Una vez conocida la decisión de ERC de apostar por un gobierno en solitario y dar por acabadas las negociaciones con Junts, el partido de Carles Puigdemont ha empezado a redibujar el nuevo escenario y la respuesta de la formación. La ejecutiva del partido se reunió el mismo sábado y ha decidido dejar en manos del secretario general, Jordi Sànchez, las conversaciones con Esquerra en contacto directo con el candidato, Pere Aragonès.
Este domingo la cúpula de la formación se ha reunido con el grupo parlamentario. Puigdemont, que ayer mostró públicamente el malestar después de saberse la decisión de ERC, no ha participado en ninguna de las dos reuniones.
Recuperar la negociación
La opinión mayoritaria de la ejecutiva sitúa el acuerdo para un gobierno de coalición ERC-Junts como la mejor opción y apuesta por seguir negociando con los republicanos esta posibilidad para evitar unas elecciones anticipadas. La reunión de la ejecutiva sirvió también para constatar la dificultad con que choca la opción para ceder 4 votos para la investidura, después del portazo de Esquerra.
Las voces en contra de la cesión de los cuatro diputados han sido aún más contundentes en la reunión del grupo parlamentario, claramente mayoritarias, según fuentes de los asistentes, que señalan que ninguna de las intervenciones ha avalado abiertamente la posibilidad de ceder cuatro votos. De hecho, esta posibilidad no ha sido ni siquiera la opción central que se ha contemplado en la reunión.
Propuesta de Sànchez
Los diputados advierten que la propuesta que planteó Jordi Sànchez para apoyar la investidura partía de un escenario en que las conversaciones entre los dos partidos llegaran a la conclusión que el acuerdo de coalición era imposible. Por el contrario, reprochan que el acuerdo con los republicanos estaba a punto de cerrarse, tal y como el viernes aseguró el secretario general en rueda de prensa, y que ha sido ERC quien ha decidido rechazar el acuerdo para el gobierno de coalición.
También la conclusión de la reunión de este domingo del grupo parlamentario con la ejecutiva es que la apuesta de Junts es intentar recuperar el acuerdo para el gobierno de coalición. E insisten en que no se cederán cuatro votos gratis y que, además, tendrán que ser aprobados por las bases, donde las reticencias son todavía más acentuadas.
Aragonès-Sànchez
Sànchez ya advirtió el mismo sábado que el apoyo de cuatro diputados de Junts estaría condicionado al acuerdo que se cerrara con ERC. De momento, Junts espera recibir una propuesta de los republicanos, de la misma manera que ERC ha negociado un documento de investidura con la CUP. Y reclaman que esta vez las conversaciones queden directamente en manos de Sànchez i Aragonès.
El secretario general ha informado a la cúpula que la evolución de los movimientos que se han registrado los últimos días, desde el ultimátum de 24 horas que se le comunicó la pasada semana en la primera reunión de Lledoners, pasando por el punto de inflexión que los republicanos aseguraban haber detectado el lunes y que facilitaba el acuerdo, hasta la llamada de Aragonès el viernes para celebrar una reunión urgente.
4-M
El secretario general ha insistido que el viernes la ocho horas de permiso que tenía fuera de la prisión estaban ocupada por la rueda de prensa que ofreció por la mañana y la entrevista que grababa para TV3 por la tarde. Desde Junts se insiste que si Aragonès quería hablar con Sànchez podría haberlo visitado en Lledoners.
En medio de estos episodios, fuentes del partido sitúan las elecciones del 4-M en Madrid, el fracaso del PSOE, que ERC ha interpretado como un debilitamiento que podría favorecer su estrategia y la posibilidad que se haya producido ya alguna incursión en este escenario.