Emiliano García-Page lo ha vuelto a hacer. Tira la primera piedra, y detrás suyo una multitud de críticos del PSOE se alzan y se alborotan contra Pedro Sánchez. Este miércoles, el presidente de Castilla-La Mancha (el único barón crítico que quedó políticamente vivo después de la derrota socialista de las elecciones del 28-M) reivindicó que su partido no tiene que ser una camisa de fuerza, después de que el partido haya censurado una vez tras otra sus ataques a Ferraz. Más tarde se han sumado el expresidente de Aragón Javier Lambán, siempre fiel a las quejas de Page; y también Jordi Sevilla, exministro de Zapatero. El primero ha cargado contra las alianzas del PSOE con formaciones nacionalistas, y el segundo ha tachado "de estalinismo" el trato que hace la actual dirección del partido con Page.

Este miércoles, Lambán aprovechó una lectura de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós para conectarlo con el actual contexto político. Y afirmó que "los socialistas vinimos al mundo para combatir los nacionalismos de cualquier signo, no para aliarnos con ellos", publicó en su cuenta de Twitter (actualmente llamada 'X'). De hecho, señaló que los pactos con estas formaciones políticas "desnaturalizan" a los socialistas. "Nos inhabilita como promotores de la igualdad", señalaba en sus redes sociales.

Así se pronunciaba Lambán después de que los socialistas sufrieran un porrazo histórico en las elecciones gallegas. El PSdeG obtuvo sus peores resultados, con solo nueve diputados; muy por detrás de los 25 del BNG y los 40 (mayoría absoluta) del PP. Al fin y al cabo, los populares estaban obligados a obtener mayoría absoluta, porque se daba por hecha una alianza entre los nacionalistas gallegos y los socialistas; siendo el BNG la fuerza más votada y, por lo tanto, la que hubiera conseguido la presidencia de la Xunta. Incluso la dirección estatal del PSOE ha manifestado esta semana que la única manera de tumbar al PP en situaciones como esta es que el partido sea la fuerza mayoritaria, por delante de la del BNG.

 

También este miércoles, en una entrevista publicada por la noche en El Mundo, Jordi Sevilla fue preguntado sobre la relación del PSOE con Page. "Me recuerda al estalinismo", responde en una pregunta, y puntualiza que "es estalinismo aquello que dice que más vale equivocarse dentro del partido que tener la razón fuera de este; eso no es democracia". "Yo conozco al Pedro Sánchez que pactó con Ciudadanos en 2016 y estaba muy cómodo con aquel pacto; ahora prima un exceso de pragmatismo y ha desdibujado el proyecto político", apunta en esta conversación con el diario, en la que también acusa al presidente español de tener un proyecto demasiado "personal", y pide que el PSOE vuelva a ser una "jaula de grillos", más que la actual diligencia con Sánchez.

El caso es que la actual cúpula socialista dio un toque a Page por sus críticas al partido después de la derrota en las elecciones gallegas. El presidente castellanomanchego pidió una "reflexión" a la actual dirección del PSOE, y llegó a decir que "se alegraba" de que el ganador de aquellos comicios "no sea Puigdemont". María Jesús Montero contraatacó. "Me resulta incomprensible que Page diga eso, porque cuando se juega en un equipo se tiene que saber la camiseta que se lleva, y todos los socialistas nos alegramos cuando hay un presidente socialista, y no cuando perdemos", dijo la vicepresidenta primera del Gobierno y número dos del partido. Es por eso que Page hizo la comparación con la camisa 'de fuerza'.