El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, ajusta cuentas con varias personalidades de la política española en su nuevo libro Enemigos íntimos. Cómo entender la derechización de España. Ahora, cuatro años después de dejar la política activa dedica la mayoría de las páginas de su libro a figuras políticas, entre ellas la exalcaldesa de Madrid y fundadora de Más Madrid, Manuela Carmena, el exportavoz de Sumar en el Congreso y fundador de Podemos, Íñigo Errejón, y en especial, a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a quien dedica un capítulo entero. Quien fue fundador de Podemos ha cargado duramente contra quien fue su sucesora en el cargo de vicepresidente del Gobierno, que él mismo designó. Iglesias ha dedicado todo un capítulo a la dirigente gallega, titulado Yolanda en la corte del rey Felipe, donde la acusa de “normalizar mentir como estrategia” o de “haberse subido a una nube de narcisismo de la cual no ha conseguido bajar”.
“Yo a Yolanda la quería mucho. Era una amiga personal”, empieza Iglesias en una de las pocas palabras de estima que le dedica en su libro, donde también recuerda que estaba una persona de su plena confianza. “Siempre los consideré a ella y a su familia amigos personales. Políticamente, también confiaba mucho en ella”, afirma. En este capítulo, relata la caída en desgracia de una relación que venía de años atrás cuando se conocieron a las juventudes comunistas en los años 90. Según Pablo Iglesias, cuando decidieron que Yolanda Díaz sería su sucesora, la personalidad de la gallega cambió completamente, seguramente porque nunca imaginó tener un papel “tan relevante” y con tanto poder. Incluso llega a decir que “Yolanda se enamoró de la fama”, cambió su manera de actuar, su imagen y su tono por una “personalidad forzada” que, durante un tiempo, “parecía que iba a ser irresistible” y podía llevar “muy lejos” a la izquierda, “en contraste con el Iglesias enfadado y gruñón”.
Yolanda Díaz, el relevo perfecto de Iglesias
El exlíder de Podemos también explica que Díaz era la “figura ideal” para relevarlo como nuevo referente en plena “persecución y desgaste de Podemos” en 2021, y que sería una persona “leal” con el partido a pesar de tener el suyo propio estoy. Iglesias reconoce que el “la opción natural y con más apoyos” para relevarlo era Irene Montero, pero que no era una opción realista, ya que la reacción contra ella para ser pareja habría estado “machista y feroz”. “Así que nos pareció buena idea que Yolanda asumiera este liderazgo”, reflexiona. Según explica, este momento marcó un punto de inflexión en su relación. “Era consciente de que no iba a ser lo mismo, que Yolanda tendría su propio estilo, pero que sería leal. Ella optó por tomar otro camino”.
Iglesias señala que “todo empezó en València en 2021, en aquel acto llamado nuevas políticas, donde reunió a Ada Colau, Mónica García o Mónica Oltra, pero excluyó a las dos ministras de su propio espacio, Ione Belarra e Irene Montero”. Para Iglesias, sí, “no hubiera sido tan evidente su voluntad de destrucción en Podemos” o si “su inquina hacia Irene no fuera tan evidente”, Díaz podría haber contado con ella y Belarra para su núcleo duro y demostrar “capacidad integradora” para reconfigurar el espacio. En el libro, Iglesias establece un paralelismo con la evolución de Yolanda Díaz e Íñigo Errejón: “No es muy diferente de lo que le pasó a Errejón, solo que él lo explotó en una dirección terrible”. Según Iglesias, “creyeron eso de que ‘a mí España me ama’”. En este sentido, detalla que una de las últimas veces que se vio con Díaz le advirtió que ella y Errejón eran una “construcción mediática para destruir a Podemos”, aunque critica que “ya había subido en esta nube de narcisismo de la cual no ha sabido bajar. No quiso escucharme”. “Le escribí un mensaje después de aquel acto para pedirle una explicación y me contestó con mentiras: que ella no sabía nada, que eran otros los que lo habían organizado”. Según denuncia Iglesias, “a partir de aquí se empieza a normalizar mentir como estrategia y exhibir una hipocresía que llegaba a ser esperpéntica con toda aquella escenificación de abrazos y de amor con Íñigo Errejón o con Ada Colau”. Iglesias reprocha que “con ella se volvió todo exageradamente fingido” y recuerda la dimisión de Mónica Oltra: “Cuando tuvo que dimitir apretando los dientes, Yolanda no la secundó”.
Díaz, fuera de la política
Las críticas de Iglesias se van dirigiendo tanto en el ámbito personal como político y le reprocha que afirmara no le interesan los partidos cuando “ha encadenado cargos políticos años y años dentro de ellos”. También diagnostica que la estrategia de las “sonrisas” no sirve para traducir los postulados ideológicos en políticas públicas. Para eso, asevera, hay “que enemistar” pero Sumar se ha dado cuenta de eso “demasiado tarde” y ahora considera que es “ridículo” que quieran “endurecer el discurso”. El exvicepresidente del Gobierno considera que la deriva de la ministra ha acabado “por romperle los nexos con la realidad a medida que el contraste entre la imagen pretendidamente amable cabe en el exterior y la mezquindad proyectada hacia la interna se iba poniendo cada vez más de manifiesto”. Y sostiene que ofreció a Irene Montero la embajada en Chile como salida política y un “chantaje” a Podemos.
Aparte, asegura que el “fracaso político” de Díaz fue “la construcción del partido sin primarias, sin procesos, con formas autoritarias” para levantar una izquierda subalterna al PSOE, aunque ya es evidente que no funcionaba para que “gobierne con comodidad”. Por último, asegura que “no ve a Yolanda Díaz siguiendo en política” después de todo lo que ha pasado, “aunque quién sabe”, y que después de ser vicepresidenta ya “puede considerarse a un personaje histórico con cosas que explicarlos a sus nietos, aunque sea desde una posición tan desgastada”. “Supongo que cuando salga y no tenga que enemistar cargos de portavoz, cargos ni candidaturas, tendrá bastante inteligencia para que le hagan presidir una fundación de CCOO —y no un consejo de administración, ni una embajada, ni una consultora— y vivir muy tranquila (…) Sería una salida digna y decente. Aunque quizás el PSOE le busca una cosa más pomposa, un puesto en la Organización Internacional del Trabajo. No la imagino otra vez como diputada rasa, o intentando presentarse de nuevo en unas listas, pero qué sabe nadie”, afirma.
Críticas contra Carmena, Sánchez y Felipe VI
En el nuevo libro, Iglesias también le ha dedicado unas líneas a la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, a quien ha definido como una “persona conservadora” y que su manera de hacer política se “adelanta” al “yolandismo”, y que según su opinión desprende una “voluntad de idiotizar al electorado progresista”. “Como un cuñadismo progresista vacío y superficial”, lanza Iglesias. Con respecto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con quien trabajó conjuntamente, asegura que “nunca ha sido de izquierdas”, pero que las circunstancias lo llevaron a asumir una serie de marcos por la “podemización” de la izquierda. También dice que tuvieron un trato cordial dentro del Gobierno, pero nunca tuvieron “mucho feeling” y su impresión es que Sánchez es “impenetrable”. Por último, también habla del rey Felipe VI y defiende que tiene un “compromiso político firme” y consiste en la supervivencia de la monarquía “si manda la derecha”.