad de Puigdemont.

Cualquier pronunciamiento del TGUE sacudirá la imagen de España en Europa. Si el tribunal mantiene la inmunidad de Puigdemont, el presidente podrá pasearse por Europa sin tener que sufrir por ninguna euroorden y, según cómo, habría que ver si podría incluso pisar el estado español. Ahora bien, si Puigdemont perdiera la inmunidad, empezaría un nuevo proceso judicial en Bélgica que tendría que analizar si hay que extraditarlo o no, teniendo como base el pronunciamiento que hizo el TJUE el pasado mes de enero; y España, en medio de una gira europea de Pedro Sánchez, volvería a centrar todas las miradas por perseguir a un presidente por el hecho de haber puesto las urnas.

Carles Puigdemont con su abogado Gonzalo Boye / Foto: ACN