La nueva cita en el Tribunal Supremo donde hoy estaba citada como testigo la secretaria judicial del juzgado 13 que dirigió el registro de la sede de Economia ha derivado en un monólogo del magistrado Pablo Llarena sobre el acoso que sufre en Catalunya.
La vista ha sido del todo surrealista y ha tomado un giro inesperado cuando la fiscalía ha pedido que la secretaria judicial fuera un testigo protegido y declarara detrás de un biombo. La paradoja es que Montserrat del Toro es testimonio de la defensa de Oriol Junqueras y Raül Romeva. Ante el monólogo inesperado y la petición de la fiscalía, Andreu Van den Eynde, que había citado a la testigo, ha acabado renunciando después de reunirse con las otras defensas.
Y todo eso con un discurso sin precedentes de un magistrado que preside una sala y que se ha puesto en el foco del conflicto.
Llarena ha aceptado la petición del fiscal, que la secretaria judicial fuera considerada testigo protegida, asegurando que entiende sus motivos, ya que él "también" se ha visto afectado por acoso de independentistas en Catalunya.
"Yo también lo sufro. Tengo que ir con cuatro escoltas", ha dicho Llarena, que ha añadido que se siente observado por la calle. "Me miran siete veces en cada esquina", ha apuntado el juez.
No es la primera vez que el juez del Supremo denuncia acoso, ya que en el auto de procesamiento del 23 de marzo y en una resolución posterior, utilizó el término "sufrimos", la primera persona del plural, para hablar de las consecuencias del procés.
Después de aquel auto se publicó un tuit que decía que el juez y su pareja tenían que saber "que no podrán ir por la calle a partir de ahora" y se informaba de la localidad en la que vive ella. También se hicieron pintadas en la calle donde el juez tiene una vivienda en Girona señalándolo como fascista.