Una frase en primera persona dentro de un auto podría traer problemas al juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena. En su intento de justificar el riesgo de reiteración delictiva del número 2 de Junts per Catalunya, Jordi Sànchez, el magistrado escribió una frase en la que sostenía que lo recogido en el Llibre blanc de la transició nacional era parte de la "estrategia que sufrimos", lo que podría contradecir la ética judicial.
El juez del Tribunal Supremo emitió el pasado jueves un auto en el que impedía de nuevo que Sànchez pudiera salir de prisión para asistir al pleno de su investidura como president de la Generalitat. Llarena mantuvo la existencia de un supuesto riesgo de reiteración delictiva que invalidaba esta posibilidad.
Para justificar esta decisión, el relato de Llarena giró hacia un supuesto "ataque al orden constitucional en desarrollo", ahora "parado" a la espera que los "protagonistas" [del procés] fueran "relevados". Y para expresarse en estos términos, recuperó fragmentos del Llibre blanc de la transició nacional, elaborado por el Consell Assessor per la Transició Nacional, en los que se mencionaban las posibilidades del Govern ante una posible intervención de la autonomía. Esta estrategia es aquella que Llarena menciona como "la que sufrimos". Así, refiriéndose a sí mismo.
La defensa de Puigdemont ya ha denunciado que se podría tratar de un ejemplo de mala praxis judicial, en la que el juez se habría extralimitado al hablar desde la subjetividad. A esta misma crítica se ha sumado el número 2 de JxCat, Jordi Sànchez. Lo cierto es que la ética española e internacional censuran este tipo de expresiones.
¿Contra la ética?
La afirmación en primera persona del plural en referencia al movimiento independentista podría ser vista como una visión parcial de la realidad. Así lo exponen los Principios de Bangalore, texto global sobre la ética judicial, que fue elaborado por las Naciones Unidas en 2013. "Un juez deberá desempeñar sus tareas judiciales sin predisposición", expone este manifiesto que define una predisposición como "simpatía, inclinación, preferencia o favoritismo" expresada por el juez.
En este sentido, se señala que el juez no solo tiene que "hacer justicia", sino que tiene que "verse" que se hace justícia. De no haber esta imparcialidad, tanto en el fondo como en la forma, la ética internacional asegura que en este supuesto el juez queda "incapacitado".
Asimismo, el marco ético español se expresa en la misma línea. El Código ético para la carrera judicial, aprobado por el Consejo General del Poder Judicial, también menciona que los jueces "no pueden mostrar favoritismo o trato preferencial", así como tampoco "mantener ninguna vinculación con las partes". El juez debe ser y parecer "ajeno", "guardar igual distancia", en relación a las partes implicadas en el proceso judicial. De esta forma, Llarena no podría expresarse como alguien que "sufre" por lo planeado por los independentistas en la hoja de ruta del Consell Assessor per la Transició Nacional.